Integrantes de la milicia chií reciben sanciones del Departamento del Tesoro de EEUU por su afiliación al aparato financiero de la organización

Estados Unidos persigue la infiltración de Hizbulá en el sistema bancario internacional

REUTERS/MOHAMED AZAKIR - Edificio del Banco Central del Líbano en Beirut

Estados Unidos impuso un paquete de sanciones a siete ciudadanos libaneses por sus vínculos con Hizbulá y con la compañía Al-Qard al-Hassan (AQAH). El secretario de Estado, Antony Blinken, solicitó a todos los Gobiernos que actuaran contra la organización: “La amenaza que Hizbulá representa para Estados Unidos, nuestros aliados y los intereses en Oriente Medio y a nivel mundial, exige que los países de todo el mundo tomen medidas para restringir sus actividades y desbaratar sus redes de facilitación”, declaró.

Entre los libaneses castigados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos se encuentran el jefe de la Unidad Central de Finanzas, Ibrahim Ali Daher, encargado de recaudar la financiación del grupo a nivel global, y el director financiero de la compañía, Ahmad Mohamad Yazbeck. Los cinco restantes son Abbas Hassan Gharib, Wahid Mahmud Subayti, Mostafa Habib Harb, Ezzat Youssef Akar y Hasan Chehadeh Othman, también acusados de actuar en nombre de Hizbulá. 

En la acusación, el Departamento del Tesoro agregó que los seis individuos utilizaban sus cuentas personales en bancos libaneses, denominadas “cuentas en la sombra”, para eludir las sanciones contra la entidad bancaria Al-Qard al-Hassan y, después, transferir a esta el montante total, que asciende hasta los 500 millones de dólares. La compañía, el brazo financiero de la milicia chií, vuelve a estar vigilada de cerca por las autoridades estadounidenses.

“Hizbulá abusa del sector financiero libanés y agota los recursos financieros del Líbano en un momento ya de por sí difícil”, declaró la directora de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, del Departamento del Tesoro, Andrea Gacki. “Estas acciones demuestran el desprecio de Hizbulá por la estabilidad financiera, la transparencia o la responsabilidad en el Líbano”, sentenció. La organización, además, mueve fondos mediante sociedades pantalla y expone al país a posibles sanciones.

Todas las transacciones procedentes de las cuentas personales de los implicados se realizaban a través de bancos libaneses e iban destinadas a la entidad bancaria AQAH. La compañía no está incluida en la lista de bancos autorizados por el Banco del Líbano, y tampoco está sujeto a la ley libanesa de “efectivo y crédito”, pese a registrar una actividad voluminosa a pequeña escala.

El sector bancario libanés, bajo la lupa

La entidad Al-Qard al-Hassan fue fundada en el Líbano a principios de 1980. Los préstamos de AQAH han aumentado exponencialmente a pesar del lastre de las sanciones. En el año 2007, la compañía facturaba unos 76,5 millones de dólares, mientras que en 2018 superó la cifra de 470 millones. Todo ello con el objetivo de fortalecer a la milicia chií en el plano económico. 

SpiderZ, un grupo anónimo de piratas informáticos, hackeó en 2020 a la entidad e hizo públicos los documentos que detallan cómo operaba AQAH. Estos archivos incluyen información sobre las cuentas de casi 400.000 personas y entidades, y ponen al descubierto a los “grandes depositantes” de la compañía, esto es, expatriados, cuadros e instituciones de Hizbulá, empresas iraníes y, sobre todo, otras entidades libanesas que prestaban servicios al banco.

AQAH mantuvo su relación con los bancos libaneses a pesar de su designación por Washington en 2007 como colaborador de una organización terrorista. Así lo muestran los documentos expuestos por SpiderZ. Entidades bancarias como Byblos Bank, Fenicia Bank, JTB, LCB, Lebanon and Gulf Bank, MEAB Bank y SGBL formaban parte de la trama. Estos actuaban como intermediarios, ya que permitían a los titulares de cuentas AQAH realizar actividades bancarias mientras ocultaban sus vínculos con los beneficiarios de la entidad. 

Algunas entidades involucradas comparecieron públicamente para rechazar su participación. En los comunicados, negaron haber tenido cuentas a nombre de la entidad AQAH, lo que es técnicamente cierto. No obstante, las entidades bancarias libanesas se han destapado como colaboradores necesarios de la organización terrorista para su financiación. Por lo tanto, Hizbulá ha tenido acceso al sistema bancario internacional.

Entre los documentos pirateados se encuentran las cuentas de la Fundación Mártires, una asociación establecida por Irán después de la revolución de 1979, que brinda apoyo financiero a las familias de los muertos o discapacitados durante la guerra Irán-Irak. La Fundación también canaliza fondos de Irán a grupos terroristas en toda la región, especialmente a través de su filial libanesa.

Sin embargo, el sector bancario libanés ha bloqueado numerosas cuentas ficticias y no ficticias pertenecientes a personas afiliadas a Hizbulá o vinculadas parcialmente con la organización para proteger al sector bancario de las acciones punitivas del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, ha afirmado el expresidente del comité de supervisión bancaria, Samir Hammoud, en declaraciones al diario Al-Arabiya.

“Toda persona cuyas transacciones bancarias excedan la naturaleza documentada de su trabajo y que, al mismo tiempo, está asociada emocional o ambientalmente con Hizbulá está expuesta a bloqueo”, declaró Hammoud. “Desde que el buen préstamo se incluyó en la lista de sanciones de Estados Unidos, hemos tomado medidas para cerrar la mayoría de las cuentas falsas que pueden estar vinculadas a ellos, y cuando Jamal Trust Bank se incluyó en la lista de sanciones en 2019, descubrimos que había cuentas falsas vinculadas al buen préstamo, por lo que las cerramos rápidamente”.