La disputa por el agua, clave de la visita del ministro de Exteriores de Túnez a Argelia
Las buenas relaciones que mantienen Túnez y Argelia podrían verse empañadas por la decisión del Gobierno de Abdelmadjid Tebboune de emprender unas obras en infraestructuras hidráulicas que podrían afectar al suministro de la tan preciada agua a sus vecinos Libia y Túnez.
De hecho, la visita realizada a Argelia el pasado lunes, 27 de enero, por el ministro de Asuntos Exteriores tunecino, Mohamed Ali Al-Nafti, tuvo como motivo principal debatir sobre este asunto.
El canciller tunecino fue recibido en Argel por el presidente Abdelmadjid Tebboune, a quien acompañaban el secretario privado de la Presidencia argelina, Boualem Boualem, y el ministro de Exteriores, Ahmed Attaf.
Seguridad hídrica
En un tema tan comprometido para los países norteafricanos como el suministro hídrico, que es cuestión de estado en países como Marruecos, la decisión de Argelia de construir una serie de represas en los valles de ríos que comparte con Libia y Túnez, así como la explotación de acuíferos subterrános también compartidos podría derivar en un tenso enfrentamiento diplomático de los países afectados con el Gobierno de Tebboune.
Sin embargo, el Gobierno tunecino que encabeza Kais Saied ha hecho gala una vez más de su moderación y está encarando esta disputa por medio de su conocida diplomacia tranquila.
Las buenas relaciones que Saied mantiene con el propio Tebboune no le han impedido poner sobre la mesa el tema de la garantía de su seguridad hídrica, aunque con un vocabulario cuidadosamente elegido para no herir susceptibilidades.
Así, el comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Túnez en relación con la visita del ministro Mohamed Ali Al-Nafti a Argelia indicaba que ésta tenía como objetivo “resolver algunas diferencias, incluidas aquellas relacionadas con la seguridad del agua”.
Diplomacia tranquila
La forma en que el Gobierno tunecino está encarando esta disputa ha merecido los elogios de diversos observadores internacionales, que han valorado la astucia del dirigente tunecino, Kais Saied, al aprovechar sus buenas relaciones con el presidente argelino Tebboune y la convergencia de sus posturas en relación con diversos asuntos bilaterales y de interés regional.
Además, el Gobierno tunecino es consciente de que éste es el momento adecuado de poner sobre la mesa la cuestión hídrica, ya que Argelia se encuentra cada vez más aislada tanto en el ámbito africano como respecto a Europa.
Hay que recordar que las relaciones bilaterales se intensificaron a partir del 25 de julio de 2021, fecha del ‘autogolpe de estado’ que le permitió a Saied permanecer al frente del Gobierno tunecino, destituyendo al Parlamento.
Desde entonces, Argelia ha proporcionado a Túnez apoyo energético, en forma de energía eléctrica y gas, lo que ha permitido al Gobierno de Saied superar una situación complicada en el ámbito doméstico. Recientemente, Túnez anunció el suministro de más de 22.000 toneladas de gas argelino para cubrir sus necesidades durante el frío invierno.
El origen de la disputa
Las alarmas saltaron en Túnez a raíz de los daños que se están registrando en el caudal del río Meyerda, que atraviesa Argelia y Túnez, y desemboca en el mar Mediterráneo. Una escasez de caudal que no sólo se debe a la sequía persistente durante los últimos años, sino también a la construcción, por parte de Argelia, de una serie de presas en la región de Souk Ahras (la romana Tagaste, cuna de San Agustín), donde nace el Meyerda y que han acabado afectando al nivel del río aguas abajo.
Además, la región natural que abarca los territorios de Argelia, Libia y Túnez cuenta con grandes reservas de aguas subterráneas que el Gobierno argelino habría comenzado a explotar de forma unilateral para beneficiar a sus proyectos agrícolas. Una decisión controvertida, en un momento en el que los informes de organismos internacionales vaticinan un periodo de sequía duradera en el norte de África.
Comité sobre aguas subterráneas
Para atajar un posible enfrentamiento diplomático con Túnez y Libia, el Gobierno de Tebboune promovió la firma, en noviembre de 2024, de un acuerdo entre los tres países en virtud del cual se establecía un comité “de consulta sobre las aguas subterráneas compartidas”
En un esfuerzo por tranquilizar a Túnez y Libia, en noviembre pasado, el presidente argelino firmó el acuerdo entre los tres países para establecer un comité “de consulta sobre las aguas subterráneas compartidas”, que sin embargo no ha servido para detener los trabajos de explotación emprendidos por Argelia.
La necesidad de crear este comité conjunto que vio la luz en noviembre se adoptó siete meses antes, en abril de 2024, cuando Argelia, Túnez y Libia acordaron “fortalecer la asociación para establecer un mecanismo de consulta relacionado con las aguas subterráneas y desarrollar un nuevo enfoque destinado a preservar los intereses comunes y mejorar la cooperación y coordinación en el campo de los recursos hídricos de manera sostenible, teniendo en cuenta en cuenta el principio de la soberanía de cada país sobre sus aguas subterráneas”.
Con estos antecedentes, el hecho de que Túnez haya planteado abiertamente la cuestión hídrica (eso sí, con exquisito tacto) antes de la visita del ministro de Exteriores Al-Nafti a Argel se ha interpretado como una advertencia velada al Gobierno de Tebboune.
Según el comunicado previo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Túnez, la intención era que Al-Nafti discutiera con su homólogo argelino, Ahmed Attaf, “la profundización de la cooperación y la asociación solidaria en sectores vitales que constituyen una prioridad para ambas partes, especialmente la energía, la seguridad alimentaria y del agua, el transporte, el comercio y las actividades irregulares”.
En cualquier caso, el Gobierno de Tebboune tiene muy en cuenta que Túnez es un aliado vital en estos momentos para Argelia, que cada vez se encuentra más aislada tanto en el continente africano como en el plano internacional.