Estados Unidos ha tenido que desplegar alrededor de 7.000 soldados para poder controlar la histeria que se ha desatado en el aeropuerto internacional de Kabul

La desesperación y el caos se apoderan de Afganistán

AP/SHEKIB RAHMI - Soldados estadounidenses montan guardia a lo largo de un perímetro en el aeropuerto internacional de Kabul, Afganistán

“Nuestra misión en Afganistán nunca fue la construcción de una nación. Nunca fue la creación de una democracia unificada y centralizada”, con esta contundente afirmación el presidente estadounidense, Joe Biden, desmontaba 20 años de mentiras en Afganistán. Biden, durante un discurso televisado y sin quedarse a responder a las múltiples preguntas de los periodistas que asistieron al encuentro, reafirmó su decisión de retirar todas las tropas norteamericanas del país centroasiático y defendió su postura remarcando que Afganistán “no es de interés” para la seguridad nacional de Estados Unidos.

“Nuestro único interés nacional vital en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: evitar un ataque terrorista contra la patria americana”, agregó Biden. Un objetivo que según el presidente estadounidense ya habían conseguido. “Fuimos a Afganistán hace casi 20 años con objetivos claros: atrapar a los que nos atacaron el 11 de septiembre de 2001 y asegurarnos de que Al Qaeda no pudiera utilizar Afganistán como base desde la que atacarnos de nuevo”, explicó Biden durante su intervención.

El discurso de Joe Biden reafirma la tendencia aislacionista de Estados Unidos, que inició el expresidente Donald Trump, y que continúa ahora su predecesor. A pesar de que Biden, prometió y se erigió como el antagonista de Donald Trump en cuanto a política exterior, en lo que se refiere a Oriente Medio y Asia Central, ambas administraciones no disciernen demasiado. Biden ha seguido perpetrando los famosos Acuerdos de Abraham, auspiciados bajo el Ejecutivo de Trump, así como la promesa de la retirada de las tropas norteamericanas de los diferentes países entre ellos Irak o Afganistán.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dejado muy claro, desde el inicio de su mandato, que su principal objetivo en cuanto a política exterior es formar una alianza en occidente que pueda contrarrestar la influencia de China y Rusia. Durante el discurso que Biden ofreció anoche hizo referencia a sus dos principales competidores estratégicos subrayando que “nada les gustaría más (a China y Rusia) que Estados Unidos siguiera canalizando miles de millones de dólares en recursos y atención para estabilizar Afganistán indefinidamente”.

La determinación de Biden sobre su decisión va más allá, y exime al país norteamericano de cualquier responsabilidad sobre la situación que se está viviendo en Afganistán y culpabiliza al Gobierno afgano y a sus líderes políticos. “Cuando recibí al presidente Ghani y al presidente Abdullah en la Casa Blanca en junio (…) hablamos de cómo debía prepararse Afganistán para luchar en sus guerras civiles tras la marcha del Ejército estadounidense, para limpiar la corrupción en el Gobierno y que éste pudiera funcionar para el pueblo afgano. No han hecho nada de eso”, espetó Biden.

“Ahora soy el cuarto presidente estadounidense que preside una guerra en Afganistán: dos demócratas y dos republicanos. No pasaré esta responsabilidad a un quinto presidente”, así de contundente se mostró el presidente estadounidense al dirigirse a la nación para explicar la situación y la postura de Estados Unidos en el conflicto afgano. El pasado mes de abril, Joe Biden anunció la retirada total de todas las tropas norteamericanas del país centroasiático, y a pesar de que la situación en Afganistán ha ido empeorando de manera drástica finalizando con la toma por parte de los talibán de la capital afgana, Kabul, el pasado domingo, el líder norteamericano nunca ha mostrado un ápice de duda con respecto a su decisión.

El discurso del presidente de Estados Unidos se enmarca en un momento de desconcierto por las rocambolescas escenas vividas en el aeropuerto de Kabul. Países de todo el mundo han tenido que adelantar los planes de evacuación de sus nacionales ante la caída de la capital en manos de los insurgentes en un período de tiempo que ninguna nación u organismo de inteligencia había vaticinado. Estados Unidos tomó, durante la jornada del domingo, el control del aeropuerto internacional de Kabul para llevar a cabo la repatriación tanto de su personal diplomático como de ciudadanos estadounidenses residentes en Afganistán, y asegurar que otros países pudieran llevar a cabo esta misma misión.

Pero las imágenes que llegaban desde el aeródromo mostraban que la situación estaba muy lejos de estar bajo “control”. Miles de afganos se agolpaban en la pista de despegue impidiendo ningún tipo de circulación, incluso algunos de ellos se agarraban de los aviones a punto de emprender el vuelo con el único objetivo de salir del país. Según ha podido contrastar la agencia de noticias Reuters, al menos cinco personas habrían muerto en el aeropuerto de Kabul, al intentar entrar a la fuerza a los aviones. La desesperación de la población afgana por salir de un país gobernado por los talibán se ha hecho más que evidente durante la jornada de ayer.

Estados Unidos ha tenido que desplegar alrededor de 7.000 soldados para poder controlar el caos y la histeria que se ha desatado en el aeropuerto, única vía de salida del país, ya que el resto se encuentran controlados por los fundamentalistas. Países como Francia, Turquía o Reino unido ya han repatriado a sus ciudadanos. España anunció el domingo, tras la caída de Kabul, que enviaría dos aviones para evacuar a los nacionales residentes en Afganistán.

En un comunicado conjunto el Ministerio de Asuntos Exteriores y Defensa informaba que “dos aviones A400M de las Fuerzas Armadas saldrán de España con destino Dubái para cubrir la primera fase de repatriación del personal de la embajada, de los españoles que quedan en ese país, así como de todos aquellos afganos y sus familias que durante años han colaborado con nuestro país”. Exteriores confirmaba que el primer avión despegó ayer sobre las 23.25 hora local desde la Base Aérea de Zaragoza con destino Dubái, mientras que una segunda aeronave tiene prevista su salida a primera hora de esta mañana.

Occidente desaparece así de Afganistán, después de 20 años de ocupación, deja al país centroasiático en manos de los talibán que han vuelto a imponer su Emirato Islámico. El colectivo que más preocupa a la comunidad internacional son las mujeres, invisibilizadas bajo un régimen que les arrebata cualquier tipo de libertad o derecho. Durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) para evaluar la situación en Afganistán, el secretario general António Guterres, insistió en la necesidad de “proteger los derechos de las mujeres y las niñas afganas, que tanto ha costado conseguir".

El embajador de Afganistán ante la ONU, Ghulam Isaczai, transmitió al Consejo la desesperación y el miedo de la población afgana. "Los residentes de Kabul informan de que los talibanes ya han empezado a registrar casa por casa en algunos barrios de Kabul, registrando nombres y buscando personas en su lista de objetivos", señaló Isaczai. "Ya hay informes de asesinatos selectivos y saqueos en la ciudad". La vuelta al Emirato que gobernó con puño de hierro Afganistán durante 1996 hasta 2001 vuelve a instaurarse en el país centroasiático con más fuerza que antes, controlando una proporción del territorio mayor que durante su anterior mandato, y con unos más que posibles fuertes aliados entre los que se encontrarían China, Irán o incluso Rusia.