Por primera vez en la historia del país hebreo un partido árabe formará parte del Ejecutivo

¿Se aproxima el fin de la era Netanyahu?

AFP/HO/RAAM - Jefe del partido conservador islámico árabe israelí Raam Mansour Abbas (R) firmando un acuerdo de coalición con el líder de la oposición de Israel Yair Lapid (L) y el millonario tecnológico nacionalista de derecha Naftali Bennett

A contrarreloj y apenas media hora antes de que finalizará el plazo para poder llegar a un acuerdo que permitiera formar Gobierno en Israel el líder de la oposición, Yair Lapid, llamaba al presidente del país hebreo, Reuven Rivlin, para transmitirle la noticia de que se había conseguido llegar a un acuerdo que pusiera fin a 12 años de Gobierno del actual primer ministro, Benjamin Netanyahu.

Han sido semanas de largos encuentros y duras negociaciones que finalmente han resultado en un acuerdo que aún parece frágil. Una vez que el líder de la oposición ha dado cuenta de que existe un acuerdo de coalición, éste tiene que ser sometido a votación en el Parlamento (Knesset) donde por ahora cuenta con un ajustado resultado de 61 escaños de 120. Este nuevo Gobierno, además de desbancar al eterno Netanyahu del asiento de primer ministro, cuenta por primera vez en la historia con un partido que representa a la minoría árabe entre sus filas.

Mansour Abbas, líder del partido árabe Raam, ha mantenido contactos tanto con el partido de Netanyahu, Likud, como con Bennet de Yamina y Lapid de Yesh Atid, decantándose finalmente por el acuerdo de coalición con el autodenominado “bloque del cambio”. Los dos grandes requisitos que impusieron los islamistas fueron la legalización de aldeas irregulares de beduinos al sur del país y revertir o suspender una ley que facilita la demolición de viviendas ilegales, que afecta en su gran mayoría a la población árabe. Una vez consensuadas estas dos grandes cuestiones, Abbas ofrecía su apoyo al nuevo Gobierno.

Otro de los grandes obstáculos para llegar a este acuerdo ha sido el comité de Asuntos Judiciales, que ha supuesto una lucha entre el Partido Laborista y el partido de Yamina. Tanto la número dos del partido de Yamina, Ayelet Shaked, como la líder de los laboristas Merav Michaeli, requerían formar parte de éste. Finalmente, el acuerdo de coalición ha resuelto el problema estableciendo un puesto rotatorio. Según el acuerdo, Shaked formaría parte del comité en la primera mitad de la legislatura, junto con un diputado del Partido Laborista, y Michaeli en la segunda mitad, junto con un diputado de Nueva Esperanza (otro de los partidos que forman parte de la coalición).

Por lo que una vez superados todos los impedimentos el Gobierno conformado por Bennet-Lapid contaría con el respaldo de ocho de los 13 partidos que obtuvieron escaños en las elecciones del 23 de marzo, lo que supone un total aparente de 61 votos en los 120 miembros de la Knesset: Yesh Atid (17 escaños), Azul y Blanco (8), Yisrael Beytenu (7), Laboristas (7), Yamina (6), Nueva Esperanza (6), Meretz (6) y Raam (4).

Según establece el acuerdo de coalición de este heterogéneo Gobierno, que comprende partidos políticos de todas las esferas ideológicas; desde la ultraderecha, derecha, centro, izquierda y un partido árabe; Bennett (Yamina) será primer ministro hasta septiembre de 2023, año en el que el líder de Yesh Atid, Yair Lapid le sustituirá hasta el final de la legislatura de la Knesset, en noviembre de 2025.

Mientras el líder de Yamina ejerce de primer ministro Lapid ocupará el cargo de ministro de Asuntos Exteriores, el líder del partido Azul y Blanco, Benny Gantz seguirá siendo ministro de Defensa, y la cartera del Tesoro la ocupará el líder de Yisrael Beytenu, Avigdor Liberman. Por su parte, el líder de Nueva Esperanza, Gideon Saar, será ministro de Justicia, mientras que Ayelet Shaked, de Yamina, será ministra del Interior.

La laborista Michaeli recibió la cartera de Transportes y su compañero de partido Omer Barlev será ministro de Seguridad Pública. El líder de Meretz, Nitzan Horowitz, será nombrado ministro de Sanidad, mientras que su compañera de partido Tamar Zandberg será ministra de Protección del Medio Ambiente e Issawi Frej de Cooperación Regional.

Así queda finalmente distribuido el nuevo “Gobierno del cambio” que aún tiene que hacer frente a unas jornadas decisivas antes de que se vote en el Parlamento. La escasa mayoría que ha obtenido esta nueva coalición puede implicar que en cualquier momento se resquebraje. La votación en el Parlamento se puede demorar hasta 12 días, teniendo como fecha máxima el 14 de junio. Un periodo de tiempo que el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, puede aprovechar para desestabilizar a algunos de los diputados de derechas y provocar la ruptura de este nuevo Gobierno.

Tanto Lapid como Bennet son conscientes de que estas semanas pueden resultar decisivas y cualquier eventualidad puede suponer la ruptura del acuerdo de coalición. Es más, el diputado de Yamina, Nir Orbach, ya ha mostrado sus reticencias a la hora de votar a favor de este nuevo Gobierno, lo que provocaría que no se pudiera conseguir la mayoría necesaria de 61 escaños en el Parlamento. Orbach, seguiría así los pasos de otro de los miembros de Yamina, Amichai Shikli, que ya anunció que votaría en contra de "formar parte de un Gobierno con la izquierda".

Para poder acelerar el proceso desde el “Ejecutivo del cambio” han presentado una iniciativa para poder reemplazar al presidente de la Knesset, Yariv Levin, del Likud, por Mickey Levy afín a Yesh Atid (partido de Lapid) con el objeto impedir que el presidente del Parlamento retrase la votación para aprobar el nuevo Gobierno, que pondría fin a 12 años de mandato de Netanyahu. Pero para conseguir este objetivo es necesario nuevamente una mayoría de diputados y es otra vez el miembro de Yamina, Nir Orbach, quien ha negado su respaldo a esta iniciativa. La votación entonces podría retrasarse hasta el 14 de junio, un tiempo que Netanyahu puede aprovechar para presionar a las esferas más derechistas de la coalición.

Según publica el medio The Times of Israel Netanyahu ha convocado una reunión de emergencia con los líderes de los partidos que forman parte del bloque derechista-ultraortodoxo que le apoyan en el Parlamento, un encuentro al que ha sido invitado Levin, el presidente de la Knesset. Últimas jornadas decisivas que podrán marcar el fin de dos años de bloqueo político o un nuevo fracaso político que tendrá como desenlace más probable unas quintas elecciones en apenas dos años y medio.