Instituciones en América Latina: el momento decisivo

Servicio de Estudios de 'la Caixa'/CapitalMadrid.com

Pie de foto:  Un marco institucional mejor pero no suficiente. En la imagen, la Casa Rosada, sede de la presidencia de la República Argentina.

América Latina ha vivido una auténtica revolución institucional en las últimas décadas que ha alterado decisivamente el marco de toma de decisiones de política económica. Aunque muchas veces se destacan cambios formales como la evolución hacia regímenes democráticos que ha tenido lugar en la región desde la década de 1980, desde un punto de vista estrictamente económico, es más relevante referirse a la mejora en diferentes ámbitos de la gobernanza que se han demostrado vinculados a la eficiencia económica.

En par­ti­cu­lar, son útiles los in­di­ca­dores de go­ber­nanza ela­bo­rados por el Banco Mundial, que de­ta­llan la si­tua­ción en seis es­pa­cios clave: voz y ren­di­ción de cuentas (que in­clu­yen, entre otros as­pec­tos, la elec­ción de­mo­crá­tica del Gobierno y la li­bertad de prensa y de aso­cia­ción), es­ta­bi­lidad po­lí­tica y au­sencia de vio­len­cia, efi­cacia del Gobierno (que in­cor­pora me­didas de la ca­lidad de los ser­vi­cios pú­bli­cos, de las po­lí­ticas pú­bli­cas, etc.), ca­lidad del marco re­gu­la­to­rio, Estado de de­recho y, fi­nal­mente, con­trol de la co­rrup­ción.

A pesar de que la vi­sión con­ven­cional es que el marco de go­ber­nanza ha me­jo­rado en los úl­timos 20 años, lo cierto es que su evo­lu­ción no ha sido uni­forme en el tiempo. Mientras que, entre 1996 (primer año con da­tos) y 2005, la evo­lu­ción del pro­medio de estos seis in­di­ca­dores es ne­ga­tiva, en los 10 años si­guientes se torna po­si­tiva. Paradójicamente, la si­tua­ción de 2014, úl­timo año dis­po­ni­ble, es prác­ti­ca­mente igual a la exis­tente en 1996. Sin em­bargo, este es­tan­ca­miento ins­ti­tu­cional se debe de forma prác­ti­ca­mente ex­clu­siva a la in­vo­lu­ción re­gis­trada en dos paí­ses, Argentina y Venezuela. Eliminados estos casos atí­picos de la mues­tra, se cons­tata que, entre 1996 y 2014, la re­gión me­jora en ma­teria ins­ti­tu­cio­nal, des­ta­cando es­pe­cial­mente la ca­lidad ins­ti­tu­cional de Chile, Uruguay y Costa Rica. Con todo, y a fin de dis­poner de una re­fe­rencia del pro­greso ins­ti­tu­cional rea­li­zado, cabe men­cionar que los ni­veles al­can­zados en el pro­medio re­gional (excluyendo Argentina y Venezuela) son algo me­jores que los del Asia emer­gente pero ne­ta­mente in­fe­riores a los de la Europa emer­gente.

Pues bien, dado que América Latina está en­trando en una etapa de peores pers­pec­tivas eco­nó­micas de­bido a un doble shock ne­ga­tivo (el en­du­re­ci­miento de la fi­nan­cia­ción in­ter­na­cional y una evo­lu­ción de las co­ti­za­ciones de las ma­te­rias primas in­fe­rior a los ni­veles de bo­nanza de la dé­cada de 2000) y que la pri­mera eco­nomía de la zona, Brasil, se en­cuentra en una re­ce­sión in­tensa, ¿podrá ca­pear el tem­poral mejor que en el pa­sado gra­cias a los cam­bios ins­ti­tu­cio­nales de las úl­timas dé­ca­das?

Dos son las cues­tiones cen­trales que di­lu­ci­dar. La más ge­neral se re­fiere a si el marco ins­ti­tu­cional del que se ha do­tado la re­gión hace más pro­bable adoptar una po­lí­tica eco­nó­mica ade­cuada. Un se­gundo as­pecto, más es­pe­cí­fico, hace re­fe­rencia a si la me­jora del sis­tema ins­ti­tu­cional ami­no­rará el au­mento de la pro­ba­bi­lidad de im­pago de la deuda, que se ha vuelto menos sos­te­nible a causa de la com­bi­na­ción de menor cre­ci­miento y mayor en­du­re­ci­miento fi­nan­cie­ro.1

En re­la­ción con la se­gunda de las cues­tiones men­cio­na­das, la li­te­ra­tura es­ta­blece que existen re­la­ciones cau­sales entre la (mayor) ca­lidad ins­ti­tu­cional y la (menor) pro­ba­bi­lidad de im­pago de la deuda. Por ello, cabe es­perar que esta úl­tima sea menor que en el pa­sado.

En de­fi­ni­tiva, América Latina afronta los tiempos tur­bu­lentos ve­ni­deros con un marco ins­ti­tu­cional mejor que en el pa­sado. Sin em­bargo, en ma­teria ins­ti­tu­cio­nal, no todo el monte es oré­gano o, lo que es lo mismo, no toda América Latina es Chile. Como tam­poco está claro que la me­jora ins­ti­tu­cional del resto de países sea su­fi­ciente, dado el tem­poral que de­berán afron­tar.