¿Pueden los proyectos de infraestructura impulsar la recuperación ante la COVID-19 de los mercados emergentes?
Muchos mercados emergentes están recurriendo a proyectos de infraestructura para estimular la recuperación económica de la pandemia de coronavirus, con un enfoque particular en desarrollos ecológicos y sostenibles.
A pesar de la recesión más generalizada el año pasado, que según el FMI provocó una contracción de la economía mundial en un 3,5%, la cantidad de proyectos de infraestructura recientemente anunciados aumentó en realidad un 5%, según un análisis de la empresa global de datos financieros Refinitiv. En total, se anunciaron 2.550 nuevos proyectos en 2020 con un valor combinado de 739.000 millones de dólares.
De estos, el 56% fueron clasificados como sostenibles, compuestos principalmente por proyectos de energías renovables en los segmentos solar, eólico, biomasa e hidroeléctrico. Este fue el cuarto año consecutivo en el que aumentó el número de proyectos sostenibles, pasando de 808 en 2016 a 1.437 en 2020.
La mayoría de los proyectos de infraestructura anunciados el año pasado fueron en el sector eléctrico (63,7%), seguido del transporte (11,4%), ocio y propiedad (7,9%) y petróleo y gas (5,6%).
Si bien la mayoría de estos proyectos se realizaron en Europa occidental (604) y América del Norte (419), se anunciaron 297 en América Latina y 257 en el sudeste asiático.
En términos de este último, Vietnam conectó más de 9 GW de energía solar al sistema nacional en el transcurso de 2020, lo que aumentó la capacidad solar general del país ocho veces en relación con los niveles de 2019. Mientras tanto, en junio el Gobierno aprobó otros 7 GW en proyectos de energía eólica.
De cara al futuro, se espera que el crecimiento en el volumen de proyectos de infraestructura continúe en 2021, a medida que se alivien las restricciones y los gobiernos busquen estimular sus economías.
Un ejemplo de una posible recuperación impulsada por la infraestructura es el plan multimillonario “Build Back Better” propuesto por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que tiene como objetivo reparar gran parte de la infraestructura física del país, como carreteras, puentes y aeropuertos, al tiempo que invierte cantidades significativas en nuevos desarrollos de internet de banda ancha y proyectos de energía verde.
Desde una perspectiva global, se espera que los desarrollos ecológicos sean una vez más uno de los principales impulsores del crecimiento de la infraestructura, impulsado por la creciente demanda de energía renovable y los esfuerzos gubernamentales para cumplir los objetivos de reducción de carbono.
Como ha señalado OBG, el valor de los bonos verdes desafió la desaceleración económica ante la COVID-19 para alcanzar un récord de 269.500 millones de dólares el año pasado, según la Iniciativa de Bonos Climáticos, una cifra que algunos sugieren que podría llegar a los 400-500.000 millones de dólares este año.
Entre los ejemplos mundiales de importantes estrategias de infraestructura orientadas a la sostenibilidad se incluyen el plan European Green Deal de 1 billón de euros de la UE, que prevé una inversión masiva en proyectos sostenibles para garantizar que el bloque sea climáticamente neutro para 2050, y la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, que pone mayor énfasis en la sostenibilidad e infraestructura a raíz de la COVID-19 a través de su plan Green Silk Road.
En otros lugares, también se esperan importantes inversiones en infraestructura de telecomunicaciones tras la rápida adopción de servicios digitales durante la pandemia.
A medida que cambian los patrones de demanda global, es necesaria una inversión renovada para cerrar la brecha de infraestructura actual. A pesar del aumento de proyectos el año pasado, el mundo ha estado invirtiendo insuficientemente en infraestructura durante mucho tiempo.
Según el Global Infrastructure Hub, una iniciativa del G20, el mundo se enfrenta a una brecha de 400.000 millones de dólares en inversión en infraestructura este año, una cifra que podría crecer acumulativamente a 15 billones de dólares para 2040 si continúan las tasas actuales de gasto.
Se espera que los mercados emergentes sean un motor clave de crecimiento para la inversión en infraestructura global en los próximos años.
Según las proyecciones de la compañía de seguros Swiss Re, de los 66.000 millones de dólares en gastos de infraestructura esperados entre 2021 y 2040, unos 43.000 millones provendrán de los mercados emergentes. Gran parte de esto será impulsado por Asia emergente (incluida China), que representará 35.000 millones en gastos de infraestructura durante el período.
También se espera que la región experimente un aumento en los proyectos de infraestructura en el corto plazo.
Después de que la COVID-19 provocara una contracción del 8,5% en el mercado de la construcción del sur y sureste de Asia en 2020, la firma de análisis de datos de Reino Unido GlobalData ha proyectado que el sector experimentará un repunte significativo en 2021.
Un país que considera la infraestructura como un importante motor de crecimiento económico es Filipinas. Si bien muchos proyectos bajo el plan insignia "Construir, Construir, Construir" se retrasaron el año pasado, el Gobierno ha intentado revitalizarlos en 2021.
En enero se anunció que un consorcio chino financiaría el proyecto ferroviario de carga Subic-Clark de 940 millones de dólares, mientras que en marzo el Departamento de Obras Públicas y Carreteras dijo que había contratado a 1.000 ingenieros adicionales para acelerar una serie de proyectos de "Construir, Construir, Construir”.
También se espera que el desarrollo de infraestructura en toda la región cuente con el apoyo de instituciones internacionales. En marzo, el Fondo Verde para el Clima anunció que asignaría 300 millones de dólares al programa de recuperación verde gestionado por el Banco Asiático de Desarrollo, que proporcionará asistencia técnica y préstamos en condiciones favorables a 20 proyectos de energía verde en el sudeste asiático.