Así será la batalla de 2025 entre Washington y Pekín por el dominio ultraterrestre

La llegada al despacho oval de Donald Trump y el relevo de cargos en la Administración Biden va a tener una clara repercusión en la carrera espacial que mantienen Estados Unidos y China - PHOTO/White House-Cameron Smith 
La pugna estratégica entre la nueva Administración Trump y la veterana de Xi Jinping anticipan un año del máximo interés espacial 
  1. La meta de Elon Musk: de 175 a 180 lanzamientos 
  2. China arrancará polvo de un asteroide y lo traerá a la Tierra 

El año que acaba de comenzar tiene sobre la mesa todos los ingredientes para que Estados Unidos y China persistan en los incruentos pero continuados combates que libran desde hace años en los escenarios políticos, económicos, industriales, científicos y tecnológicos. 

La inminente llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, el evidente relevo de los altos cargos de la Administración Biden, la nueva orientación y ritmo que el Departamento de Estado imprimirá a la política exterior norteamericana y el reforzamiento de las ya inmensas capacidades militares del Pentágono sin duda van a tener su reflejo en la competición espacial que enfrenta a Pekín con Washington de manera patente desde el año 2019. 

A punto de abandonar su cargo, el secretario de la Fuerza Aérea norteamericana, Frank Kendall, se despide avisando de que el espacio está llamado a ser el dominio decisivo para casi todas las operaciones militares - PHOTO/USAF-Jim Varhegyi 

La rivalidad entre ambas súper potencias por la supremacía en el ámbito ultraterrestre tiene lugar en sus vertientes civil y militar, donde existen diferentes frentes de lucha: nuevos vectores de lanzamiento, vuelos tripulados, renovación y ampliación de sus flotas de satélites espía, de navegación, científicos, exploración de la Luna, Marte y el espacio profundo… En todos ellos, por el momento, la superioridad está en manos de Estados Unidos, que de ningún modo está dispuesto a perderla frente a China ni mucho menos permitir que el país asiático se la arrebate. 

El secretario de la Fuerza Aérea del Departamento de Defensa norteamericano, Frank Kendall, en su último informe al Congreso, en el que ofrece su visión sobre la situación en el horizonte de 2050, resalta que “el espacio será reconocido como el dominio decisivo para casi todas las operaciones militares”, alerta que China está impulsando su “orden de batalla espacial” y reclama “continuar con el reforzamiento de la Fuerza Espacial”, organización creada en diciembre de 2019, durante el anterior mandato presidencial de Trump.  

Los cosmonautas chinos Song Lingdong y Cai Xuzhe (al fondo) continúan el 17 de diciembre con los trabajos en el exterior de complejo orbital Tiangong - PHOTO/CMSEO 

En un repaso de lo que se conoce o es previsible que vaya a ocurrir en 2025 en el ámbito de los vectores orbitales, Washington lleva la voz cantante y una amplia delantera. La primera incógnita pendiente de despejar es cual va a ser la política espacial que Donald Trump y su equipo quieren imprimir a la NASA, si el programa lunar Artemis de la NASA continuará con el lanzador pesado SLS y la cápsula Orión. Sea cual sea la decisión, el magnate Elon Musk el campeón absoluto del sector en 2024, quiere que su compañía SpaceX reafirme durante el año en curso que su cohete Falcón 9 ostenta el absoluto dominio sobre el mercado mundial de los servicios de lanzamiento.  

La meta de Elon Musk: de 175 a 180 lanzamientos 

Pero a la mayor fortuna del mundo según la revista Forbes, al que se le atribuyen 400.000 millones de dólares, le acaba de surgir un competidor nacional. Es el también multimillonario Jeff Bezos, quien a través de su compañía Blue Origin y desde Cabo Cañaveral, acaba de efectuar el vuelo inaugural de su lanzador New Glenn, de 98 metros de longitud, con siete potentes motores cohete, alcanzó la órbita terrestre, pero fracasó en la recuperación prevista de una de sus dos etapas de propulsión. 

Así es que al New Glenn todavía le queda un largo trecho por recorrer para acreditar su fiabilidad, lo que no le quita el sueño a Elon Musk y a su mano derecha en SpaceX, la presidenta de la empresa y jefa de operaciones, Gwynne Shotwell. Ambos pretenden lanzar a lo largo del presente año nada más y nada menos que entre 175 y 180 misiones, lo que exige alcanzar un promedio mensual de entre 14 y 15 disparos, para seguir ampliando y mejorando su constelación de Wi-Fi espacial comercial Starlink y la militar Starshield. 

Los tres astronautas norteamericanos y el canadiense que componen la tripulación de la próxima misión lunar Artemis II ante la cápsula Orión que, junto con el lanzador SLS, están a la espera de la decisión de la Administración Trump - PHOTO/NASA 

Por el momento, en la primera quincena de enero, Musk ya ha conseguido siete despegues con éxito de su Falcón 9, cinco de ellos desde Florida, en la costa del Atlántico, y los otros dos desde la base de Vandenberg (California), en el Pacífico. Los logros de China no están a la altura y hasta el 15 de enero tan sólo han efectuado dos vuelos. No obstante, la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) tiene previsto superar los 68 que consiguió en 2024, y ha planeado el despegue de una decena de nuevos cohetes, al menos media docena reutilizables y enfocados al mercado comercial, como el Zhuque 3 de la compañía Landspace. 

