El ataque ruso al hospital oncológico ucraniano es un crimen contra la humanidad
La reportera y periodista María Senovilla, colaboradora de Atalayar, analizó desde el terreno las consecuencias del bombardeo ruso en la capital ucraniana que dejó más de 200 heridos, muchos de ellos niños. Además, con el 75º aniversario de la OTAN, María detalla cuales son las sensaciones a pie de calle sobre la llegada de los paquetes de ayuda con las elecciones norteamericanas del 5 de noviembre en el horizonte.
El ataque del lunes, el peor que tú recuerdas, y llevas allí toda la guerra desde que Rusia invadió Ucrania.
Preguntándoles a vecinos de Kiev te decían que les recordaba los primeros compases de la guerra, cuando se produjo ese cerco a Kiev, y que no habían visto un ataque tan brutal, muchos porque salieron de Ucrania en esas primeras semanas, pero cuando regresaron han vivido más ataques masivos, sobre todo este año, pero como el del lunes no se recordaba.
¿Cómo os enterasteis de que llegaban esos misiles?
Mediante varias aplicaciones y varios canales de Telegram, que operan la gente que está en los sistemas de radar y de defensa antiaérea, es un servicio público para avisar a la población cuando hay un ataque, más allá de esas sirenas que suenan en las calles, a las que ya muchos nos hemos habituado, y a lo mejor no hacemos el suficiente caso, en estos canales, cada vez que hay una sirena se dice el motivo, se dice si ha despegado un avión ruso, o si hay algún dron kamikaze en el aire...
Cuando se produce un ataque masivo de estas características, dan los suficientes detalles como para que la gente se lo tome en serio. A las 10 de la mañana empezábamos a recibir en los móviles, que había un gran número de misiles en el aire, que provenían desde Crimea y desde territorio ruso, y que parece que se dirigían a la ciudad de Kiev.
Una alarma que se tomó mucha gente en serio. Bajando a las estaciones de metro, a los refugios, y aun así no se pudo evitar que se produjeran más de 40 muertos, y casi 200 heridos, en un lapso de apenas una hora, hora y media, y que Kiev se llevara la peor parte.
Sobre todo, ese hospital oncológico infantil, ahí el desastre ha sido mayúsculo. Cualquier vida tiene su importancia sin duda, pero que se bombardee un hospital de niños es un aspecto criminal absolutamente inaceptable.
Fue la imagen que más nos impactó, a los que estábamos aquí en Kiev, y a los que estaban también fuera de Ucrania, porque es que además se pudo grabar con una cámara el impacto directo de un misil hipersónico destruyendo uno de los edificios del hospital. Además de ser un ataque masivo con 38 misiles, que se enviaron desde distintos puntos, Putin mezcló misiles de crucero con otros hipersónicos, que vuelan a distintas velocidades, dificultando el trabajo de las defensas antiaéreas.
Trabajaron a destajo, entre las 10:15 y las 11 de la mañana, era increíble escuchar las explosiones por toda la ciudad, la mayoría eran misiles de defensa antiaérea parando esos misiles rusos, pero no pudieron parar los 38. Siete impactaron, y uno de ellos lo hacía en el edificio de toxicología de ese hospital oncológico infantil, el más grande de Ucrania y uno de los más grandes de Europa, por cierto, un hospital muy moderno, donde se implementaban tratamientos que no se dan en ningún otro centro en Ucrania.
En ese edificio de toxicología, que se reducía a escombros, es donde estaba la unidad de diálisis de los niños y varias unidades de cuidados intensivos con riñón artificial.
¿Cuál es la reacción de los ciudadanos ante estas situaciones? En momentos de tensión, donde se oyen las sirenas, ¿cómo actúan los ucranianos?
