La realidad es que la independencia de Kosovo hace mucho tiempo que es un hecho

La cuestión de Kosovo sigue sin solución tras catorce años de idas y venidas

photo_camera Niña sujetando las banderas kosovar y albanesa en el Buleverda Madre Teresa en el centro de Pristina.

Kosovo celebró su decimocuarto aniversario como país independiente. Catorce años en los que el joven país ha tenido que estar maniobrando para poder ajustarse a los requisitos impuestos por la Comunidad Internacional con el fin de ser visto como un igual por el resto de los Estados soberanos.

El centro de Pristina, la capital kosovar, hace días que se tiñó de azul. Banderas azules siempre acompañadas de la roja con el águila negra albanesa inundaron el Bulevar Madre Teresa. Miles de kosovares salieron a las calles celebrando lo que les costó tanto conseguir. “Nosotros somos albaneses, pero nos identificamos en otra dirección que es Kosovo. Hemos trabajo por este Estado político que es Kosovo, y hemos pagado el precio de ello”, reivindicaba Erëmirë, la directora de Kosovo Oral History hace justo un año. 

No solo kosovares han salido a la calle, expatriados se congregan a lo largo de la plaza Zahir Pajaziti, en el centro de la ciudad, mostrando su apoyo a la independencia. Estados Unidos, Alemania y Suiza, principalmente. Estas representaciones son las que más invierten en el país balcánico. El primero, puesto que Kosovo supone su centro de operaciones militares en los Balcanes y el Este de Europa. Los segundos, puesto que son los países que más kosovares acogen, se estima que un total de 300.000 kosovares se encuentran asentados en Alemania y alrededor de 155.000 en Suiza.

Niños sujetando banderas kosovares durante el Día de la Independencia en Pristina.

La independencia de Kosovo fue declarada unilateralmente en 2008. Tras año y medio de conflicto con el país del que formaba parte hasta entonces, la República Federal Yugoslava, hoy conocida como Serbia, que acababa en 1999 con 78 días de bombardeos por parte de la OTAN y años de control del territorio por parte de Naciones Unidas, el Parlamento de Pristina votaba ‘Sí’ a la autodeterminación. Casi de manera instantánea, potencias como Estados Unidos, Suiza, Alemania o Reino Unido aceptaban esta independencia. Hoy en día Kosovo es reconocido por un total de 117 países. El último fue Israel en febrero del pasado año

Conversaciones Kosovo - Serbia

Desde su independencia no han sido pocas las reuniones y los encuentros que ha tenido Kosovo dentro la Comunidad Internacional. Las conversaciones con Serbia las más importantes. Ambas partes han conseguido, desde sus primeros encuentros iniciados en 2006, llegar a un acuerdo en muchos puntos, pero discrepan aún en muchos: la independencia el más importante de estos, pero la influencia de Serbia sobre las comunidades serbias de Kosovo no se queda atrás. Las zonas de mayoría serbia de Kosovo, especialmente los cuatro municipios del norte colindantes con Serbia (Mitrovica, Leposavić, Zvečan y Zubin Potok), están solo parcialmente integradas y son un posible foco de violencia, donde las tropas KFOR, misión especial de la OTAN en Kosovo, siguen estando obligadas a permanecer en alerta. En este mismo sentido, los serbios elegidos para el Parlamento de Kosovo y designados para puestos gubernamentales siguen las órdenes de Belgrado abiertamente.

Niños sujetando banderas kosovares durante el Día de la Independencia en Pristina.

Las conversaciones con Serbia, mediadas por la Unión Europea, se iniciaron de manera oficial el 2011, pero no llegaron a buen puerto, y se han ido interrumpiendo. En 2018, Pristina y Belgrado esbozaron un intento de acuerdo trascendental basado en un posible canje de territorios, pero se fue a pique ante la controversia interna y la oposición desde el interior de la UE, promovida por los cinco Estados miembro que se niegan a reconocer a Kosovo (Chipre, Grecia, España, Rumanía y Eslovaquia). Las conversaciones se reiniciaron en 2020, pero volvieron a interrumpirse debido a la acusación del entonces primer ministro kosovar, Hashmi Thaçi, por crímenes de guerra

Ese mismo 2020, un nuevo partido ganó las presidenciales en Kosovo, el Vetëvendosje, con Albin Kurti a la cabeza. Desde entonces, el tono de Pristina hacia Belgrado ha sido mucho más agresivo, y finales del verano de ese mismo año las tensiones entre ambas partes alcanzaron su punto álgido desde la guerra debido a la nueva regulación de matrículas serbias en territorio kosovar. Desde entones ambas partes no han iniciado conversaciones, más allá de suavizar las tensiones en los municipios serbios del norte del país

Se debe tener en cuenta que hasta que se resuelvan todas las disputas entre Pristina y Belgrado, ambas partes estarán excluidas de la UE, y Kosovo de la ONU y la OTAN.

