Varios miembros de la Protección Civil y del cuerpo de bomberos protestaban en Argel para exigir mejoras laborales

Aumentan los conflictos sociales en los servicios públicos argelinos

photo_camera AFP/ RYAD KRAMDI - Miembros de la Protección Civil de Argelia en una concentración frente a la sede del servicio en la capital Argel, el 2 de mayo de 2021, para protestar por la detención por parte de la policía de su representante durante una manifestación anterior en la que reclamaban mejores condiciones de trabajo

Efectivos de la Policía dispersaron el finde semana por la fuerza una manifestación de miembros de Protección Civil y del cuerpo de bomberos que protestaban en Argel para exigir mejoras laborales y reconocimiento por el esfuerzo que están realizando en el control de la pandemia de coronavirus, que según cifras oficiales ha contagiado a más de 122.000 argelinos y causado 3.261 decesos en el país. Los manifestantes, ataviados con su respectivos uniformes, comenzaron a marchar a mediodía desde la plaza del Primero de Mayo en dirección al palacio de Al Mouradia, pero fueron repelidos con gases lacrimógenos a la altura del barrio de Hydra, uno de los más ricos de la ciudad.

La marcha era la tercera acción de protesta de ambos colectivos después de otras dos sentadas el pasado mes de abril frente a las principales unidades de Protección Civil. Los bomberos se quejan de que su salario base es de sólo 15.000 dinares, mientras que el salario mínimo nacional garantizado (SNMG) es de 20.000 dinares (algo más de 125 euros) desde 2020. La Confederación de Sindicatos Argelinos considera que un salario mínimo decente debería alcanzar cuatro veces más. Además, los bomberos aseguran trabajar 80 horas a la semana, cuando la semana laboral legal es de 40 horas.

Policías argelinos forman una barrera mientras los miembros de Protección Civil se concentran frente a la sede de su servicio en la capital, Argel, el 2 de mayo de 2021 AFP/ RYAD KRAMDI

En un comunicado de prensa y televisión, emitido por el Ministerio del Interior en el que calificaba la marcha de los bomberos de "ilegal" y se refería a "un complot contra el país", una acusación recurrente contra cualquier voz disidente en Argelia. También acusó a los manifestantes de ser empujados "por partidos hostiles a Argelia". En respuesta, los agentes de protección civil de Bejaia, en la región nororiental de la Cabilia, denunciaron el comunicado "mendaz" del Ministerio del Interior por "demonizarlos", y anunciaron una manifestación nacional para el 9 de mayo en Argel. El 1 de mayo, durante su mensaje con motivo del Primero de Mayo, El presidente argelino, Albdemadjid Tebboune advirtió que "cualquier forma de expresión de las reivindicaciones en los distintos sectores debe tener en cuenta los intereses de los ciudadanos, respetar las leyes de la República y no servir de motivo para una instrumentalización cuestionable".

Protestar por la detención por parte de la policía de su representante la Protección Civil   durante una manifestación anterior en la que reclamaban mejores condiciones de trabajo AFP/RYAD KRAMDI

En una señal preocupante para un régimen impopular paralizado por el regreso del Hirak a las calles, los conflictos sociales se multiplican en los servicios públicos: la educación, la administración fiscal, los ferrocarriles, los bomberos y el sector sanitario, desgastado por la COVID-19. El presidente argelino, Albdemadjid Tebboune, instó a su Gobierno, el domingo 2 de mayo, a establecer "un diálogo" con los interlocutores sociales para tratar de calmar la cólera social que aumenta en el país. Durante un consejo de ministros, Tebboune "ordenó entablar un diálogo con los distintos interlocutores sociales para mejorar la situación socio-profesional de los empleados del sector" de la educación y la sanidad, según un comunicado oficial.

En respuesta, la Dirección General de Protección Civil aseguró el domingo que todas las demandas de los agentes registrados en el Estatuto Especial y expresadas durante la marcha de hoy quedarán satisfecha tras la revisión de los estatutos. Por ello instó a todos los oficiales "a mostrar disciplina, sentido común y alta responsabilidad, y a evitar las acciones y organizaciones subversivas destinadas a sembrar confusión y caos, que amenazan la estabilidad del país".

El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune PHOTO/FAROUK BATICHE

Las autoridades se enfrentan a un aumento de los conflictos en los servicios públicos: educación, administración fiscal, ferrocarriles, bomberos y un sector sanitario desgastado por la pandemia. Con huelgas, alto desempleo (15%), empobrecimiento, precios al alza y escasez de productos básicos, este frente social en ebullición se suma a una profunda crisis económica, nacida de la caída de los ingresos del petróleo, y al estancamiento político que persiste desde la revuelta popular contra el régimen de Hirak hace dos años. Este año de pandemia ha deteriorado su ya frágil economía, sumida en una aguda crisis desde la abrupta caída del petróleo y el gas en 2014 -única riqueza que explota- y que, según el ministerio de Trabajo, se ha cobrado cerca de 50.000 empleos.

Más de 24 millones de ciudadanos están llamados a las urnas el próximo 12 de junio, aunque la mayoría de los partidos y el Hirak llaman a su boicot al considerar que se trata de una "fachada para ocultar la corrupción en el régimen" y un intento por desmontar la protesta sin tener que emprender las reformas que exige la ciudadanía. El Hirak, que retomó el pasado marzo las manifestaciones semanales cada martes y cada viernes tras un año de ausencia debido a las medidas sanitarias contra el coronavirus, considera que no se ha producido un verdadero cambio e insiste en demandar "un Estado civil, no militar".

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