El secreto de Occam Space para llegar al espacio: talento y fiabilidad
El consejero delegado de Occam Space, Manuel Serrano, analizó en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid el proceso de puesta en órbita de sus satélites y la inauguración de sus nuevas instalaciones en Coslada. Además, mencionó los aranceles de Trump en el entorno espacial.
Occam Space, Manuel, lleva camino de convertirse en una empresa muy relevante en el mundo de los satélites. ¿Algún secreto oculto o trabajo, talento, dedicación y confianza en su equipo?
Estamos intentando coger un pedacito del sector y ser relevantes en la industria. Nuestro objetivo es conseguirlo. Y el secreto no es otro que trabajo y grandes profesionales. Tenemos grandísimos profesionales, que muchas veces infravaloramos, pero quiero poner de relevancia que sí que los hay, y no tenemos nada que envidiar a ningún otro país.
Su papel en el proceso de puesta en órbita de satélites es clave. ¿Por qué? ¿Nos puede explicar?
Para que los lectores puedan entender mejor el funcionamiento, hay que aclarar que lo más importante de todo este negociado, por así decirlo, son los satélites. Esa carga, ese repetidor de telefonía, ese repetidor de televisión que nos permite ver un evento deportivo en la otra punta del mundo, esa cámara que nos permite vigilar fronteras o vigilar los cultivos, ver si todo va bien, si hay plagas. Lo importante de todo este negociado es el satélite
Lo que ocurre es que su posición requiere de un transporte un tanto especial. O sea, su posición, la órbita, requiere de salir del suelo y cruzar la atmósfera para llegar a ese punto. Y ese transporte es un transporte un tanto especial, delicado y violento. Tiene un ambiente un tanto severo en cuanto a temperaturas, falta de aire y demás. Y es muy importante asegurar, anclar bien el satélite al transporte, al lanzador en este caso, durante todo el viaje. Eso es lo que hacemos nosotros.
Nos encargamos que esos anclajes que luego tienen como misión última la misión de separar y romper todos los enlaces, no solamente mecánicos, sino eléctricos y demás; porque una vez que llega a órbita, se libera mecánicamente, se sueltan los conectores umbilicales, que se llaman, y se empuja, se separa físicamente uno de otro para que cada uno siga su viaje. Y ahí es cuando el lanzador, séase el cohete, reentra en la atmósfera y se recupera o se quema.
Queremos conocer, Manuel, un poco más la historia de Occam Space, que acaba de inaugurar nuevas instalaciones en Coslada. ¿Cómo nacen? ¿De quién es la idea? ¿Usted es cofundador? Cuéntenos un poco su historia.
Así es, acabamos de cumplir ahora tres años. Es una empresa relativamente joven e inaugurando nuevas instalaciones. Tenemos la suerte de haber podido tener un buen crecimiento e irnos consolidando en la industria.
Occam Space es, básicamente, la respuesta de un grupo de personas que teníamos el convencimiento de que las cosas se podían hacer de otra forma. Hemos venido haciendo unos sistemas similares en otras empresas del mundo, principales actores del mundo, y estábamos convencidos de que esto se podía hacer de otra forma, más barato, más ágil y con el mismo nivel de fiabilidad de la industria tradicional. Entonces, un grupo de ingenieros vimos la oportunidad en un mercado en expansión, donde están empezando a entrar grandes actores privados. Hablamos de los ya conocidos Elon Musk, Jeff Bezos de Amazon y otro sinfín de actores muy relevantes.
Vimos la necesidad de un mercado de expansión de este tipo de sistemas. Y, básicamente, recogimos un grupo de grandes ingenieros y empezamos nuestra propia aventura aquí en Coslada, Madrid.
Y ustedes han conseguido algo fundamental en este sector, que es confianza y fiabilidad. Porque parece simple, pero sin ese último eslabón de la cadena, que es su anillo de sujeción, pero sobre todo el impulso no funciona, todo se va al traste.
Lo importante, lo crítico del negocio, por así decirlo, no es el lanzador, que es la parte más espectacular por los vídeos que vemos, sino el equipo, el ordenador, el repetidor y la cámara que se pone arriba. ¿Qué ocurre? Que el transporte es importante, pero más importante es que se separe antes del final trágico que suele tener la última etapa del lanzador. Antes de que se queme la atmósfera en reentrada.
Es muy importante que el satélite se separe, porque si esa separación no ocurre de forma muy fiable, básicamente estamos tirando a la basura el satélite, nuestra carga de pago, que reentraría en la atmósfera y se quemaría. Si el sistema no funciona, automáticamente perdemos la misión completa.