Cuando llegué había cientos de personas agolpadas a la puerta porque querían ayudar, y, mientras, sonaban las alarmas antiaéreas. Mientras estaba allí vi un misil pasar por encima de mi cabeza, o sea, el ataque no había terminado, y la gente se echó a la calle para dirigirse al centro mientras se grababa el ataque en vivo.
Había muchísimos padres de niños que habían estado ingresados allí en algún momento, había muchísima gente joven, gente que había salido de las oficinas, gente de todas las edades. Insisto, para intentar ayudar se hizo una enorme cadena humana y quitaron a mano, piedra a piedra, los escombros de ese edificio hasta llegar a las plantas bajas donde había cuerpos. No sabemos si con vida o sin vida porque en ese momento, después de varias horas de trabajo, a los civiles y a la prensa se nos invitó a salir de la zona cero porque no querían que grabásemos cómo sacaban esos cuerpecitos de entre los escombros.
No era necesario grabar a niños ensangrentados para entender la brutalidad y la magnitud de este ataque. Fueron horas de mucho caos y de mucho dolor, pero de una solidaridad que yo tampoco había visto nunca en ninguno de los bombardeos que he cubierto a lo largo de estos casi dos años y medio.
La gente llegaba de todas las calles aledañas, desde el hospital, llegaban andando porque el tráfico estaba cortado en varios kilómetros a la redonda y cargados con bidones de agua y con cajas de fruta porque se hizo un llamamiento desde las autoridades para que por favor llevaran agua y fruta para los niños, porque obviamente perdieron las comunicaciones, la luz, el agua a raíz del bombardeo y no te puedes imaginar lo impresionante que era ver a esos miles de personas acudiendo, empezaron a colocar el agua en las tapias del hospital porque ya adentro no cabían más y seguidamente entraban a quitar piedras a mano.
El saldo es terrorífico: seis doctores muertos del hospital, al menos un niño, aunque hay otros cinco en estado muy grave y, aunque no fueron víctimas en ese momento, en la mañana del lunes, hay muchísimos tratamientos oncológicos y experimentales que solo se aplicaban en ese centro hospitalario. Entonces los niños que se han ido a casa sin recibirlo o los que ya no lo van a poder recibir en el futuro, probablemente también mueran.
Es terrible, son las consecuencias. La guerra es la guerra, pero siempre ha tenido unas reglas mínimas que las personas que tienen una mínima conciencia respetaban. Sin embargo, parece que ahora esa conciencia se ha perdido. De ahí lo que ha aprobado la cumbre de la OTAN, ese apoyo a Ucrania, no sé si ha habido ya reacciones allí en Kiev. El apoyo de la OTAN a Ucrania, a Zelensky, es un apoyo claro y esperemos que permita no tener retrasos más allá de los lapsus de Biden llamando a Putin a Zelensky.
Los lapsus todavía no han tenido repercusiones, han sido muy recientes, pero en los próximos días habrá memes, porque aquí en Ucrania son muy de sobreponerse a todo y de hacerle memes. Pero sí que se ha notado cómo ese apoyo, que bien dices, de la OTAN a Ucrania ha estado presente desde el primer día de cumbre.
Y a medida que pasaba esa cumbre y que pasaban un poco las consecuencias de ese terrible bombardeo, la gente se iba tranquilizando. Muchos de ellos asumen ya que el próximo 5 de noviembre es muy probable que Trump gane las elecciones. Se van tranquilizando, notaba más preocupación hace unos meses y ese mensaje unánime que se ha lanzado estos días desde esa cumbre por el 75º aniversario de la OTAN ha calmado un poquito los ánimos.
Tampoco pueden hacer mucho más. Esperar a que sí que se cumplan esas promesas, a que esos centros, tanto de entrenamiento, como ese hub para recibir el material empiecen a estar operativos y se reciba ese paquete de ayuda que viene muchísimo más lento de lo que se esperaba y es muy necesario. No les queda más que esperar, pero, tras escuchar el mensaje de la OTAN, lo harán un poco más tranquilos.