El rial yemení acusa la crisis de los hutíes pese al rescate saudí
La economía yemení está sufriendo desafíos sin precedentes, un déficit presupuestario y una gran escasez de divisas como resultado del cese continuo de las exportaciones de petróleo durante aproximadamente dos años y medio debido a los constantes ataques del grupo hutí a sus puertos de exportación.
El enfrentamiento en Yemen, que se inició con el bloqueo de los hutíes a las exportaciones de petróleo, se ha trasladado hacia el ámbito económico y al dominio de sus instituciones, las cuales se han transformado en herramientas para conseguir ventajas políticas. Como consecuencia, los ingresos por aduanas e impuestos, la industria del país y el sistema financiero se han convertido en los puntos de mayor conflicto.
Deterioro histórico del rial
El abaratamiento de la moneda local ha provocado un incremento notorio de los precios de las principales materias primas que exporta el país, que más de la mitad de la población se encuentre en el umbral de la pobreza y un tercio en pobreza extrema, y altos niveles de desempleo (los mayores de la región), como fruto de las guerras que ha sufrido el país entre las fuerzas progubernamentales y los hutíes durante la última década.
En los últimos días, la caída del rial yemení no ha cesado. Alcanzando un valor de 1.100 riales por dólar, el valor de la moneda no se había visto tan afectado desde abril de 2022, meses antes de que finalizara la guerra.
Una situación que empieza a tener secuelas directas en la población, ya que, en Adén, el rial se estaba negociando en 2.110 riales por dólar de compra y 2.170 de venta. Sin embargo, en las zonas controladas por los hutíes, el rial mantuvo cierta estabilidad manteniéndose en torno a 538 por dólar (venta) y 534 (compra).
Apoyo saudí
Sostener la cohesión de la autoridad yemení sobre el control del valor de la moneda se considera, según fuentes informadas, “una necesidad regional”, y, para Arabia Saudí en particular, dado que, desde su creación, ha actuado como un refugio para la economía yemení, bajo el cual se han unido las fuerzas contrarias a los hutíes. Para los intereses de Riad el valor de la moneda es actualmente un componente clave en la solución pacífica, en la que están trabajando el gigante árabe junto con las Naciones Unidas, de cara a terminar con el conflicto en Yemen.
En este contexto, Arabia Saudí ha continuado inyectando ayudas económicas al Gobierno yemení en forma de depósitos en el Banco Central o como donaciones directas. A finales de diciembre, se comunicó que el país árabe ofrecería un nuevo apoyo a Yemen de 500 millones de dólares repartidos en un ingreso de 300 millones en el Banco Central de Yemen, asociado al Gobierno legítimo, y una donación de 200 millones para enfrentar el déficit presupuestario.
Sin embargo, en términos prácticos, ninguno de estos objetivos se ha conseguido, debido a que el rial ha mantenido una constante y rápida devaluación y el continuo deterioro de los servicios afectando incluso a la duración del suministro de electricidad a la población en algunas gobernaciones, incluida la capital temporal, Adén, donde se ha limitado a unas horas diarias.
Además de una persistente disminución del poder de compra a causa del aumento de precios por la creciente tasa de inflación, lo que ha llevado a situaciones de pago irregular de salarios a trabajadores en muchas regiones del país.
Consecuencias gubernamentales
La duración de la crisis y su complejidad están llevando a muchas voces críticas al Gobierno de Ben Mubarak a dudar de su capacidad para manejar los asuntos en áreas fuera del control de los hutíes y gestionar capacidades económicas y recursos financieros, incluida la ayuda saudí.
Estas críticas se basan en el estado de caos que está imperando en las filas del Gobierno y, por ende, en la disminución de la capacidad de mando del actual presidente para mantener bajo control a su equipo de Gobierno y asegurar el funcionamiento coordinado de todos sus miembros.
Muchos de ellos se preguntan si sacrificar a la actual Administración es la única solución posible para los líderes del Consejo Presidencial de cara a calmar los ánimos. Esta medida reduciría la tensión de la población, especialmente, después de la reciente acción del presidente Al-Alimi de destituir a los altos funcionarios del Gobierno sin la coordinación del jefe de Gobierno.