El coronavirus amaga con dejar a 82 millones de latinoamericanos en la extrema pobreza
Nadie está a salvo del coronavirus. Ni los ricos ni los pobres, ni los países más avanzados ni aquellos en vías de desarrollo. La crisis económica y la recesión que viene serán globales y afectarán a todo el mundo. Lo que sí es diferente es la situación de partida. Aunque el horizonte es sombrío e incierto para todos, para América Latina la pandemia supone dar pasos atrás en la lucha contra la extrema pobreza y transitar del bajo crecimiento económico a la profunda recesión. Si se produjera una caída del 5% de los ingresos medios de la población activa, los latinoamericanos en carestía extrema pasarían de los 67,5 millones a 82, según datos de un informe publicado esta semana por la Cepal, el brazo económico de las Naciones Unidas para el desarrollo del subcontinente.
Cepal también apunta en su informe que el frenazo de la actividad a escala global supondrá un fuerte golpe para la economía de la región, sometida a los altibajos de los precios de las materias primas, las manufacturas, el turismo y las remesas. El coronavirus ha caído como una bomba en los planes a una década marcados por la ONU para acabar con la extrema pobreza en América Latina, la región más desigual del mundo. Alejandro Werner, el jefe del Fondo Monetario Internacional para la zona, aseguraba en una reciente entrevista con el diario EL PAÍS que la región se enfrenta este año a la peor recesión en medio siglo y podía producirse una nueva década perdida, incluso si la recuperación es rápida.
“El mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado importante para dejarla al mercado. Los Estados están asumiendo un papel central para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y a la cohesión social”, explicó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación virtual del informe en Santiago de Chile.
La cooperación internacional juega un rol fundamental en esta coyuntura, según declaró la propia secretaria ejecutiva del organismo. “La salida de la crisis dependerá de la fortaleza económica de cada país, por lo tanto, dadas las asimetrías entre los países desarrollados y en desarrollo, el papel de la ONU, el FMI y el Banco Mundial será esencial para garantizar el acceso a financiación y sostener el gasto social y la actividad económica con medidas innovadoras”, indicó Alicia Bárcena.
El documento presentado por la Cepal expresa la necesidad de implementar en la región acciones inmediatas que permitan abordar la emergencia sanitaria, social y económica con el objetivo de aplanar la curva de contagio por la enfermedad. Aunque el organismo recuerda que también hay que tener mucho cuidado para no aplanar la curva del crecimiento económico.
La organización también recomienda a los países repensar sus estrategias a largo plazo y fortalecer la coordinación e integración subregional para asegurar las cadenas de suministros de bienes básicos, promover una migración voluntaria, no forzada, aliviar la pobreza y fomentar la reducción de la desigualdad. Además, se les insta a fortalecer el comercio intrarregional y las cadenas de producción entre otras medidas.
El estudio indica que América Latina y el Caribe se enfrenta a la pandemia desde una posición más débil que otras regiones del mundo. Antes de la expansión del coronavirus, la Cepal preveía un crecimiento del 1,3% en 2020. Sin embargo, los efectos de esta crisis sanitaria ya le han llevado a cambiar esa previsión y vaticinar una contracción del PIB de, al menos, un -1,8%, aunque no se descarta una caída que alcance el -3% o el -4% del PIB o incluso más. La comisión advierte de que el impacto económico final dependerá en gran medida de las decisiones que se tomen a nivel nacional, regional y global.
Respecto al cuadro macroeconómico, la Cepal señala que el batacazo económico para América Latina se producirá por la disminución de la actividad económica de sus principales socios (Estados Unidos, Europa y China), el abaratamiento de las materias primas, la interrupción de las cadenas mundiales de valor, la caída de la actividad turística, la reducción de las remesas y el aumento de los riesgos en los mercados mundiales.
El estudio de la Cepal prevé que el valor de las exportaciones de la región caerá, por lo menos, en un 10,7% en 2020, debido a la caída de precios y a la contracción de la demanda agregada global. Además, dado que la propagación del virus ha acelerado el uso de internet y las tecnologías digitales, este aumento puede exacerbar las desigualdades derivadas del distinto acceso a las mismas entre países y grupos de ingreso.
A pesar de la catarata de catástrofes económicas que la Cepal advierte que se producirán como consecuencia de las cuarentenas masivas, la secretaria ejecutiva del organismo hizo un llamamiento durante su comparecencia a mantener y aumentar las medidas aplicadas hasta ahora. “Si no cumplimos las cuarentenas en América Latina y el Caribe el impacto económico será mucho mayor”, explicó de manera taxativa.
El organismo también se hace eco en su informe de los efectos que el coronavirus tendrá sobre los sistemas de salud de la región, cuya infraestructura es insuficiente para hacer frente a los problemas generados por la pandemia. La Cepal advierte de que la mayor parte de los países de la región se caracterizan por tener sistemas de salud débiles y fragmentados, que no garantizan el acceso universal para hacer frente a la crisis sanitaria. Por ello, las recomendaciones de la organización son el fortalecimiento de los sistemas de salud, lo cual requiere un mayor y mejor gasto público en caso de Latinoamérica. Los países de la región gastaron de media de apenas un 2,2% de su PIB en salud el año pasado, que representa la tercera parte de lo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Alicia Bárcena recordó durante la presentación virtual que el nivel de camas hospitalarias disponibles en la región está muy lejos de los que tiene Europa, donde el coronavirus ha provocado un colapso del sistema sanitario. Los únicos países con un nivel de camas similar al del Viejo Continente son Cuba, Barbados y San Cristóbal y Nieves, según los datos que maneja a Cepal.
El organismo también señala que las medidas de contención y prevención del virus profundizarán la crisis de los cuidados en la región. Antes de la propagación del coronavirus, las mujeres destinaban entre 22 y 42 horas semanales a actividades de trabajo doméstico y de cuidados. La presión sobre los sistemas de salud impactará especialmente en las mujeres, ya que representan el 72,8% del total de personas ocupadas en este sector.
“El mundo y la región enfrentan una recesión que va a tener efectos de corto y largo plazo. La pregunta es cómo minimizar sus costes y retomar el crecimiento. La magnitud dependerá, entre otros factores, de la contundencia de la respuesta económica, en la que la política fiscal tiene un papel fundamental”, ha aseverado Alicia Bárcena.