La apertura hacia el entendimiento en las relaciones marroquí-argelinas
El discurso del rey Mohamed VI ha estado marcado por una fuerte diplomacia y acercamiento hacia su vecina Argelia. Las rivalidades históricas que sostienen ambos países parecen haber llegado a una distensión después de que el rey de Marruecos ofreciera al país argelino en su discurso “trabajar juntos, en el plazo más próximo que estime oportuno, para desarrollar la fraternidad en las relaciones que nuestros pueblos han construido a través de años de lucha común”.
Este acercamiento se produce en un contexto marcado por la evidente reavivación del conflicto del Sáhara Occidental, después de que Estados Unidos apoyara la propuesta marroquí de mantener una autonomía bajo soberanía marroquí y pidiera a Rabat que consiga alcanzar un acuerdo en el marco de las Naciones Unidas. Por su parte, Argelia siempre se ha mostrado a favor de la posición defendida por el Frente Polisario de celebrar un referéndum para decidir el destino de la región y ha acogido en múltiples ocasiones a los refugiados de la zona.
Hasta el momento no se ha producido ninguna respuesta oficial por parte del presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune. Sin embargo, el diputado de la asamblea nacional argelina, Qureshi Abdelkarim, ha afirmado que la decisión de “hablar con Marruecos o no es competencia del presidente de la República”, y así se había establecido “en reuniones anteriores”, por lo que se espera que el silencio impere en la respuesta argelina. A estas declaraciones el diputado agrega que Marruecos debería pedir una disculpa al pueblo argelino para que se pueda proceder al diálogo, haciendo referencia a las acusaciones que se habían vertido contra Argelia en el contexto del cierre de fronteras de 1994, cuando Marrakech sufrió un atentado que le costó la vida a dos españoles y el cual Marruecos atribuyó a Argelia derivando en una inesperada crisis diplomática entre ambos Estados. En este sentido, ha agregado a la agencia rusa “Sputnik” la imposibilidad de “adelantar el proceso de diálogo incondicional en el momento actual”.
Respecto a la apertura de la frontera, Abdelkrim ha reiterado que Marruecos debe emitir una disculpa oficial a Argelia. En esta línea, el diputado ha declarado que “son muchos los atentados que implican la entrada de drogas por toneladas a Argelia,” y lo que “suma un insulto a la herida” son las declaraciones que emitió el representante del reino de Marruecos en Naciones Unidas en referencia al “movimiento de independencia de las tribus cabilas, que es contrario a lo que se propone con respecto al tema del Sáhara Occidental”.
En referencia al conflicto saharaui, Abdelkrim ha declarado que “Argelia apoya al pueblo saharaui porque Argelia apoya los procesos de liberación en todo el mundo”, y afirma que “el retorno de las relaciones no puede vincularse al problema del Sahara, del cual Argelia no es parte de la crisis”.
Por su parte, el monarca ha expresado que “Marruecos y Argelia son dos gemelos que se complementan mutuamente” y que el mantenimiento del cierre de fronteras no solo entorpece la comunicación entre los dos pueblos, sino que contribuye al cierre de las mentes”. Además, ha recalcado que “a nuestros hermanos en Argelia ningún daño o problema les llegará jamás desde Marruecos, ningún peligro o amenaza” y señaló que “consideramos que la seguridad y estabilidad de Argelia, así como la tranquilidad de su pueblo son parte de la seguridad y estabilidad de Marruecos”.
Uno de los mayores desencuentros entre Marruecos y Argelia viene derivado de las respectivas cuestiones que defienden ambos países respecto a la espinosa cuestión del Sáhara Occidental, territorio que Marruecos reivindica y que se sitúa de manera limítrofe con Argelia. Desde el país argelino reclaman la independencia de la zona, además de albergar en Tinduf la sede de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Rabat no ha cambiado su postura respecto a la autonomía del Sáhara y ha sostenido en diversas ocasiones que Argel “es parte interesada en el conflicto”.
Sin embargo, el discurso emitido por el rey marroquí se aleja de los enfrentamientos que han protagonizado ambos países vecinos. Desde una perspectiva geopolítica y geoestratégica, es notorio que tanto Argelia como Marruecos desean posicionarse en un papel de liderazgo regional.
La rivalidad bilateral hunde sus raíces en el proceso de descolonización y en el propio proceso de la construcción estado-nación como consecuencia de la propia descolonización protagonizada por Francia. Tras la creación de ambos estados, la carrera por influir en la comunidad internacional, concretamente en la Unión Europea y construir una política exterior fuerte e influyente, sobre todo como socios claves en la lucha antiterrorista y la emigración irregular, ha sido más que evidente.
Tras la paralización de la política exterior argelina en la última década como consecuencia de la enfermedad del expresidente, Abdelaziz Butefliqa, Marruecos ha conseguido consolidar su influencia en el continente africano, destacando la zona del Sahel en materia de antiterrorismo y en nuevas inversiones económicas en la región.
En términos diplomáticos, el conflicto de Libia es un ejemplo que ha evidenciado la rivalidad entre los dos países para conseguir reforzar su rol como posibles mediadores de la guerra. Con la llegada al poder de Abdelmajid Tebboun, la diplomacia argelina consiguió reactivarse impulsando un proyecto en su Constitución que apoyaba el despliegue de sus tropas en el exterior. Junto a esto y desde una posición equidistante, Argel ha declaro su deseo de mediar en el conflicto.
Por otro lado, Marruecos apoya el gobierno de Trípoli, reconocido por Naciones Unidas, que se acoge a los acuerdos firmados en Sjirat en el 2015, pacto que establecía la creación de un gobierno de unidad nacional con un presidente, dos vicepresidentes y seis miembros más. En cambio, el mariscal Jalifa Hafter, ha declarado en diversas ocasiones que esos acuerdos son caducos.
Sin embargo, la internacionalización del conflicto libio tras la entrada de nuevos actores como Turquía, que consiguió equilibrar el pulso entre el Gobierno de Tripolí tras su intervención militar para apoyar a este último, ha ocasionado que la capacidad de influencia de Marruecos y Argelia en suelo libio se vea ampliamente limitada.
Las últimas declaraciones emitidas por el rey marroquí en las relaciones bilaterales con Argelia podrían identificarse como un primer paso para la construcción de unas relaciones diplomáticas que consigan alejarse de las hostilidades que han marcado las relaciones entre los dos países. Ante el silencio por parte de Argelia, los objetivos tanto de Marruecos y Argelia continúan siendo el refuerzo de su influencia en la zona y las palabras de Mohamed VI auguran, al menos desde Marruecos, el deseo por emprender un camino conjunto en la política exterior de la zona tras apostar por “la reapertura de las fronteras entre ambos países” y expresar su “invitación sincera” para “actuar juntos y sin condiciones hacia el establecimiento de relaciones bilaterales basadas en la confianza, el diálogo y la buena vecindad”.