Pekín capitanea la iniciativa de los países BRICS y Washington lidera la de las naciones QUAD, ambas para vigilar el Indo-Pacifico desde el espacio

China acelera la activación de una red de satélites cooperativa con Rusia, India, Brasil y Sudáfrica

PHOTO/AP - El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el primer ministro de India, Narendra Modi, y los presidentes de China, Rusia y Brasil, Xi Jinping, Vladimir Putin y Jair Bolsonaro, han dicho sí al Comité Conjunto de Cooperación Espacial de los BRICS

China ha tardado muy pocas horas en contestar a su manera al comunicado difundido el 24 de mayo por la Casa Blanca, en el que los mandatarios de los cuatro países QUAD ‒Australia, Estados Unidos, Japón e India‒ expresan su compromiso de vigilar desde el espacio “la estabilidad y la prosperidad de nuestros mares océanos”.

La declaración suscrita por el presidente norteamericano Joe Biden, el indio Narendra Modi y los primeros ministros de Australia y Japón, Anthony Albanese y Fumio Kishida, respectivamente, no acusa a China, pero no deja lugar a dudas. Da el visto bueno a la Estrategia para la Cooperación en el Indo-Pacífico de la Unión Europea, que aumenta el compromiso de Bruselas en la región, defiende la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el orden marítimo basado en reglas y la libertad de navegación y sobrevuelo “incluso en los mares de China Oriental y Meridional”.

El texto consensuado también refleja la “enérgica oposición” del QUAD a cualquier “acción coercitiva, provocativa o unilateral para cambiar el status quo, aumentar las tensiones en la zona, la militarización de los asuntos en disputa y los esfuerzos de cualquier país para perturbar las actividades de explotación de recursos en alta mar”, en referencia a la pesca ilegal y actividades marítimas sospechosas.

Al día siguiente de la nota del QUAD, el portavoz del ministerio de Exteriores de China, Wang Wenbin, en respuesta a la pregunta de un periodista, aseguraba que “ciertos países ven a China a través de lentes polarizadas y construyen pequeñas camarillas que avivan la confrontación entre bloques”. Al mismo tiempo tenía lugar la primera teleconferencia del recién instaurado Comité Conjunto de Cooperación Espacial de los países BRICS, la nueva estructura que va a gestionar el intercambio de datos geoespaciales que proporcionan los satélites electro-ópticos que Rusia, India, Brasil y China han federado en una constelación virtual.

La iniciativa parte del presidente Xi Jinping a través de su Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), que desde octubre de 2016 está desbrozando el terreno para consensuar un marco legal que permita compartir datos espaciales en los espectros visible e infrarrojo entre los países que se autodenominan BRICS, acrónimo que engloba a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Una asociación de cinco países de tres continentes

La finalidad del proyecto que impulsa China es doble. Por un lado, potenciar el desarrollo socioeconómico de las cinco naciones y hacer frente a la influencia y dominio global institucional y comercial que ejerce Washington y su industria. Los términos de referencia del acuerdo buscan que las cinco agencias espaciales “trabajen juntas en el intercambio y la utilización eficiente de los datos satelitales”, para mejorar la protección ambiental, la prevención y mitigación de desastres y la lucha contra el cambio climático. 

La constelación que han constituido es virtual, porque los satélites asociados al proyecto son propiedad y están controlados por la agencia espacial de cada nación BRICS. Es la primera fase de una iniciativa que incluye consolidar grupos de trabajo y comisiones de expertos en los campos de la ciencia, las aplicaciones y también la cooperación espacial comercial.

El segundo paso es de mucho mayor alcance. Pretende constituir una constelación real gobernada por el Comité Conjunto, en donde los satélites sean el resultado de proyectos tecnológicos y de inversión conjuntos, una especie de pseudo agencia espacial BRICS, lo que es mucho, muchísimo más difícil de conseguir a tenor de quienes son los actores implicados. Nada impide que la cooperación dedicada al uso pacífico del espacio ultraterrestre desemboque a largo plazo en un acuerdo para su utilización con fines defensivos.

