Argelia, la abogada Zoubida Assoul, primera candidata a las elecciones presidenciales de diciembre de 2024
Zoubida es uno de los miembros fundadores del movimiento "Mouwatana" (ciudadanía), creado en junio de 2018, y es una de las figuras más destacadas del movimiento. Es muy consciente del peligro que acecha a cualquier candidato que obstruya el camino trazado por quienes toman las decisiones entre bastidores. Pero no es de las que se rinden.
No en vano sus allegados la apodan "Kahina", como la reina guerrera bereber. Su candidatura es, ante todo, un desafío a los responsables que imponen su ley y su voluntad a todo un pueblo al que consideran menor de edad, para que elija a sus gobernantes de fachada.
Nacida en la ciudad de Tébessa en 1956, esta mujer chaouia de la gran tribu Ouled Sidi Abid, hija de un erudito religioso, Assoul Tebessi, inició su carrera política en mayo de 1994, cuando fue elegida por el antiguo jefe de la histórica Wilaya IV, de la guerra de liberación nacional, el difunto Youcef El-Khatib, para formar parte del Consejo Nacional de Transición (CNT), institución ad hoc que sustituía al Parlamento disuelto antes de la segunda vuelta de las elecciones legislativas ganadas por el Frente Islámico de Salvación.
Jubilada a los 41 años
Su entrada en esta institución la introdujo en los arcanos del poder y sus intrigas. Se convirtió en una de las más feroces opositoras al sistema actual. Rechazó las invitaciones a afiliarse al RND y después al FLN. Esta negativa a unirse a los dos partidos que se habían repartido el poder durante los últimos treinta años bastó para expulsarla de las esferas de un régimen en el que no tenía cabida.
Perdió su empleo de inspectora en el Ministerio de Justicia y se jubiló a la edad de... 41 años.
Luchó contra el sistema en dos frentes. Judicialmente, como abogada de activistas de derechos humanos y militantes de Hirak desde que empezaron a enfrentarse a la arbitrariedad, la injusticia y la represión.
Políticamente, siendo una de las primeras en oponerse al gobierno de Buteflika y una de las primeras figuras del hirak mucho antes de su nacimiento oficial en febrero de 2019.
Hace campaña a favor del Estado de Derecho y de una ruptura radical con el régimen actual, como parte del movimiento "Mouwatana" junto a Soufiane Djilali, presidente del partido Jil Jadid (Nueva Generación), que se ha unido al régimen de Abdelmadjid Tebboune desde la instalación de este último en el palacio presidencial de El-Mouradia, Ahmed Benbitour, efímero primer ministro (del 23 de diciembre de 1999 al 26 de agosto de 2000) y Amira Bouraoui, cuya huida del país causó conmoción en febrero de 2023.
Como medida represiva, su casa fue incendiada.
Zoubida Assoul participó en las marchas que precedieron al "hirak" en Argel, Bejaïa, Constantina y otras ciudades del país. Estas marchas reunieron a muy poca gente. Pero eso no impidió que el poder la reprimiera. Quemaron su casa.
Quemaron todas sus posesiones, joyas, ropa y documentos. Pero ella no se rindió y siguió luchando por el Estado de derecho.
En las abortadas elecciones presidenciales de abril de 2019, dio su apoyo al general retirado Ali Ghediri. Se trata de un general cuya candidatura enturbió las aguas del sistema al provocar profundas divisiones en el seno del estamento militar.
Una institución que él conoce muy bien y sabe todos los detalles sobre sus altos mandos, ya que fue director de personal y justicia militar durante 15 años. Para eliminar el peligro que representa para los intereses de quienes toman las decisiones entre bastidores, fue detenido el 12 de junio de 2019.
Al día siguiente, ingresó en prisión preventiva en la cárcel de El-Harrach por sus escritos publicados en el diario francófono El-Watan, considerados hostiles al ejército. Cumple una condena de 6 años de cárcel, fijada inicialmente en 4 años, pero ampliada en dos años unos días antes de su puesta en libertad, el 16 de mayo de 2023.
En cuanto se anunció la candidatura de Zoubida Assoul, surgieron interrogantes sobre la reacción de las autoridades.
Sabiendo que no tienen nada que reprocharle, dada la irreprochable probidad moral de la mujer y su intachable integridad política, existe un fuerte temor a los golpes bajos que inevitablemente le asestarán los responsables entre bastidores, que no escatimarán medios.