La CNSA también tiene bajo su control los vectores para las futuras misiones tripuladas chinas para explorar la Luna y Marte. El que volará en los próximos meses es el Larga Marcha 10, “concebido para llevar astronaves tripuladas y módulos de descenso”, puntualiza el diseñador jefe Long Lehao, de la Academia China de Tecnología de Vehículos de Lanzamiento, CALT. Otro es el lanzador pesado Larga Marcha 9, para embarcar cosmonautas y cargas a la proyectada Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) y viajar incluso a Marte. 

El módulo de descenso Hakuto-R M2 Resilience de la compañía japonesa Ispace ya viaja hacia la Luna junto con la norteamericana Blue Ghost M1 de Firefly, tras despegar en uno de los últimos siete Falcón 9 lanzados hasta el 15 de enero - PHOTO/Ispace 

Otro que volará en 2025, aunque se desconoce la fecha, es el Larga Marcha 8A, también responsabilidad de CALT. Con una capacidad de carga útil de unas 7 toneladas, su principal misión va a ser “desplegar pequeños satélites de grandes constelaciones en órbitas terrestres medias y bajas”, concreta su responsable, el profesor Song Zhengyu. 

China arrancará polvo de un asteroide y lo traerá a la Tierra 

Para el mes de mayo, la CNSA tiene programado lanzar la ambiciosa sonda de 2 toneladas Tianwen 2, una misión con doble finalidad. Por un lado, explorar el muy pequeño asteroide cercano a la Tierra 469219 Kamo’oalewa ‒de un tamaño de entre 40 y 100 metros, “recoger una muestra de unos 100 gramos de su superficie y enviarlo a la Tierra” precisa su diseñador jefe, el profesor Zhang Rongqiao. Después, se encaminaría hacia el cometa 311P, para estudiarlo a partir de 2034.  

China sigue el camino trazado por Starlink y continuará con el despliegue de sus mega constelaciones de Internet por satélite posicionadas en órbita baja, para comenzar a prestar cuanto antes servicios de alcance mundial a los importantes sectores del transporte terrestre, marítimo y aéreo. Son las redes Qianfan ‒también conocida como Spacesail‒ y Guowang, de 15.000 y 13.000 ingenios, respectivamente. 

China confía en el vuelo inaugural de una decena de nuevos cohetes, la mitad reutilizables. Entre ellos el Zhuque 3 de la compañía Landspace, que desde la base espacial de Jiuquan ya ha efectuado varios vuelos de prueba - PHOTO/Landspace 

En el marco de los vuelos tripulados, a la estación espacial china Tiangong llegarán las misiones Shenzhou-20 y 21 ‒en mayo y noviembre, respectivamente‒ con tres cosmonautas cada una, para relevar a los que ahora habitan el complejo orbital y seguir con experimentos a bordo. Por parte de Washington y en el plano comercial, la compañía norteamericana Axiom que dirige el millonario Kamal Ghaffarian ‒un iraní nacionalizado norteamericano‒, ocupa el primer lugar entre las empresas que llevan a cabo vuelos comerciales ultraterrestres. 

Para finales de abril está organizada la misión Axiom-4 de 18 días de duración a la Estación Espacial Internacional. En una astronave Crew Dragón de SpaceX y al mando de la astronauta profesional norteamericana Peggy Whitson, viajarán ciudadanos de Hungría, India y Polonia. En enero de 2024, la Axiom 3 ya llevó hasta la ISS al astronauta Michael Lopez-Alegría y a tres de Suecia, Italia y Turquía, que pasaron 18 días en la ISS.

Entre las expectativas que es posible que se hagan realidad en los próximos once meses y medio están otras dos grandes apuestas de Elon Musk. Uno ha sido desarrollado por su compañía Vast y es el complejo orbital comercial Haven-1, de un sólo módulo de 10 metros de longitud, unos 4 de diámetro y alrededor de 80 m3 de volumen habitable. En el último trimestre del año debería partir al espacio en un cohete Falcón 9 para alojar un máximo de cuatro turistas o investigadores durante unas pocas semanas. 

Uno de las iniciativas menos conocidas de Elon Musk es su pequeña estación orbital comercial Haven-1, de sólo 80 m3 de volumen habitable. Será posicionada en el espacio en una fecha todavía no anunciada del año en curso - PHOTO/SpaceX 

Pero el gran proyecto del magnate es su lanzador pesado reutilizable Starship, de 124 metros de longitud y 5.000 toneladas de peso al despegue, todavía en fase de pruebas y pendiente de efectuar su primera misión orbital, demostrar su fiabilidad para vuelos tripulados, para luego ser un vector con el que posar seres humanos en la Luna. El presidente Xi Jinping, de 72 años, quiere que sus cosmonautas pongan los pies en la Luna antes de 2030. Trump, a sus 79, no va a dejar que lo hagan antes que sus astronautas retornen a los Luna. Así que la carrera espacial entre China y Estados Unidos está en su lustro final.