El Ibex afronta una semana decisiva pendiente de China y Grecia
Miguel Larrañaga/diarioabierto.es
Tras las pérdidas registradas la semana pasada, el Ibex afronta una semana decisiva pendiente de los datos económicos de China, de la inestabilidad política en Grecia, de lacaída del precio del petróleo y los materiales básicos y, sobre todo, con el reto de intentar dominar el pánico vendedor que comenzó a aparecer por momentos en las dos últimas sesiones de la semana pasada. El mercado necesita algún síntoma de recuperación si no quiere verse inmerso en una espiral mucho más negativa.
Lo primero que cabe decir de la situación del Ibex tras la caída de la semana pasada es que al selectivo español “le sobró” la última sesión de la semana, porque hasta el jueves resistió las caídas generalizadas de los mercados con mejor resultado incluso que el Dax alemán. Finalmente, el viernes se contagió de la dinámica de pánico y terminó por firmar su segunda peor semana del año, solo superada, curiosamente, por la que inauguró el presente ejercicio.
El Ibex pierde un 5,6% semanal y baja de los 10.300 enteros (10.271,7)
¿Qué está pasando en los mercados de valores para que de repente hayan entrado en situación de pánico?
Todos los dedos acusadores apuntan a China y la falta de potencia en su crecimiento económico. La economía china pasa por grandes dificultades desde hace tiempo, pero los parches que han puesto las autoridades y medidas de tipo técnico en sus Bolsas, como la “pasarela” entre el mercado de Shangai y el mercado de Hong Kong, ocultó durante algún tiempo a ojos de los inversores el alcance real del asunto.
Las devaluaciones del yuan de la semana pasada y el hundimiento previo de sus Bolsas fueron el aldabonazo que despertó a los inversores de su letargo respecto a China y que les llevó a una posición totalmente contraria. Ahora parece que por no fiarase, ya ni se fían de los datos estadísticos de las autoridades chinas y hay quien pone en duda todo lo que venga de allí, desde la declaración de reservas de oro a los números del crecimiento económico. Mala cosa, ya que se trata de la segunda potencia económica mundial.
El asunto es que las devaluaciones ponen de manifiesto que hay grandes dificultades pra crecer y el Gobierno recurre al siempre socorrido truco de una devaluación competitiva que abarate sus exportaciones y dificulte las importaciones, lo que pone en aprietos al euro como consecuencia de un razonamiento algo más complejo.ç
Resulta que la devaluación china podría retrasar la esperada subida de los tipos de interés en Estados Unidos, que era el factor que estaba manteniendo al dólar por debajo de las 1,10 unidades por euro. La Fed no desea meter más presión a las cuentas de resultados de las empresas americanas, que ya se han quejado amargamente por la fortaleza de su moneda en las últimas presentaciones de resultados y las dificultades en China ya son un elemento que pesa bastante en el análisis de la Fed.
Como consecuencia de que el mercado piensa que no habrá una subida de tipos de interés en septiembre en Estados Unidos, el dólar se debilita y el perjudicado es el euro a pesar de que la moneda europea teóricamente se encuentra “presionada a la baja” por la QE del BCE.
¿Cómo es posible que el euro se fortalezca a pesar de que el BCE pone una porrada de millones encima de la mesa? ¿Por qué funcionó este sistema con el dólar y no funciona con el euro? Sencillamente, porque los bancos europeos no están usando esa liquidez para poner crédito en circulación, sino que tienen gigantescas cantidades de dinero inmovilizadas y depositadas en el propio BCE, que les cobra por este depósito. Tal alergia tienen a dar crédito que prefieren pagar por el depósito.
Entre unas cosas y otras, la fortaleza del euro pasa factura de inmediato a las exportadoras alemanas y vemos como las cotizaciones del sector de automoción germano se han desplomado en los últimos días. China es uno de sus principales mercados de exportación y devalúa su moneda, pero para colmo, además de este factor negativo, el euro sigue al alza y añade más problemas para exportar, porque tendrán que vender más caro aún en yuanes.
Tras el sector de automoción, prácticamente todos los sectores industriales se contagiaron y han caído a plomo. El que más y el que menos tiene en China uno de sus puntos críticos.
Pero a todo esto hay que añadir que las previsiones de menor crecimiento en China hace que las previsiones de necesidad de petróleo en el inmedaito futuro se reduzcan y de inmediato esto provoca caídas en el precio del crudo, ya afectado por la guerra que hace meses desencadenó Arabia Saudí, bajando sus precios para ganar cuota y “expulsar” del mercado a las explotaciones de “fracking” estadounidenses que habían conseguido reducir muy significativamente las importaciones petroleras de ese país pero que precisan de un petróleo por encima de 80 dólares por barril para ser rentables.
