¿Arde la antorcha entre Argel y Dubái?
Menos de una hora después de la publicación, la información fue retirada de la página web de este medio de comunicación, supeditado al Gobierno y cuyo propietario, Anis Rahmani, cuyo verdadero nombre es Mohamed Meguedem, está en la cárcel cumpliendo una condena de 10 años por corrupción y enriquecimiento ilícito. Pero el poco tiempo que tardó en aparecer esta información fue suficiente para que las redes sociales se apoderaran de ella y la difundieran por todas partes.
Las cosas parecen serias y graves. Se esperaba una fuerte reacción contra el sitio web En-Nahar, cuyo periódico ha dejado de publicarse desde que Tebboune llegó al poder. Anis Rahmani, su propietario, había participado en el complot dirigido por el general Wassini Bouazza, entonces todopoderoso jefe de la Dirección General de Seguridad Interior, que había maniobrado contra el nombramiento de Tebboune como jefe del Estado argelino. El general de división Bouazza fue degradado al grado de soldado de caballería y condenado a 16 años de cárcel, mientras que el jefe del grupo En-Nahar languidecía en una prisión del sur del país, a unos 800 km de Argel.
Al día siguiente de la publicación de esta información, las autoridades argelinas no dijeron nada más sobre el tema. Un desmentido a última hora de la noche del Ministerio de Asuntos Exteriores, seguido de la destitución de Mohamed Bouslimani, ministro de Comunicación, parecieron suficientes. No era necesario abrir una investigación, que bien podría provocar un enfrentamiento de consecuencias devastadoras entre Tebboune y Chengriha. Está claro que es el jefe del Estado Mayor del Ejército, que controla los servicios secretos, quien está detrás de este “incidente”.
El medio de comunicación En-Nahar, conocido como relevo mediático de los servicios secretos argelinos, nunca se habría permitido publicar una información tan grave si no procediera de una fuente en posición de protegerlos.
El diario El-Khabar toma el relevo de En-Nahar
Lo mismo puede decirse del diario en lengua árabe El-Khabar, que se ha sumado al carro publicando, en su edición del jueves 27 de julio, un artículo mordaz y de una violencia inusitada contra los Emiratos Árabes Unidos, bajo el título “Abu Dabi, la capital del caos”. El artículo menciona en particular que “funcionarios emiratíes han proporcionado a Marruecos un sistema de espionaje contra Argelia. Presiones emiratíes sobre Mauritania para que normalice sus relaciones con Israel. Se animó a Túnez a romper relaciones con Argelia a cambio de una importante ayuda financiera de los Emiratos. Intento de inundar Argelia con 2 millones de unidades de drogas psicotrópicas procedentes de Libia”.
El diario El-Khabar nos dice que “fuentes bien informadas” están detrás de este complot. En otras palabras, los servicios de seguridad están comunicando una información que debería haber sido objeto de un informe que se transmitiera al jefe del Estado para que tomara las medidas adecuadas en una situación así. Como mínimo, el ministro de Asuntos Exteriores debería haber convocado al embajador emiratí en Argel y haberle pedido explicaciones. La información contenida en este artículo es más que suficiente para provocar una ruptura urgente de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Por mucho menos, el 24 de agosto de 2021, Argel rompió relaciones diplomáticas con Rabat antes de decidir, un mes más tarde, cerrar su espacio aéreo a la aviación civil y militar marroquí tras una decisión adoptada en una reunión del Consejo de Alta Seguridad el 22 de septiembre de 2023.
Sin embargo, hasta la fecha, las autoridades argelinas nunca han sido capaces de aportar la más mínima prueba que justifique estas decisiones, que están envenenando la existencia de los dos pueblos hermanos, que ya sufren el cierre de sus fronteras terrestres desde 1994.
Hasta el momento, el artículo de El-Khabar no ha suscitado ninguna reacción ni de Argelia ni de los Emiratos. Es cierto que se publicó mientras el presidente Tebboune se encontraba en Alemania para recibir tratamiento. Pero a su regreso, no se tomó ninguna decisión ni contra el periódico ni contra los Emiratos Árabes Unidos.
Una vez más, sospechamos que los servicios secretos argelinos están detrás de esta maniobra. Y quien dice servicios secretos dice general Saïd Chengriha, jefe del Estado Mayor del Ejército y hombre fuerte del país.
De todos es sabido que las relaciones entre Argelia y Dubái no son muy buenas. Prueba de ello fue la negativa del jeque Zayed, presidente de los EAU, a reunirse con Tebboune o a estrechar su mano en el 26º Foro Económico Internacional de San Petersburgo, celebrado del 14 al 17 de junio de 2023. A pesar del intento de Tebboune de animar a Putin a organizar una reunión tripartita, el emir Zayed al-Nahyan se negó a reunirse con el jefe de Estado argelino. Se trata de un hecho inédito en la historia de las relaciones internacionales de Argelia, especialmente con los países árabes.
Enfadado, Tebboune, por su parte, cometió el error de no dar el pésame al Estado emiratí por la muerte de Su Alteza el jeque Saeed bin Zayed al-Nahyan, representante del gobernador de Abu Dabi y hermano del presidente de los Emiratos Árabes Unidos.
Sin embargo, Argel nunca se atrevería a declarar abiertamente su disputa con los EAU y jamás soñaría con enemistarse con ellos. Su capacidad para causar problemas es tan fuerte que el régimen argelino corre el riesgo de encontrarse aún más aislado en la escena árabe. Esto no ayuda al hombre que sigue pregonando el hecho de que la diplomacia argelina ha recuperado sus colores y ha vuelto a situar a Argelia en la línea de los Estados respetables. Esto está por demostrar cuando se considera a Argelia una fuerza desestabilizadora en la región, dadas sus tormentosas relaciones con Rabat, Madrid, París y Dubái. Capitales que cuentan.