Pese a los repetidos ataques verbales a España del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y a pesar también de algunas decisiones en política económica, como la reforma eléctrica, que han creado incertidumbre y malestar en las firmas españolas, la relación económica e inversora entre ambos países parece ir mejor que nunca. De hecho, España se refuerza como segundo mayor inversor foráneo, al tiempo que crece cada año la llegada al país de capitales aztecas.
En el primer semestre de 2021, España se consolidó como segundo mayor inversor extranjero de México, con un 9,1% (1.680 millones de dólares) del total recibido, según la Cámara Española de Comercio (Camescom) en México, para la que “ante la coyuntura actual y a poco más de un año de la pandemia generada por la COVID, la inversión española retiene su posición en el país”.
El organismo destaca la vocación de permanencia y sentido de responsabilidad social de la inversión y la apuesta de las firmas españolas por una inversión sostenible en sectores clave como energía, construcción o infraestructura hidráulica y en proyectos como el Tren Maya o el Corredor Transístmico.
Según la Secretaría de Economía mexicana, el país recibió 18.433 millones de dólares de IED en los primeros seis meses de 2021, con un alza anual del 2,6%. Es el mayor nivel para un periodo similar en ocho años y superior al del primer semestre de 2019 (18.102 millones). La inversión nueva creció el 98,5% anual (32,7% del total, 6.280 millones); la reinversión bajó el 9,9%, al 47% (8.664 millones) y la de cuentas entre compañías cedió un 29,6% (20,3%).

Más de la mitad de la IED provino de EEUU (50,8%), con 9.364 millones (un 38,6% más que en 2020), seguido de España, Reino Unido y Alemania (5,9%) y Luxemburgo (5,3%). En 2019, España fue ya segundo inversor, con el 12,1% de la IED (4.000 millones de dólares), cifra que mermó el primer año de la pandemia. En 2020, México fue uno de los seis países de América Latina que evitó una caída de la IED: creció el 6,6%, gracias al nuevo TLC con EEUU y Canadá.
El sector con mayor incremento en el flujo de inversión española fue el de servicios financieros, donde se triplicó, con un avance anual del 320% en el segundo trimestre respecto a 2020. Junto a los servicios financieros, telecos, energía, construcción, manufactura y turismo son los sectores más relevantes en volumen de inversión en el país. Además, Camescom subraya que la recuperación del capítulo de nuevas inversiones en el segundo trimestre reafirma el interés de la inversión española por México y su visión a largo.
La evolución de la IED en México acumulada desde 1999 a hoy ratifica esa confianza del capital español. España ocupa el segundo lugar, con 70.898 millones de dólares (12,1%), por detrás de EEUU (277.485 millones, el 47,2%). Del stock, un 51,6% engloba nuevas inversiones, un 37,5% son reinversiones y un 10,9%, cuentas entre compañías. España es el primer país europeo, con el 38,4% de la IED de la UE. Los sectores con más aportación son el financiero (39,7%), telecos (21,2%), electricidad (12%) e infraestructuras (11,3%).

En México operan casi 7.000 firmas españolas en todos los rubros. Muy activas se muestran BBVA-Bancomer (la mayor institución financiera del país), Iberdrola, FCC, Acciona, Santander, Telefónica, Naturgy, ACS, Sacyr, OHLA, Meliá, NH, Inditex, Repsol, Iberia, Siemens-Gamesa, Agbar, Barceló, Indra, Ríu, Gestamp, Caixa-Inbursa, Mapfre o Grifols. Y un número cada vez mayor de pymes. La inversión española genera un millón de empleos en el país.
Y el interés inversor es recíproco. En la última década, México se ha erigido en el principal país inversor latinoamericano en España y en el segundo mayor inversor no europeo tras EEUU. La inversión mexicana en España rebasa los 30.500 millones de dólares y se concentra en los sectores alimentario, inmobiliario e ingeniería. España se ha convertido para México desde la firma del Tratado de Libre Comercio UE-México en la puerta de entrada a Europa.
No obstante, el atractivo del país para el sector energético español, notablemente el renovable, ha caído en los últimos meses, víctima de las medidas adoptadas por AMLO para centralizar el control de la energía en firmas estatales y limitar la participación privada. Iberdrola, principal generadora eléctrica privada del país y atacada por el presidente, anunció meses atrás que descartaba nuevas inversiones hasta que se aclare el marco regulatorio.
La contestada reforma eléctrica está atascada en la justicia. En marzo, un juez federal emitió una sentencia contra una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que favorece a la pública Comisión Federal de Electricidad (CFE) en detrimento de las energías limpias y el sector privado. Y en mayo otros dos jueces fallaron de igual modo al considerarla ‘expropiatoria’. Pero en julio, un tribunal ordenó revocar la suspensión definitiva.

En cualquier caso, la batalla judicial continúa y la reforma permanecerá en ‘stand-by’ hasta que los tribunales resuelvan todas las suspensiones otorgadas, entre ellas el recurso admitido a favor de Naturgy en base a presunta inconstitucionalidad. Mientras, AMLO impulsa un cambio constitucional para fijar que CFE controle el 54% del mercado eléctrico. Según GWEC, la reforma eléctrica, suspendida por el Poder Judicial, obstaculiza la actividad de las firmas de renovables y podría aplazar 4.000 millones anuales en inversiones.