El príncipe Abdul Aziz bin Salman avisa de que todavía no se conocen todos los efectos de la crisis causada por la pandemia de la COVID-19

El ministro de Energía de Arabia Saudí pide “cautela extrema” a los productores de petróleo

SPA-Ministerio de Energía saudí y la Autoridad Saudí de Datos e Inteligencia Artificial (SDAIA) - Abdul Aziz bin Salman, ministro de Energía de Arabia Saudí

El ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdul Aziz bin Salman, no ha querido mostrar una cara demasiado optimista en cuanto a las previsiones petrolíferas de su país durante el Foro Internacional de Energía. Los efectos provocados por la pandemia que aún intentamos dejar atrás continúan siendo incalculables y se desconoce cuándo dejaremos de sufrir sus consecuencias directas. Avisa de que aún es pronto para proclamar la victoria contra el virus y que los productores de petróleo deben ser “extremadamente cautelosos” en estos momentos de incertidumbre: “Estamos en un lugar mucho mejor que hace un año, pero debo advertir, una vez más, contra la complacencia. La incertidumbre es muy alta aún”, dijo el ministro en el foro. 

El evento se desarrolló de forma virtual y se organizó desde Riad. Como viene siendo habitual, el foco principal estuvo puesto en la pandemia. Previo a la celebración del foro, el comunicado difundido por fuentes oficiales afirmaba que “el impacto de la pandemia de COVID-19 en los balances de oferta y demanda de energía no tiene comparación en la historia de los mercados de energía”. También se destacaba la importancia del bloqueo económico sufrido como consecuencia del virus: “Las restricciones impuestas a la economía mundial causaron un shock sistémico que afectó más severamente las tendencias a corto plazo en la oferta, la demanda y los cambios de existencias de líquidos, como muestran las amplias revisiones”. 

El documento elogiaba las medidas adoptadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) bajo la Declaración de Viena de 2016 ya que, dice, amortiguaron los efectos de la pandemia de la COVID-19. También se recalca en el comunicado la importancia de una recuperación que está condicionada a una serie de variables entre las que destaca la evolución de la situación sanitaria y macroeconómica. Por otra parte, Abdul Aziz bin Salman pone sobre aviso a aquellos que pretenden predecir los próximos movimientos de la OPEP ya que afirma que están intentando “predecir lo impredecible”. 

El Foro Internacional de Energía también abordó el tema de las energías renovables, cada vez más demandas en toda la sociedad internacional. Algo parecido sucede con la energía eléctrica, mientras que, según las previsiones expuestas en el foro, los combustibles fósiles perderán su importancia paulatinamente desde el actual 80% hasta caer al 20%. La apuesta por las energías renovables no supone un frente nuevo en Arabia Saudí, que ya el pasado mes de enero anunció su intención de que el 50% de la energía del país sea libre de emisiones: “Seremos otra Alemania en cuanto a las renovables, eso significa que el 50% (de la energía) será renovable”. A lo que también añadió que “al mismo tiempo, esto nos permitirá ahorrar cientos de miles de barriles de petróleo que serían desechados”. 

Todas estas iniciativas forman parte de la Visión 2030 en un intento por diversificar la economía y dejar a un lado la dependencia tan grande que tiene el Reino del petróleo. Para ello, el Fondo de Inversión Pública saudí (PIF) invertirá una cantidad de 150.000 millones de riales al año – más o menos 33.000 millones de euros – en la economía nacional, al menos durante los próximos cinco años.  El propio príncipe heredero, Mohamed bin Salman, manifestó que “representará un pilar importante en la consecución de las aspiraciones de nuestro país y pretende alcanzar el concepto de desarrollo integral”. No obstante, la situación debe sufrir un gran cambio ya que, según la OPEP, el sector del petróleo y el gas sigue representando aproximadamente el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) del país y el 70% en materia de exportaciones. A esto hay que sumar el desplome de las exportaciones de crudo a un mínimo histórico, situándose en los 4,98 millones de barriles diarios por día en el pasado 2020. 

La intención de Arabia Saudí es liderar la inversión en energías renovables y ser pionero en la cuarta revolución industrial. Además, el proyecto de diversificación que se pretende llevar a cabo se antoja fundamental debido a la importante caída que ha experimentado el precio del petróleo a causa de la pandemia de la COVID-19. Y una de las bases en las que también pretende apoyarse el Estado Saudí es el turismo. Gran ejemplo de ello es el nuevo proyecto denominado Coral Bloom. Se trata de un complejo turístico situado en la isla de Shurayrah, la principal del Proyecto del Mar Rojo. El estudio de arquitectura Foster + Partners será el encargado de dar forma a esta iniciativa, que contará con 50 complejos de lujo y un aeropuerto internacional, y que será la piedra angular de la iniciativa Visión 2030.