Pero bajo regímenes políticos y económicos muy distintos, lo que favorece la asociación entre una nación iberoamericana (Brasil), dos asiáticas (China e India), una euroasiática (Rusia) y otra africana (Sudáfrica) es tanto como lo que a futuro puede propiciar su inoperancia. A ello contribuyen los graves acontecimientos desencadenados hace poco más de 100 días en Ucrania por el presidente Vladimir Putin y a escasas dos semanas de la decimocuarta cumbre anual de los BRICS, prevista para el 24 de junio en Pekín.

Un caso claro de fragilidad es el que protagoniza India, que forma parte del grupo BRICS que encabeza Pekín en su manifiesta rivalidad geoestratégica con Washington, a la vez que está coaligada con el grupo QUAD que patrocina Estados Unidos para frenar la expansión de China. A lo anterior hay que añadir los históricos contenciosos territoriales entre Pekín y Nueva Delhi, lo que sitúa a India en una situación compleja que, al menos hasta el momento, ha sabido franquear.

Satélites e infraestructuras del primer proyecto espacial BRICS

El poso de inconsistencia que existe en el seno de BRICS ha llevado a Xi Jinping, que ejerce la presidencia rotatoria anual, a invitar a la cumbre a los líderes de Egipto, Kenia, México, Tailandia, Tayikistán y Argentina, a la que el inquilino de la Casa Rosada, Alberto Fernández, ya ha confirmado su presencia. China cuenta con la baza del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) creado en 2015 bajo el amparo de su potencial  financiero. Su sede central está en Shanghái y su accionariado se ha ampliado con Emiratos, Uruguay y Bangladesh.

¿Qué va a pasar con la constelación virtual BRICS? La participación de la Agencia Espacial de Brasil (AEB) se concreta con el CBERS-4, fruto de un proyecto conjunto chino-brasileño. De 1,9 toneladas y una resolución de unos 2 metros, la plataforma fue lanzada en diciembre de 2014 y se encuentra a una altura de 773 kilómetros. La Agencia Federal Espacial de Rusia (Roscosmos) aporta uno de sus seis pequeños satélites de alta resolución de la familia Kanopus ‒el catalogado V1‒, de tan solo 475 kilos, emplazado en julio de 2012 a 500 kilómetros de altura. 

La Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) compromete el Resourcesat-2, de 1,2 toneladas, emplazado en abril de 2011 a 820 kilómetros de altura. La CNSA china está presente con dos satélites. Uno de los cuatro que tiene en órbita la serie Gaofen-1 y otro de los tres de la familia Ziyuan 3, el bautizado 02. El Gaofen-1 elegido parece ser el primero del lote, de 800 kilos, una resolución de 8 metros y en el espacio desde abril de 2013. En cambio, el Ziyuan 3/02 fue disparado en mayo de 2016, pesa 2,3 toneladas y su resolución es de unos 2 metros. 

La aportación china cubre el hueco de Sudáfrica, cuya Agencia Espacial Nacional o SANSA ‒acrónimo de South African National Space Agency‒ fue fundada en 2008 y aún no dispone de ningún ingenio de observación. Donde el Gobierno de Pretoria sí contribuye con sus capacidades es en las infraestructuras terrenas para el seguimiento de los cinco ingenios pertenecientes la constelación. 

Sudáfrica aporta las antenas de su estación de Hartebeesthoek, localizada a unos 70 kilómetros al sur de Johanesburgo. Brasil la de Cuiabá, en el estado de Mato Groso e India su Centro Nacional de Teledetección situado en Hyderabad. Rusia tiene una vasta red de estaciones de seguimiento y coopera con la de Moscú, mientras China lo hace con toda su vasta red de centros, en especial el de Ganya.