El Ejército libanés levanta las barricadas tras una semana de protestas
El Ejército de Líbano ha comenzado con las tareas de limpieza de las barricadas establecidas en las carreteras del país por los manifestantes, después de ocho días de protestas. Por el momento, las Fuerzas de Seguridad han disuadido gran parte de las concentraciones y han logrado reabrir el tráfico en puntos principales del país.
No obstante, los manifestantes mantienen el bloqueo parcial en carreteras clave de Líbano. La obstrucción se ha llevado a cabo a través de la quema de neumáticos, contenedores de basura u otro tipo de barreras, desde automóviles hasta rocas, como respuesta a la desesperada situación económica, social y política que atraviesa el país.
Dentro de las vías obstruidas se encuentran las que conectan con la capital, Beirut, así como algunas carreteras de la ciudad norteña de Trípoli y de la región oriental del valle de la Becá. Hasta tres personas han fallecido en accidentes de tráfico a causa de las obstrucciones, dos de ellas perdieron la vida tras colisionar con un camión estacionado en sentido contrario, según las autoridades.
El incidente llevó al patriarca maronita y principal representante cristiano de Líbano, Béchara Boutros Raï, a señalar los posibles peligros producidos por los bloqueos en las carreteras. Durante un sermón, el clérigo mostró su apoyo a los manifestantes, sin embargo, alegó que las personas en la carretera no son la causa de los problemas del país y no deben recibir el castigo.
“Como resultado de los trágicos accidentes y violaciones producidas, unidades del Ejército han comenzado esta mañana con la apertura de carreteras cerradas”, informó la propia institución a través de Twitter. El presidente, Michel Aoun, había solicitado previamente a las Fuerzas de Seguridad que despejaran las carreteras tras mantener una reunión con su gabinete, no obstante, el comandante de las Fuerzas Armadas advirtió que las tropas no deberían quedar atrapadas en el estancamiento político.
Desde la semana pasada, miles de manifestantes han tomado las calles de Líbano en forma de protesta ante la difícil situación económica y el persistente estancamiento político. Las concentraciones arrancaron el día 2 de marzo, a raíz del descenso a un nuevo mínimo de la moneda local, y es que el tipo de cambio del dólar ha alcanzado las 10.500 libras libanesas después de haber estado vinculada a la moneda estadounidense casi tres décadas.
La subida del tipo de cambio en el mercado negro provocó la persecución de las autoridades libanesas a los cambistas ilegales, así como un aumento significativo de los precios de los bienes de consumo y una fuerte caída del poder adquisitivo, ya que el salario mínimo en Líbano es inferior a 70 dólares. La caída de la moneda trajo consigo, incluso, severos retrasos en las importaciones de combustible y prolongados cortes eléctricos, que en algunas zonas llegan a alcanzar las doce horas diarias.
Los salarios se han mantenido a medida que se disparaba la inflación, por lo que se perdieron gran cantidad de empleos y la pobreza ha llegado a afectar a casi la mitad de la población desde finales de 2019. La crisis de la COVID-19 y el colapso del sistema sanitario libanés han terminado de dilapidar las aspiraciones de recuperación.
En la peor crisis económica desde la guerra civil, con un desplome de la moneda del 85% desde hace más de un año, los manifestantes han buscado reiniciar el movimiento conformado a finales de 2019 que exigía la destitución de toda la clase política libanesa, señalada como corrupta e incompetente.
El comandante de las Fuerzas Armadas, Joseph Aoun, solicitó a las autoridades evitar cualquier interferencia con aquellos que se manifiestan pacíficamente, por lo que recibió el apoyo de decenas de manifestantes. En el seno del Ejército también se está gestando un fuerte descontento por la pérdida de salario a causa de la situación económica.
El diputado del Parlamento y exministro de Finanzas libanés, Ali Hassan Khalil, ha anunciado la presentación de “una propuesta de ley acelerada y repetida mediante el pago de un millón de libras libanesas al mes a todos los oficiales y miembros de las fuerzas militares y de seguridad por un período de 6 meses”, con el fin de mantener la moral de los soldados y la cohesión de las Fuerzas de Seguridad en una situación en la que se antojan clave para la permanencia del orden.
El primer ministro encargado Saad Hariri mantiene su incapacidad para formar un nuevo Gobierno tras cinco meses de desavenencias con el presidente y líder del Movimiento Patriótico Libre, Michel Aoun. El mayor general Abbas Ibrahim, director general de Seguridad, y el propio Béchara Boutros Raï continúan con las labores de mediación.
Mientras, Hariri mantiene su intención de formar un Gobierno tecnócrata conformado por 18 especialistas sin significación ni adscripción política. En este contexto, el primer ministro en funciones Hasán Diab ha mostrado su disposición a poner fin a sus funciones para facilitar el desbloqueo del proceso.