Manuel, ¿cuántos satélites están ya en órbita tras utilizar el sistema de Occam Space?
Hoy en día, en cuanto a satélites en órbita, hay bastantes millares en la industria.
Nuestra empresa ha conseguido poner, gracias a nuestros sistemas y estructuras, actualmente cinco satélites en órbita. Esperamos que, como parte de nuestro sistema de separación y el resto de los sistemas que estamos ofreciendo al mercado, una veintena de nuestros sistemas ayuden a que cumplan su misión una veintena de satélites a final de año.
Tienen ustedes también un dispensador con capacidad para más de 50 satélites. Hay que explicar que no todos los satélites son de 40 o 50 toneladas. Hay nanosatélites de diversas dimensiones. El otro día pudimos ver esa especie de caja-dispensador donde pueden ir hasta 56 satélites, si no recuerdo mal, para ponerlos en órbita.
Efectivamente, no todos los satélites son iguales y, de hecho, es una tendencia que está cambiando. En el pasado, hablamos de hace 15 años, no tanto, hablamos de 2005-2010, antes del boom del espacio, los satélites eran grandes satélites. Hablábamos de satélites del tamaño de un autobús.
Gracias a la bajada de precios y el acceso al espacio, se ha diversificado el número y tipo de satélites que ahora hay. Hablamos de que ahora los satélites más numerosos ya no son del tamaño de un autobús. Han ido bajando de peso y de tamaño y la inmensa mayoría los hay desde el tamaño de una lata de Coca-Cola hasta pasando tamaño de una caja de zapatos, tamaño de un microondas, una lavadora, incluso un coche pequeño. Hay multitud, hay una gama mucho más grande de satélites porque ahora el coste permite que muchas empresas vean una oportunidad real en poder explotar un negocio desde el espacio.
Van a trabajar ustedes también con satélites de mayor dimensión. ¿Cuál es la previsión, su plan de aquí a los próximos 2-3 años?
Nuestro objetivo es cubrir un hueco que hay en el mercado y es el hueco que queda entre la interfaz, el lugar donde acaba el lanzador, el cohete, y el lugar donde empiezan los satélites.
Se espera que el mercado explote en cuanto a cantidad y tipo de satélites. Por ello, nosotros nos estamos preparando para hacer todos los tipos y tamaños de sistema de separación. Podemos imaginar que no es el mismo para separar un satélite del tamaño de un microondas que para separar un satélite del tamaño de un coche.
Entonces, estamos calificando, calificando significa homologando, certificando, que todos nuestros tamaños de sistema cumplen con los requisitos que tienen los lanzadores. Hablamos de lanzadores como SpaceX y otros relevantes de la industria, para poder ofrecer toda la gama de productos, no solamente un tamaño, sino toda la gama de productos que puede necesitarse para cubrir ese hueco entre donde acaba el lanzador y donde empieza el satélite.
El espacio es un lugar estratégico. Lo lleva siendo desde hace algunos años, recordar la guerra de las galaxias del presidente Ronald Reagan, pero en los últimos años el control del espacio se ha convertido en algo estratégico para las grandes superpotencias. Pero, como usted también dice, no es todo cuestión de seguridad y cuestión militar, sino es el consumo del día a día de cualquier ciudadano, de cualquier cultivo o de cualquier servicio que se quiera prestar.
Así es. Probablemente mucha gente ha conocido el espacio por personajes relevantes o conocidos, como Elon Musk en su acercamiento a la Casa Blanca, Jeff Bezos por Amazon, otra gente de Google, o incluso esta semana supimos que Samsung se ha unido a la carrera espacial y está construyendo sus primeros puertos espaciales. O sea, ya hay cada vez más empresas, grandes empresas, que se suben al carro porque ven la posibilidad de negocio real confirmado de dar servicios desde el espacio bajo, desde órbitas bajas del espacio.
Lo del turismo espacial es otra cuestión, pero terminamos. ¿Los aranceles de Trump les pueden perjudicar? ¿Están ustedes haciendo previsiones?
los aranceles de Trump pueden afectar. No podemos pasar por alto que una gran parte del mercado es americano, la inmensa mayoría. Hablamos de cerca de un 90 % del mercado actual es americano, aunque se espera que se diversifique. E implementar aranceles indiscriminados a todo afecta nuestra competitividad. Básicamente es una bajada de margen porque encarece nuestros productos frente a los competidores. Y lo único que esperamos es que sea una maniobra de presión, de forzar negociaciones para llegar a grandes acuerdos y esperamos que se reconduzca la situación.