Egipto busca alternativas al gas israelí en medio de crecientes tensiones diplomáticas
Egipto atraviesa una etapa de reajuste estratégico en su política energética, impulsado por un escenario de crecientes tensiones diplomáticas con Israel. El deterioro de las relaciones bilaterales, exacerbado por la guerra en Gaza, ha repercutido directamente en la cooperación gasística entre ambos países, que hasta hace poco era considerada una de las áreas más estables de colaboración.
En un intento por reducir su dependencia del gas israelí, El Cairo ha comenzado a diversificar sus fuentes de suministro energético. En las últimas semanas, Egipto ha impulsado negociaciones con países como Rusia, Qatar y Turquía para garantizar el abastecimiento de gas natural a sus centrales eléctricas.
Según fuentes oficiales, Egipto mantiene conversaciones con Rusia para establecer terminales de gas natural licuado (GNL) en territorio egipcio. Además, se ha cerrado un acuerdo inédito con Turquía, por el cual Egipto recibirá un buque turco especializado en la recepción, almacenamiento y regasificación de GNL, que permitirá abastecer su red energética local.
Qatar también ha resurgido como un socio clave. El ministro egipcio del Petróleo, Karim Badawi, visitó Doha recientemente para negociar proyectos conjuntos de gas natural, lo cual marca un cambio significativo tras la suspensión de las importaciones de gas qatarí en 2013. Aunque no se han revelado detalles financieros, los acuerdos apuntan a contratos de largo plazo que aseguren un suministro estable en el futuro.
Esta reconfiguración energética se da en un momento en que la escasez de gas ya comienza a notarse en Egipto. Desde finales de abril, el suministro a industrias intensivas en energía se ha reducido en un 10 %, una señal que recuerda al corte de electricidad del año pasado que impactó severamente al sector industrial.
Desde una perspectiva de seguridad nacional, el general Mohamed Abdel Wahid, experto en asuntos estratégicos, explicó en declaraciones a Al-Arab que El Cairo se ha sentido presionado por el gobierno israelí para involucrarse en asuntos palestinos, particularmente en relación al posible desplazamiento de población desde Gaza hacia el Sinaí. Abdel Wahid advirtió que estas maniobras rozan las “líneas rojas” egipcias, especialmente si Israel opta por forzar el paso de palestinos a través de la frontera egipcia.
También mencionó que Israel busca alertar a Washington sobre el acercamiento de Egipto a potencias como China y Rusia, en especial ante la presencia de aviones militares chinos en espacio aéreo egipcio, lo cual está afectando otras áreas de cooperación, sobre todo en el ámbito económico.
En el plano diplomático, la tensión se ha traducido en acciones concretas. Egipto se ha negado a nombrar un nuevo embajador en Tel Aviv y tampoco ha aprobado la designación del diplomático israelí Uri Rotman como embajador en El Cairo, en protesta por la ofensiva militar israelí en Gaza y la entrada de tropas en Rafah, una ciudad palestina cuya estabilidad es prioritaria para la seguridad egipcia. Pese a ello, los diplomáticos egipcios continúan trabajando en Tel Aviv, aunque sin representación de máximo nivel, según informó el diario israelí Yedioth Ahronoth.
Por su parte, el economista Ali Al-Idrisi afirmó también a Al-Arab que la crisis diplomática ya está afectando directamente al comercio bilateral y al suministro de gas. Aunque el volumen de intercambio comercial entre ambos países no supera los 3.000 millones de dólares, la cooperación energética era clave: Egipto importa gas israelí, lo licúa en sus instalaciones y lo reexporta a Europa, quedándose con una parte del suministro.
Israel y Egipto mantienen desde hace años una cooperación clave en materia energética, centrada principalmente en el suministro de gas natural. Esta relación se consolidó en 2020, cuando comenzaron las exportaciones israelíes de gas hacia Egipto desde los yacimientos offshore de Leviatán y Tamar, ubicados en el Mediterráneo oriental.
El gas natural se transporta desde Israel hacia Egipto a través del gasoducto EMG (Eastern Mediterranean Gas pipeline), una infraestructura estratégica que conecta ambos países. Una vez en suelo egipcio, parte del gas es utilizado para abastecer el consumo interno, especialmente en centrales eléctricas, mientras que el resto se licúa en las plantas de Damietta e Idku y se reexporta a Europa en forma de gas natural licuado (GNL). Este modelo ha resultado beneficioso para ambas partes, ya que Israel encuentra en Egipto un mercado y una puerta de salida al continente europeo, mientras que Egipto refuerza su capacidad energética y se posiciona como centro regional de licuefacción y redistribución de gas.