Las previsiones apuntan hacia un inminente colapso de la inmobiliaria china que dañaría de gravedad al sistema financiero del gigante asiático

Evergrande se asoma al abismo de la quiebra

AFP/NOEL CELIS - Sede de Evergrande se ve en Shenzhen, sureste de China

En septiembre de 2008, la entidad bancaria Lehman Brothers presentaba su declaración oficial de quiebra. Crisis. La implosión del cuarto mayor banco de Estados Unidos trajo consigo el estallido definitivo de la burbuja inmobiliaria y provocó un contagio global que desembocó en la Gran Recesión, cuyas consecuencias continúan presentes. Más de una década después, la compañía inmobiliaria más grande de China, Evergrande Group, se asoma al abismo y amenaza con causar un cataclismo de proporciones similares.

Los expertos rehúyen de tales comparaciones. En parte, porque la exposición financiera de la empresa se concentra en China y, en caso de caída, Pekín se reserva aún una limitada capacidad de maniobra que podría mitigar el impacto. De lo que nadie duda es de que, en palabras del economista jefe para Asia de la consultora independiente Capital Economics, Mark Williams, el colapso de Evergrande supondría “la prueba más grande a la que se ha enfrentado el sistema financiero chino en años”.

Evergrande Group es un pulpo con múltiples tentáculos sobre la economía china. La compañía, fundada por el empresario Hui Ka Yan en 1996 bajo el nombre de Hengda Group, opera a través de ocho matrices en los sectores turístico, audiovisual, automovilístico y sanitario, entre otros. Incluso tiene su propia marca de agua mineral. Sus activos totales se elevan hasta los 303.000 millones de euros y registra un volumen de ventas superior a los 92 millones. 

Evergrande emplea en total a más de 200.000 personas y su inversión en bienes raíces se propaga por más de 280 ciudades en 1.300 proyectos. Su peso en la economía china equivale a un 2% del PIB nacional y opera como el segundo promotor inmobiliario del país. Unos números que le han valido para ser premiada y tratada con preferencia por parte del Partido Comunista de China (PCCh).

El propio Hui, hijo de carpintero y uno de los primeros estudiantes universitarios del país después de la Revolución Cultural de Mao Zedong, milita en el partido desde hace 35 años y cuenta, al menos hasta la hasta la fecha, con el respaldo del politburó del presidente Xi Jinping. Al líder chino le une su pasión por el fútbol, un motivo que explica la compra en 2010 del equipo de Guangzhou, ciudad sureña donde floreció la empresa, y su inversión millonaria con los fichajes de Robinho o Cannavaro.

El magnate cuenta con un patrimonio neto próximo a los 22.300 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, y nunca ha rehuido de sus ambiciosos proyectos. La estrategia de Evergrande se ajustaba a las aspiraciones de Pekín, esto es, convertir a China en el líder mundial. De hecho, las estimaciones trazadas por la empresa para 2022 apuntaban hacia un crecimiento exponencial que situaban a Evergrande entre las 100 compañías más importantes del planeta. Hoy se encuentra entre las 500 sociedades más valiosas del globo.

Colapso inminente

El 31 de marzo, el presidente de Evergrande declaró que una gran parte de los préstamos en la sombra de la compañía eran en realidad la deuda de empresas más pequeñas cuyos proyectos inmobiliarios fueron absorbidos por la empresa, y aseguró que el nivel disminuiría cuando se vendieran dichos proyectos. También trasladó que la inmobiliaria no tenía presiones de reembolso de bonos en dólares para 2021 y que había podido refinanciar mucho más en el pasado que la cantidad que venció en 2020. Una versión alejada de la realidad.

En agosto de 2020, Evergrande había remitido un aviso a las autoridades revelando una potencial crisis de liquidez que podría acarrear incumplimientos cruzados. La carta se hizo pública y su veracidad fue confirmada por Bloomberg, sin embargo, la empresa puso en duda su origen. Ese mismo año, la gigante asiática sorteó la crisis después de que un grupo de inversores renunciase a su derecho de forzar un reembolso por valor de 13.000 millones de dólares

Pero la compañía tiene más deudas. Evergrande es, de hecho, la empresa desarrolladora más endeudada del mundo. Un motivo que, junto a las presiones del Gobierno de Xi Jinping en su cruzada contra la especulación inmobiliaria, obligaron a la compañía a poner en marcha un plan de reducción de deuda basado en la venta de activos y la oferta de acciones. La estrategia, sin embargo, no ha sido eficaz.

Las previsiones de las agencias de calificación crediticias Fitch Ratings y S&P Global Rating prevén un incumplimiento de deuda. El plazo vence el próximo jueves, fecha en que la compañía debe abonar 71,6 millones de euros. La deuda total por devolver en los próximos 12 meses asciende hasta los 105.000 millones de euros, según el diario económico Caixin. Este mismo medio cifra en 263 millones y medio de euros la deuda de Evergrande a finales de julio, además de una cantidad de deuda desconocida que no figura en las cuentas.

Las operaciones de venta y construcción de la compañía están bloqueadas. De ahí que Evergrande haya ofrecido un 30% de descuento en los precios de venta de inmuebles. Además, la compañía anunció a través de la red social china WeChat que los inversores que quieran que les reembolsen sus productos de gestión patrimonial con bienes materiales pueden contactar a sus asesores de inversiones y elegir entre apartamentos, oficinas, espacios comerciales o aparcamientos a precio reducido como método de reembolso. Lo nunca visto.

Las acciones de la compañía se desplomaron el lunes un 10,63% en la Bolsa de Hong Kong, su peor nivel de cotización en más de una década. La caída total en Bolsa de la compañía supera el 88% en el último año. No obstante, el parqué hongkonés ha resistido este martes el impacto, que ha contagiado a otros mercados a escala global, pero que ha animado Hui, quien no ha dudado en asegurar que la empresa superará “su momento más oscuro”.

El fundador y principal accionista de la firma ha atribuido el colapso bursátil a las consecuencias de la COVID-19 y a la “injusta” cobertura de los medios. Aunque este ha contado con el respaldo de los otros tres magnates chinos. El conocido como Club de los Dos Grandes por su afición al juego de póquer chino homónimo, conformado por Joseph Lau, de Chinese Estates Holdings; Henry Cheng, de New World Development;  y Cheung Chung Kiu, de C C Land Holdings, no dudó en sostener la deuda de Evergrande para proteger el sector.

Sin visos de rescate

Estados Unidos dejó caer a Lehman Brothers. La cuestión es si el Gobierno de Xi Jinping hará lo propio. En principio, Pekín podría intervenir de forma directa o a través de Gobiernos provinciales y empresas estatales. Algunos medios apuntan que el politburó ha dado instrucciones a las autoridades de Guangdong, la provincia donde tiene su sede la compañía, para trazar un plan que sostenga a la compañía. También se habla de un posible indulto temporal. Mientras, en los medios de comunicación chinos se ha impuesto la ley del silencio. 

El Banco Popular de China reanuda el miércoles las operaciones diarias del mercado abierto. Las autoridades esperarán hasta ese momento para dar pistas sobre la decisión definitiva, aunque los expertos intuyen que se producirá el rescate para una compañía estratégica que se extiende a lo largo del sistema financiero chino. Esta acción, sin embargo, podría mandar un mensaje equivocado en favor del endeudamiento precipitado. La decisión está en manos del PCCh. El globo está en vilo.