Músicos de la banda en el desfile por la Independencia tocando instrumentos típicos albaneses.
Crímenes de guerra

La guerra de Kosovo acabó hace 23 años, duró un total de 16 meses, se cobró la vida de 13.535 personas, según el Libro de Memoria de Kosovo actualizado de 2015, y obligó a más de 500.000 personas a huir de sus hogares, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR).

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (ICTY, por sus siglas en inglés) fue fundado en mayo de 1993, pero no fue hasta 1998 cuando se hizo la primera referencia pública del tribunal a Kosovo. Desde entonces las investigaciones y sentencias del ICTY fueron obstaculizadas y negadas por Belgrado. Además, muchos de los crímenes cometidos por las fuerzas yugoslavas en territorio kosovar no fueron cubiertos por el tribunal ya que este solo incluyó crímenes hasta el final de la guerra en junio de 1999, mientras que el tribunal especial de Kosovo tenía jurisdicción hasta el 31 de diciembre de 2000. 

Esto ha hecho que nadie haya sido procesado por los crímenes de guerra cometidos en Kosovo, incluida la transferencia organizada de cientos de cuerpos a Serbia, donde fueron arrojados a fosas comunes. Ya en 1999, la entonces fiscal jefe del ICTY, Carla Del Ponte, informaba que los 2.108 cuerpos exhumados hasta entonces en Kosovo no representaban el número total puesto que se había descubierto evidencia de manipulación.

Músicos de la banda en el desfile por la Independencia tocando instrumentos típicos albaneses.

Las condenas por crímenes de guerra, así como el reconocimiento del genocidio y el perdón por parte de Serbia son exigencias que el Gobierno de Pristina demanda, no solo al país del que formaba parte, sino a Naciones Unidas. El trato de los criminales de guerra en Serbia y el retraso a dichas condenas, muchas de ellas aún sin ejecutarse, a militares serbios, siguen creando crispación en la antigua provincia serbia. Además, la condena de Thaçi despertó los fantasmas del pasado en el país. Mientras muchos serbios siguen sin ser condenados, los kosovares vieron cómo el que fue su primer ministro era llamado a juicio por su papel en la última de guerra de los Balcanes. Human Rights Watch ha denunciado en más de una ocasión que los procesamientos internos en Serbia por crímenes han evitado diligentemente a oficiales policiales y militares de alto rango cumplir condena. Además, el Gobierno ha acogido como héroes a los condenados por el tribunal de la ONU que quedaron en libertad tras cumplir sus condenas

Kosovo en la Comunidad Internacional

Ya se ha señalado que hasta que Kosovo no encuentre un punto en común con Serbia, ambas serán excluidas de la UE, y Kosovo, a su vez, de la OTAN y de la ONU. Sin embargo, no han sido pocos los pasos que Kosovo ha dado con el fin de hacerse un hueco en la comunidad internacional, en el terreno que sea.

En mayo de 2016, la Comisión propuso al Parlamento Europeo y el Consejo eximir a los ciudadanos kosovares de la obligación de visado para viajar a la UE, con la condición de que Kosovo cumpliese dos requisitos; el primero referente a la demarcación fronteriza con Montenegro, el segundo pedía al país reducir la delincuencia organizada y la corrupción.

Jóvenes haciendo la señal del águila albanesa.

En marzo de 2018, la Asamblea de Kosovo aprobó el acuerdo de demarcación fronteriza con Montenegro, cumpliendo el primero de los requisitos. Ese mismo año, la Comisión Europea confirmaba, a su vez, que las autoridades de Kosovo habían establecido y reforzado un historial firme de investigaciones y sentencias judiciales con el fin de condenar la delincuencia organizada y corrupción. En ese momento, el comisario europeo de Migración, Asuntos de Interior y Ciudadanía, Dimitris Avramopoulos, hacía un llamamiento “al Parlamento Europeo y al Consejo para que adopten con celeridad la propuesta que suprimirá la obligación de visado para los ciudadanos kosovares. Será un día de gran importancia para Kosovo, para toda la región de los Balcanes Occidentales y para el conjunto de Europa”.

Kosovo cumplió, pero la UE sigue retrasando dicha promesa, en gran medida debido al peso de los cinco miembros que siguen sin reconocer a Kosovo. Sin embargo, todos estos países han ido dando pasos en su acercamiento a Kosovo, el que más Grecia.

El Gobierno griego aumentó el rango de la delegación comercial kosovar en Grecia el pasado año, y el ministro de Asuntos Exteriores heleno visitó Pristina. Y aunque todas estas maniobras no signifiquen el reconocimiento al país balcánico, el Ejecutivo de Kyriakos Mitsotakis prioriza la estabilidad de la región.

Bulevard Madre Teresa en el Día de la Independencia de Kosovo 2022.