Con el petróleo por debajo de los 40 dólares se abre un panorama para la cotización de las empresas petroleras realmente grave. Las grandes ven estrecharse los márgenes en el área de extracción y tratarán de compensar en los márgenes de refino, pero las pequeñas explotaciones, casi todas ellas cotizadas se han visto forzadas ya en muchos casos a echar el cierre y toda la industria auxiliar del petróleo, realmente potente en Estados Unidos, ve caer a prácticamente cero sus perspectivas de negocio en los próximos años.
Por este factor, cuanto más cae el precio del petróleo, más presión bajista se añade a los índices bursátiles americanos, en los que el peso de las petroleras y su sector auxiliar es notable, con lo que se añade presión a la caldera que ya presiona la situación en China.
Otro tanto puede aplicarse al sector de materiales básicos, en especial fabricantes de acero y todo tipo de elementos relacionados con las infraestructuras. El parón en China supone un jarro de agua fría en sus expectativas de evolución del negocio ya que el gigante asiático es el mayor mercado mundial para todos ellos. Lógicamente, los precios de las acciones caen a plomo.
Y como colofón, las cosas en Grecia han vuelto a revolverse. El partido en el poder, Syriza, ha saltado por los aires. La firma del rescate con la troika ha dinamitado al partido radical de izquierdas que ganó las últimas elecciones con la promesa de “no arrodillarse” ante los acreedores. Una buena parte del partido ha cuestionado la negociación llevada a cabo por Alexis Tsipras y el resultado de la misma. Tsipras ha dimitido, hay convocadas nuevas elecciones y el puzzle se ha complicado aún más con la aparición de nuevos partidos que amenazan con dejar al país al borde de la ingobernabilidad tras las elecciones.
Oficialmente no se ha conocido una mala palabra, un solo temor por parte de los socios europeos o de los acreedores a la que puede avecinarse en Grecia, pero en privado hay miedo a que salga de las elecciones una coalición aún más radical que se llame a andanas con el rescate firmado (y que ya se ha empezado a cobrar) y todo el programa de reformas.
Evidentemente, ninguno de los factores que ha provocado esta semana ciaga en las Bolsas va a resolverse de la noche a la mañana. El que mejor podría corregirse es el de la fortaleza del euro. Por lo general, unas declaraciones de Draghi suelen ser suficientes, pero en las instituciones europeas parece que las vacaciones hacen enmudecer hasta al habitualmente locuaz presidente del BCE.
Pero ni China va a salir del pozo en diez días, ni Grecia va a resolver sus invertidumbres antes del 20 de septiembre (y ya veremos si después lo hace), ni el petróleo va a dejar de caer. ¿Qué se puede esperar de la semana bursátil que debemos afrontar?
Veamos un gráfico del Ibex para tratar de determinar en qué situación técnica se encuentra y qué posibilidades existen de que se frenen las pérdidas:
ibexComo puede apreciarse, tenemos al precio justo en una de las zonas que deben ejercer la función de soporte en estas caídas, por lo que la primera sesión de la semana se antoja decisiva para el inmediato devenir de los precios de las acciones. Una pérdida de ese nivel nos llevaría casi de inmediato a tratar de luchar contra la siguiente zona sobreada en rojo.
Tanto el Estocástico indicador superior) como el RSI (indicador inferior) reflejan una situación de fuerte sobreventa que suele generar movimientos de rebote por la aparición de los “cazagangas” de corto plazo, que compran acciones que hayan caído mucho en las últimas sesiones en busca de una rápida reacción de los precios. El problema es que este tipo de operativa es de muy corto plazo y suele generar una vuelta de las andadas a los pocos días.
Pero el Ibex no está solo. Los mercados que marcan realmente la tendencia son el americano y el alemán, así que prácticamente todo lo que pase dependerá de ellos, especialmente del americano. Veamos el gráfico del S&P 500:
sp500
Como s puede apreciar, el índice cuyo futuro mueve el mundo bursátil también se encuentra en una zona de soporte, pero con la particularidad de que si lo pierde el siguiente que aparece de forma clara queda alejadísimo, el los mínimos del precio que pueden verse a la izquierda del gráfico.
Los dos indicadores están claramente en zona de sobreventa e incluso el estocástico viene respetando los niveles marcados con la línea azul, que nos estarían anunciando posibilidades de que el primer intento de rebote se produzca de inmediato.
En cuanto al Dax, que es el que marca la tendencia en Europa, veámos cómo se encuentra:
DaxEl precio se encuentra muy cercano a una zona de soporte realmente decisiva pero no tiene tan alejados como el S&P 500 los siguientes niveles en los que podría apoyarse de perder éste. Sus indicadores también nos hablan de sobreventa y de una posibilidad de reacción inmediata.
En resumen, los índices que suelen marcar la dinámica se encuentran en zonas en las que existen posibilidades reales de reacción. Si ésta se produjera, podría incluso tener buena fuerza, ya que la volatilidad que se ha instalado en el movimiento a la baja podría mantenerse en la reacción al alza. Pero que ocurra o no va a depender en buena medida de lo que ocurra en la primera sesión de la semana. El lunes debe marcar la pauta.