Saudi Aramco comienza la explotación del campo de gas natural más grande de Arabia Saudí
El gigante petrolero Saudi Aramco inició el lunes la explotación del campo de Al Jafurah, el mayor yacimiento de gas natural no convencional hallado por Arabia Saudí. El Reino estima la existencia de unas reservas cercanas a los 200.000 millones de pies cúbicos de crudo y proyecta la extracción de 2.000 millones diarios, cifras que le harían cumplir sus ambiciones en materia medioambiental e impulsarían su industria petroquímica. Una nueva etapa energética para la Casa de Saúd.
Ubicado en la provincia oriental del país, a 400 kilómetros de la capital, Riad, el campo fue descubierto a principios de año durante las operaciones de fracking ejecutadas en la zona. De esta forma, el Reino dio con uno de los depósitos de gas de esquisto más grandes del mundo, que operaría como el tercer lugar del mundo en producción de gas natural para 2030. Y es que la cuenca de Al Jafurah cuenta con una extensión de 170 kilómetros de largo por 100 de ancho.
“Hemos conseguido reducir el coste de perforación en un 70% y el de estimulación en un 90% desde la referencia de costes de 2014, al tiempo que hemos multiplicado por seis la productividad de los pozos en comparación con el inicio del programa”, explicó Nasser. La compañía ha invertido en torno a 24.000 millones de dólares para desarrollar las operaciones en el depósito, que concentra las mayores reservas de gas de esquisto de todo Oriente Medio.
Saudi Aramco ha adjudicado contratos por valor de 10.000 millones de dólares en los ámbitos de subsuelo, ingeniería y aprovisionamiento, y estima gastar un montante próximo a los 70.000 millones en los 10 primeros años de construcción. El Estado saudí aportará al menos 1.600 millones de dólares en fondos, según trasladó el ministro de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman.
Las operaciones de extracción no comenzarán hasta principios de 2024. Una vez comenzada la explotación del yacimiento, se espera la producción de unos 425 millones de pies cúbicos de etano al día, y unos 550.000 barriles diarios de líquidos de gas y condensados, lo que constituye un volumen del 40% de la producción actual. Existen además unas estimaciones que elevarían las reservas saudíes hasta los 600.000 millones de pies cúbicos de gas de esquisto, que duplicaría las reservas de gas convencionales.
Arabia Saudí tiene las mayores reservas de gas natural de la península Arábiga después de Qatar, cuyo tamaño constituye una milésima parte del país, aunque es el mayor exportador de petróleo del mundo. El Reino competiría con países como Rusia y Australia, más allá de su vecino qatarí, que lideran la carrera de la producción de gas a nivel global.
Los planes a largo plazo de la Casa de Saúd pasan por alcanzar las cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2060. Con este objetivo en mente, el príncipe heredero y gobernante ‘de facto’ de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, diseñó el Plan Visión 2030 y emplazó fondos por valor de 187.000 millones de dólares destinados, entre otras áreas, al desarrollo de energía verde.
Este primer paquete de inversión fue destinado a las áreas de exploración de campos, cuyo primer gran hallazgo llega con el yacimiento de Al Jafurah. Sin embargo, la compañía petrolera no sólo mantendrá, sino que incluso ampliará su estrategia de exploración hacia el norte del país y, sobre todo, en el desierto de Rub al-Jali, conocido como Barrio Vacío por la vasta extensión de arena que impide la habitabilidad en la zona y que ocupa una gran parte del territorio sur del país.
Para ello, Aramco acordó con empresas extranjeras como Shell o Total una serie de contratos de exploración y perforación de gas natural en el Reino wahabí, con escaso éxito. Un éxito que parece haber llegado esta semana, a pesar de la percepción de los expertos, que estiman elevados sobrecostes para Saudi Aramco a la hora de producir el gas de esquisto por la escasez de agua que atraviesa Arabia Saudí. Los más optimistas señalan que el avance tecnológico permitirá reducir costes y mejorar la eficiencia, aunque sólo el tiempo medirá el grado de rentabilidad que supone el campo de Al Jafurah.