Desde Irak se muestran optimistas y esperan una gran unión entre los países de Oriente Medio

Barham Saleh: “Estabilizar Irak sería dar un paso al frente en la lucha contra el terrorismo”

PHOTO/AMEER AL-MOHAMMED - El presidente de Irak, Barham Saleh

Después de muchos años de inestabilidad en Irak, la esperanza pasa por sentarse a negociar y encontrar acuerdos. No sólo por parte de los países involucrados, claro está. La ayuda de toda la comunidad internacional es esencial para acabar con un conflicto que lastra al Estado iraquí. “El mundo entero debería tener especial interés en que la transición en Irak sea fructífera”, afirmaba el presidente de Irak, Barham Saleh. Lo ha hecho en la segunda jornada de la semana de ponencias organizada por Brookings Foreign Policy denominada “Oriente Medio y la nueva Administración de Estados Unidos”, que en esta ocasión ha comenzado analizando la tensa situación que lleva años atravesando la región que engloba Irak, Siria o Irán, entre otras. 

La amenaza terrorista supone una constante desde hace tiempo en Oriente Medio, y superar la peligrosidad a la que está sometida la población rodeada por grupos armados como Al-Qaeda o el autodenominado Estado Islámico, debe ser tarea común de todos los países, no sólo de aquellos que lo viven de forma más próxima. Y lo debería ser porque la amenaza existe en todo el planeta, no sólo en esta región. Vencer el potencial de organizaciones terroristas tan peligrosamente preparadas como estas es tarea imposible para un grupo específico de países.  Lo dejaba claro el presidente iraquí: “Si no actúa toda la sociedad internacional junta, será imposible poner fin a la amenaza terrorista”. 

Para apoyar esta lucha contra el terrorismo, Barham Saleh ha hecho hincapié en la importancia que tendría recuperar la estabilidad en el país que preside: “Irak es un país vital para cambiar la situación de extremo riesgo que atraviesa Oriente Medio”. Y no se refiere únicamente a la amenaza terrorista que, por supuesto, es una de las mayores preocupaciones. Lo afirma también por la preocupante cantidad de conflictos que continúan abiertos en toda la región – usando como ejemplo más evidente la guerra de Yemen – y que, dice, deben solucionarse poniendo todos un poco de su parte. Para ello, el presidente abre las puertas de su país como lugar de encuentro y mediación entre todos los países para poner fin de una vez por todas a los problemas que lastran a toda la región: “Irak puede y quiere ser el centro en el que todos los países de Oriente Medio puedan hablar y negociar en paz”.

También ha querido hacer referencia a la relevancia que tiene en su país el sector más joven de la población que, según Saleh, ya demanda una nueva generación de jóvenes líderes políticos que den un cambio a la situación que llevan años atravesando. Es por eso por lo que la educación supone un pilar esencial en la futura reconstrucción de Irak, aunque el presidente clarifica que de nada servirá si no consiguen su objetivo fundamental como es crear empleo e incrementar su poder económico. No obstante, para esto último el Estado Iraquí cuenta con la vital ayuda de Estados Unidos, ya que como dice, “Sabemos que Joe Biden estará ahí para ayudar a nuestro país”. 

Pero la confianza que tiene puesta el presidente Barham Saleh en el país norteamericano no será a cambio de nada. Al menos así lo cree Gregory Meeks, miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos por 5º distrito congresional de Nueva York. Argumenta que no se pueden dar garantías de que la estabilidad vaya a llegar de un momento a otro porque existen muchos intereses en cada uno de los países involucrados en cualquier conflicto. Por eso cree que “sentarse a negociar con Irán es necesario si queremos que la situación actual mejore”. Esa es la estrategia en la que cree firmemente la Administración Biden desde que llegó a la Casa Blanca. La solución de los numerosos conflictos a los que deben hacer frente se hará por la vía diplomática o no se hará. Los primeros movimientos no se hicieron de rogar demasiado; por un lado, el cese de la venta de armas a Arabia Saudí para la guerra de Yemen, y por el otro dejar de considerar a la milicia hutí una organización terrorista. El propio juez Meeks alaba la dificultad que tiene tomar estas decisiones ya que “es más fácil decidir ir a la guerra que decidir no ir”. 

Estados Unidos sabe que debe asumir un papel importante como mediador en esta serie de conflictos, como lo es el que mantiene unidos históricamente a su aliado, Israel, y a Palestina. Y no sólo eso, desde diferentes sectores demócratas se reclama una mayor implicación en cuanto a ayuda humanitaria se refiere. El hecho de no mantener unas buenas relaciones con Palestina no debería ser motivo para no contribuir a paliar las terribles consecuencias que sufre la población: “es una cuestión de humanidad”, manifestaba Gregory Meeks. Aunque también se mostraba crítico con Israel ya que cree deben tener una mayor implicación y poner más de su parte si de verdad quieren resolver sus diferencias con el país liderado por Mahmud Abás: “La solución del conflicto palestino debe ser cosa de los dos”. 

Algo más cercano se mostraba a la posición de Israel Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores del Reino de Marruecos. Y es que su país ha aumentado considerablemente las relaciones diplomáticas con el país liderado por Benjamín Netanyahu, debido, según Bourita, a que puede ser una de las bases fundamentales de apoyo al conflicto con Palestina: “Marruecos puede ayudar a Israel y Palestina a llegar a un acuerdo”, afirmó. Además, destacaba los históricos lazos que siempre han unido a su país con Israel, y que ahora deben servir para encontrar la vía del diálogo y aportar un mayor consenso: “Nosotros reconocimos Israel cuando todavía era un tabú hablar de ellos”. 

Pero no sólo quiso hacer referencia al conflicto que involucra a los de Netanyahu con Palestina, también quiso hablar del importante proceso en pro de la democracia que se está llevando a cabo en Libia: “La transición libia la debemos hacer todos juntos. Es un buen momento para apostar por ellos”, dijo Bourita. Tras el Foro de Diálogo Político Libio organizado en Ginebra, el proceso hacia una verdadera democracia continúa y la ratificación de los nuevos componentes del Gobierno libio sólo es el preámbulo de las elecciones previstas para finales de este año, concretamente el 24 de diciembre. 

Son muchos los conflictos que deben ser tratados en Oriente Medio, pero la colaboración a la que se prestan desde occidente hace ser optimista en cuanto a la resolución, si no de todos, de la mayor parte de ellos. Así lo manifestaban también algunos representantes europeos en la conferencia organizada por Brookings, como Emily Harber, embajadora de Alemania en Estados Unidos, que manifestaba que “todos los europeos debemos tener los mismos objetivos en Oriente Medio”. “No es tiempo para buscar intereses particulares en regiones que están atravesando momentos difíciles”, coincidía el embajador italiano en Estados Unidos. Una situación geopolítica clave en un momento de vital importancia para el devenir del Orden Internacional y que, poco a poco y con la colaboración de todos los países, empieza a vislumbrar un futuro de lo más optimista que se recuerda en el pasado más reciente.