Casa América acogió un debate organizado por la Fundación Alternativas con expertos en materia de democracia y derechos humanos en la región latinoamericana

América Latina: una región insatisfecha e indiferente a la democracia

PHOTO/ATALAYAR/LUCÍA PORRAS - Debate “Promover juntos la democracia y los derechos humanos. España, Estados Unidos y América Latina”, organizado por la Fundación Alternativas en Casa América.

Estados Unidos y España deben poner el foco en trabajar “por la democracia con América Latina” y no “para América Latina”, ya que la complejidad del asunto traspasa las fronteras domésticas, tratándose de un problema internacional. La democracia no es algo únicamente político, sino que debe tener en cuenta a los actores privados, empresas y la sociedad civil, que es la primera afectada por la crisis democrática, disminuyendo su calidad de vida y aumentando la indiferencia hacia estos regímenes y sus instituciones. La democracia en el mundo y, especialmente, en América Latina no pasa por su mejor momento donde está amenazada por la corrupción y el autoritarismo. Se ha invertido mucho en institucionalidad, pero las democracias no han conseguido satisfacer lo que los ciudadanos a nivel global demandan como se concluyó en el debate “Promover juntos la democracia y los derechos humanos. España, Estados Unidos y América Latina”, organizado por la Fundación Alternativas en Casa América. 

Durante el primer conversatorio, Antón Leis, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), afirmaba que el 51% de los latinoamericanos prefieren un régimen no democrático si resuelve sus problemas de seguridad, económicos, tráfico de drogas o crimen organizado. Un ejemplo de ello es El Salvador, donde la población está dispuesta a cambiar seguridad por libertad siempre que el Gobierno dé una respuesta al problema de inseguridad por el que pasa el país, que llegó a alcanzar más de 100 homicidios intencionados por cada 100.000 habitantes. 

PHOTO/ATALAYAR/LUCÍA PORRAS - Debate “Promover juntos la democracia y los derechos humanos. España, Estados Unidos y América Latina”, organizado por la Fundación Alternativas en Casa América

La sociedad civil muestra malestar, pues “los ciudadanos eligen a sus representantes para que hagan políticas públicas, pero eso que están haciendo no llega, en realidad no tienen mejor acceso a servicios públicos como la sanidad o la educación”, afirmó Esther del Campo, decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, en la primera mesa redonda. El panorama es desalentador, muchos líderes democráticos llegan al poder a través de las urnas y después ignoran las garantías democráticas elementales como fue el caso de López Obrador en México, Bolsonaro en Brasil o Bukele en El Salvador. Por otro lado, también están las democracias frágiles, donde existe una disolución del poder como ha ocurrido y ocurre actualmente en Perú, declaró Tamara Taraciuk, directora de Diálogo Interamericano. 

“En Europa, tradicionalmente hemos pensado que Estado fuerte y sociedad civil fuerte eran dos de los pilares que nos han sostenido, pero en América Latina no hemos tenido históricamente Estados fuertes y en casi ningún país de la región, existió una sociedad civil fuerte”, apuntó Esther del Campo. Por esta razón, se debe trabajar para fortalecer a la sociedad civil y generar mecanismos de organización que tengan un impacto en la sociedad, pues, aunque “España ha trabajado para ello, no se han alcanzado los objetivos propuestos”. 

PHOTO/ATALAYAR/LUCÍA PORRAS - Primera mesa redonda: “Democracia, Estado de Derechos y contrato social: juntos contra el Autoritarismo”. De derecha a izquierda: Esther del Campo, Cecilia Ballesteros, Tamara Taraciuk y Sergio Fausto (vía online)

El fracaso se da en muchas ocasiones porque solo se habla de diagnóstico democrático y muy poco de las alertas tempranas a tener en cuenta para evitar que existe un retroceso democrático. Este es el caso de Venezuela donde Tamara Taraciuk considera que “existe una falsa percepción de normalización, por la falta un diagnóstico real sobre la represión selectiva que existe en el país, la emergencia humanitaria y crisis de refugiados de más 7,2 millones de venezolanos”. Para conseguir un cambio en el Estado venezolano es necesario incentivos que lleven a la transición como pueden ser las próximas elecciones, en las cuales “es imprescindible una misión de observación electoral de Europa” o la búsqueda de justicia por la violación de Derechos Humanos. El rol de España aquí sería el de buscar un consenso regional para promover la transición democrática debido a que las instituciones no tienen intención de cambio como han mostrado a lo largo de estos años. 

En la región latina, no hay obligaciones de mínimos a pesar de los debates que existen sobre qué se debe hacer, pues finalmente no se establecen pilares básicos relacionados con la democracia, los derechos humanos y valores sociales en una región que destaca por ser muy amplia y con situaciones muy diversas en cada país. En algunos Estados, sigue habiendo un potencial riesgo de inestabilidad democrática, como es el caso de Brasil, principal imitador de Donald Trump y donde podría ponerse en peligro el Gobierno de Lula da Silva si hubiese una vuelta del expresidente de los Estados Unidos. Asimismo, la inestabilidad también se ve amenazada por la migración de nicaragüenses, cubanos, venezolanos y haitianos, entre otros. “Hablar de migraciones es hablar de mujeres y de trata” ante lo cual la región no está preparada para garantizar una movilización masiva segura y cuya respuesta es una frontera de México con Estados Unidos y Nicaragua cada vez más militarizada, concluyó Irune Aguirrezabal, directora del Programa Iberoamericano de Derechos Humanos, Democracia e Igualdad en la última mesa redonda.