Arabia Saudí ofrece un alto al fuego a los hutíes en Yemen
Arabia Saudí ha ofrecido este lunes una propuesta de alto al fuego a los hutíes en Yemen con la supervisión de Naciones Unidas. La iniciativa de paz incluye la reapertura de los enlaces aéreos y marítimos, así como el pago de impuestos e ingresos aduaneros para los buques con derivados del petróleo que atraquen en el puerto de Hodeida, en el oeste de Yemen.
“Queremos que las armas se silencien por completo”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Faisal bin Farhan. El ministro manifestó que el objetivo del Reino es “tener un alto el fuego de inmediato”. “Es una solución política para que Yemen sea seguro. Sin embargo, los plazos dependen ahora de los hutíes. Tienen que decidir entre los intereses de Yemen o los de Irán”, añadió.
“Esta iniciativa saudí (…) es una oportunidad para poner fin a la crisis y para que todas las partes en Yemen den prioridad a los intereses de Yemen”, declaró Bin Farhan. “Este proyecto incluye medidas prácticas coherentes con los esfuerzos internacionales para aliviar el sufrimiento del pueblo yemení, un alto el fuego completo para detener el derramamiento de sangre y un diálogo político entre las partes bajo la supervisión de la ONU”.
La propuesta contiene dos concesiones hechas por los saudíes a los insurgentes. La primera es la reapertura del aeropuerto internacional de Saná, cerrado desde 2015, que revitalizaría el contacto de Yemen con el exterior. La segunda consiste en la creación de una cuenta conjunta en el Banco Central de Yemen, en la que se depositarían los impuestos, las aduanas y otras tasas generadas por el puerto de Hodeida durante la importación de petróleo, sobre la que tendrían acceso tanto los hutíes como el Gobierno reconocido para financiar sus respectivos aparatos.
No obstante, Riad ha denunciado la influencia iraní en la región y su respaldo a la milicia chií. El propio Bin Farhan matizó que el Reino se reserva el derecho a defender su territorio, ciudadanos y residentes de los “ataques sistemáticos" llevados a cabo por los rebeldes contra objetivos civiles e instalaciones importantes para “la economía y la seguridad energética mundial”.
La oferta se produce en mitad de un intercambio de golpes continuo entre las fuerzas de la coalición, lideradas por Arabia Saudí, y los insurgentes yemeníes. Las tensiones en la región han aumentado de forma considerable tras las repetidas ofensivas aéreas hutíes sobre instalaciones petroleras y hangares militares saudíes, y los bombardeos del Reino sobre la capital, Saná, y sobre otros enclaves del país.
El principal frente de combate se ubica en la gobernación de Marib y en su capital homónima. El pasado mes de febrero, los insurgentes lanzaron una ofensiva aérea y terrestre sobre la zona para hacerse con el último bastión del Gobierno de Adén en el norte del país, así como una de las áreas con más reservas de petróleo y gas de Yemen. Sin embargo, las fuerzas de la coalición mantienen por el momento la posición y la superioridad sobre el terreno.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, ha trasladado el apoyo de Washington a los esfuerzos por estabilizar la región al ministro de Asuntos Exteriores saudí, mientras que el alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha catalogado la propuesta como “un paso positivo en el proceso hacia la paz”. Por su parte, Naciones Unidas ha asegurado que la iniciativa saudí va en línea con las aspiraciones de la organización y ha establecido un mecanismo de inspección de embarcaciones en Djibouti antes de la llegada al puerto de Hodeida, sin embargo, los buques de guerra de la coalición aún retienen la mayoría de los barcos.
“Esta propuesta no contiene ningún punto nuevo o positivo”, manifestó el portavoz de los hutíes, Mohamed Abdelsalam, en declaraciones al canal de televisión del grupo Al-Masirah. “Cualquier iniciativa que no advierta de que Yemen ha sido objeto de agresión y bloqueo durante seis años y separe el lado humanitario de cualquier pacto militar o político no es serio ni nuevo”, añadió Abdul Salam.
De esta forma anunciaba la insurgencia hutí el rechazo a la propuesta de Arabia Saudí. Aunque el líder de la milicia, Mohammed Ali al-Houthi, propuso el pasado viernes un alto el fuego a nivel nacional con la condición de que Arabia Saudí reabriera el aeropuerto de Saná a los vuelos comerciales, y levantase las restricciones a los envíos de carga a Hodeida, una condición aceptada por los saudíes, según recoge Associated Press.
El subsecretario de la Autoridad de Aviación Civil y Meteorología de los rebeldes, Raed Jabal, ha declarado este martes que el aeropuerto de Saná ha recibido incursiones por parte de varios aviones de combate tras la “falsa iniciativa” de las fuerzas de la coalición. Jabal ha añadido que el ofrecimiento no es más que “un intento de engañar a la opinión pública ante la comunidad internacional”, según la agencia de noticias hutí SABA.
La coalición liderada por Arabia Saudí entró oficialmente en la guerra de Yemen el 22 de marzo de 2015, cuando los insurgentes amenazaban con la toma de Adén. Seis años después, los combates continúan. La guerra ha acabado con la vida de unas 130.000 personas, incluidos más de 13.000 civiles, según el proyecto Armed Conflict Location & Event Project. Decenas de miles de niños, además, han muerto de hambre y enfermedades, en lo que se ha convertido en la mayor crisis humanitaria del planeta.