Los otros cuatro niegan el reconocimiento debido a sus respectivos problemas internos. Eslovaquia tiene miedo el posible reconocimiento de Kosovo haga que la población de etnia húngara presente en el sur del país, la cual constituye un 10% de la población, reivindiquen una mayor autonomía. Sin embargo, en 2012, el Gobierno eslovaco decidió reconocer el pasaporte kosovar, permitiendo la entrada de los nacionales de Kosovo si contaban con un visado Schengen. Fue el primer país de los cinco en dar este paso.

En 2013 Rumanía también aceptaba el pasaporte kosovar, pero, de manera similar a Eslovaquia, no quiere sentar un precedente en la comunidad húngara del país, sobre todo en la región de Transilvania donde esta etnia supone más del 80% de la población. Esto hace, por ahora, imposible el reconocimiento.

El eterno conflicto que divide a la isla de Chipre entre la República de Chipre, de mayoría grecochipriota, y República Turca del Norte de Chipre, de mayoría turca, hace imposible el reconocimiento de Kosovo puesto que podría ser usado por Turquía en su reclamo a la zona norte de la isla.

España, por su parte, es el hueso más duro de roer para Kosovo. Es el único de los cinco que no acepta el pasaporte kosovar, es decir, es el único país parte de la Unión que no permite la entrada de kosovares en sus fronteras. Y aunque España se esfuerza por justificar el no reconocimiento de Kosovo con el “respeto a integridad territorial de Serbia”, como declaraba la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, en su encuentro con su homólogo serbio, Nikola Selakovic, el pasado año, la realidad es que España no quiere que Kosovo sea usado por las fuerzas secesionistas vascas y catalanas.

Joven cubriéndose con la bandera kosovar.

Es por ello por lo que, desde la autoproclamación de independencia, España vetaba cualquier trato con Kosovo. Lulzim Peci, es el fundador del Instituto de Investigación y Desarrollo de Políticas de Kosovo (KIPRED, por sus iniciales en albanés) y fue embajador de Kosovo en Suecia hasta 2013, él mismo afirma que “era imposible siquiera tener una conversación normal con los representantes de España. No querían tener ningún tipo de contacto [con nosotros]”. Prueba de ello fue la Cumbre Europea con los Balcanes Occidentales de 2018, donde el que era presidente de España, Mariano Rajoy, fue el único representante europeo que se ausentaba por la “presencia de Kosovo”.

Ahora, el Gobierno de Sánchez parece haber relajado esta postura, y la Cumbre del pasado año suponía la primera vez que los líderes de ambos países se sentaban en la misma mesa. Y es que la política española se encuentra dividida de cara a Kosovo; mientras el Ejecutivo de Sánchez habla de “normalización”, el Partido Popular calificaba de “entreguismo” dicho acercamiento. Por su parte, Partido Nacionalista Vasco y EH Bildu no dudaron en usar la asistencia del presidente del Gobierno a la Cumbre para pedir el reconocimiento de Kosovo “de una vez”, sin evitar la comparación con su causa. “Lo que tenga que pasar pasará, reconozcan ustedes o no, en Kosovo, en Escocia, en Catalunya o en Euskadi”, señalaba el representante del PNV, dejando claro la realidad hacía el no
reconocimiento de Kosovo por parte de España.

Monumento NewBorn en Pristina con la decoración del 2022, dedicada a las mujeres.
La realidad de la independencia

Estos cinco países, al igual que el constante veto de Rusia, en su clara posición a favor de Serbia, dificultan la entrada de Kosovo en cualquier actividad propia de la Comunidad Internacional. La UE hace mucho que insta a todas las partes a avanzar hacía un acuerdo con el fin de permitir la entrada de Kosovo a la comunidad, pero son muchos los que intentan evitarlo. International Crisis Group explica que existen tres posibilidades principales en lo referente a la solución del conflicto de Kosovo. “Una que suponga incentivos para Serbia: una combinación de apoyo para el desarrollo por parte de donantes y una adhesión acelerada a la UE como pago por el reconocimiento. La segunda sería canjear el reconocimiento serbio por la creación de distritos autónomos para los serbios de Kosovo y los albanos de Serbia. La tercera sería volver al enfoque del intercambio de tierras que fue el núcleo del borrador de acuerdo de 2018”.

De cualquier manera, la realidad es que la independencia de Kosovo hace mucho tiempo que es un hecho. Mucho antes de esa declaración unilateral de independencia. Así lo han sentido los albanokosovares desde los tiempos de Iliria, como bien señalaba Rexhep Qosja en su libro ‘La qestion albanaise’ (La cuestión albanesa, en español). Así lo marcaba Josip Broz Tito al proclamar Kosovo provincia autónoma. Así lo declaran 117 Estados en todo el mundo. Así lo demuestra la realidad del país: fronteras con Serbia, Montenegro y Albania, moneda e idiomas diferentes a los usados en Serbia, y Gobierno y Constitución propias. Y así lo llevan celebrando toda la semana miles de albanokosovares y expatriados en el Bulevar Madre Teresa donde todo es azul.

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