El plazo para formar Gobierno expira sin que haya habido acuerdo entre los grandes partidos iraquíes

Allaui renuncia e Irak se instala en una interinidad permanente

PHOTO/REUTERS - El excandidato a primer ministro de Irak, Mohammed Tawfiq Allaui pronuncia un discurso televisado en Bagdad

Tampoco esta vez ha sido posible. El nuevo intento del Parlamento iraquí para formar un Gobierno perdurable ha terminado en un rotundo fracaso. El candidato Mohamed Tawfiq Allaui se ha visto obligado a renunciar a nombrar un gabinete después de que se le haya agotado el plazo de un mes que le había concedido el presidente Barham Saleh. Allaui ha acusado de obstruccionismo a los partidos tradicionales del país, que se han mostrado contrarios a su investidura en todo momento.

Este domingo, la sede del legislativo de Irak celebraba la segunda tentativa en una semana para nombrar el gabinete del primer ministro, después de un intento fallido anterior el pasado jueves. Sin embargo, el problema ha vuelto a ser el mismo. Solamente 108 de los 329 diputados miembros del Consejo de Representantes se presentaron a la sesión. La falta de quórum ha hecho inviable la votación.

La candidatura de Allaui pretendía ser un soplo de aire fresco en el panorama político iraquí; una persona ajena a los partidos tradicionales, enrocados en sus juegos de poder, que pudiera, al mismo tiempo, romper la división entre las formaciones chiíes y suníes y conectar con las demandas de los manifestantes que protestan en las calles desde hace meses. 

No obstante, la cruda realidad se ha acabado imponiendo. Esa vitola de figura que no formaba parte de los círculos del aparato de poder ha acabado costando cara a Allaui, que ha cargado duramente contra sus rivales políticos en un breve discurso. “Intenté todo lo posible para salvar al país de deslizarse hacia lo desconocido y resolver la actual crisis”, ha sentenciado. Ha acusado a ciertos partidos a los que no ha puesto nombre de “negociar por intereses muy estrechos” y “no tomarse en serio la implementación de reformas que le prometieron al pueblo”.

Tras la retirada de Allaui, el presidente Saleh esperará quince días para encontrar a otro candidato dispuesto a asumir la complicada misión de ganarse los apoyos del fragmentado Consejo de Representantes. En el interín, quien seguirá a cargo del Gobierno en funciones es Adel Abdul Mahdi, a quien las multitudinarias protestas sociales obligaron a dimitir a finales del año pasado. No obstante, es una incógnita si el ex primer ministro aceptará seguir pilotando un barco que parece ir a la deriva.

Mientras Irak se abona a una interinidad permanente, las manifestaciones en las calles de las principales ciudades del país no se han detenido. Miles de personas se reunieron en la jornada del domingo en las plazas más grandes de Bagdad. Los manifestantes piden la convocatoria de nuevas elecciones para expulsar a través de las urnas a la clase política que lleva dirigiendo el país a lo largo de los últimos años. Desde que comenzó el ciclo actual de protestas el pasado otoño, las cifras de muertos a manos de las fuerzas de seguridad ascienden a cerca de 500, según la agencia Reuters.

Grandes retos y manos atadas

El vacío de poder actual imposibilita que el inestable país de Oriente Próximo haga frente a los desafíos que tiene por delante. La economía iraquí languidece debido, en parte, a la bajada de los precios del petróleo ocasionada por la expansión mundial del COVID-19. Aparte, el territorio atraviesa problemas estructurales como el alto nivel de desempleo, sobre todo entre la población joven (cercana al 16,5%). La combinación de este factor con los bajos sueldos ha creado un caldo de cultivo óptimo para que descienda el nivel de vida de los ciudadanos.

Independientemente de su impacto económico, el propio coronavirus es una razón de cierta preocupación para las autoridades iraquíes. Irán, uno de sus países vecinos, ha quedado configurado como uno de los nuevos focos de la enfermedad por el aumento en el número de casos que ha registrado a lo largo de la última semana.

Los problemas de Irak no son solamente de índole económica o sanitaria. El aspecto securitario es muy importante. En el actual escenario de tensión entre Irán y Estados Unidos, Irak está en medio. De hecho, recientemente ha vuelto a ser el teatro donde se ha desarrollado la confrontación entre estos dos rivales geopolíticos: fue en Irak donde una operación estadounidense abatió al general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani y al líder de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF) Abu Mahdi al-Muhandis. Fue asimismo en territorio iraquí donde el ataque aéreo iraní en respuesta golpeó dos bases del Ejército que albergaban a soldados estadounidenses. Aunque la escalada no ha ido a más por el momento, la posición de Irak no deja de ser delicada.

Además, dentro de su propio territorio, en los últimos meses, se ha registrado un incremento muy importante de la actividad de grupos terroristas yihadistas. Daesh es uno de los principales responsables de esta circunstancia. Aunque perdió a su líder Abu Bakr al-Baghdadi en Siria, la organización se ha rearmado en la clandestinidad, en un proceso similar al que experimentó Al-Qaeda tras la intervención de Estados Unidos en Afganistán derivada de los atentados del 11-S. Del mismo modo, milicias chiíes apoyadas por Irán, como las mencionadas PMF o Kataib Hizbulá, asociada al grupo libanés, han ganado un peso bastante importante. La reciente decisión del legislativo de Bagdad de expulsar a las tropas estadounidenses podría agravar todavía más la situación actual del país.

Bombardeo sobre la Zona Verde

Los ataques se suceden prácticamente a diario. Precisamente, a las pocas horas de que fracasase la sesión parlamentaria, dos proyectiles de mortero han sido lanzados contra la llamada Zona Verde de Bagdad. Es en ese distrito donde se encuentran la mayor parte de instituciones del país y también las embajadas. Uno de los impactos se ha registrado cerca de la representación diplomática de Estados Unidos.

Según las declaraciones de un oficial del Ministerio del Interior, los morteros no han causado daños humanos, ya que cayeron en una zona despejada. La autoría del ataque no ha sido reclamada por el momento.