¿La decisión de la Corte Internacional de Justicia pone en peligro la seguridad nacional e internacional ante el terrorismo de Al-Shabaab?

El CIJ da la victoria a Somalia frente a Kenia

AP PHOTO/Peter Dejong - Jueces durante la reunión de la Corte Internacional de Justicia

Como ya mencionaba en mi anterior artículo “África y sus problemas por resolver“1 , el continente continúa llevando a sus espaldas las consecuencias derivadas de la colonización, siendo ésta la raíz de la mayoría de sus conflictos actuales.

La división fronteriza emanada de la Conferencia de Berlín (1884-1885) dejó entre el 40 y el 45% de los grupos étnicos divididos por las fronteras europeamente establecidas, siendo esta argamasa uno de los principales factores de conflicto en el panorama actual, no siendo el único. Los europeos distribuyeron de manera arbitraria los territorios, desconociendo las características geográficas y culturales africanas, ya no con miras a la creación de Estados, sino como meras colonias, zonas de explotación y de libre comercio. Con el transcurso de los años se ha podido comprobar cómo la gran mayoría de conflictos civiles se concentran en la patria histórica de las etnias divididas. 

Mientras que por un lado se encuentra como factor de conflicto la arbitraria limitación territorial, también encontramos el antagonista, la indefinición de fronteras, quedando determinados territorios, especialmente marítimos, como tierra de nadie o, mejor dicho, tierra de todos.

Numerosos conflictos sobre fronteras marítimas enfrentan a los países africanos. A menudo, se ven obligados a recurrir a la justicia internacional para dirimir el conflicto entre sus protagonistas, sobre todo cuando se descubren yacimientos de materias primas en alta mar (como petróleo y gas). Según expertos, el 70% de las aguas territoriales siguen sin definirse2

Un ejemplo de ello es el caso de Somalia y Kenia, en disputa desde 1963 por un área de unos 100.000 km2, donde potencialmente podrían explotarse yacimientos de gas y petróleo, siendo no obstante la pesca tradicional la principal fuente de beneficios para la población keniata y somalí. El conflicto tomo carácter internacional en el 2014 cuando Somalia decidió llevarlo ante los tribunales del CIJ (Corte Internacional de Justicia), siendo el 12 de octubre de este año el día para dar a conocer el fallo. 

El conflicto reside en la concepción sobre cómo delimitar el territorio: mientras que Somalia se inclina por demarcar el término en base a la frontera terrestre, Kenia opta por continuar con la delimitación paralela al ecuador, procedimiento a través del cual tuvo lugar la descolonización3  y por ende las demarcaciones de muchos otros Estados africanos, también inmersos en este tipo de conflicto y que de salir ganador Somalia, buscarían de igual forma la remodelación de sus limitaciones marítimas. 

Así las cosas, Somalia ha salido vencedor en el caso, según lo previsto por el CIJ (Sentencia disponible en el siguiente enlace: https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/161/161-20211012-SUM-01-00-EN.pdf). Por un lado el presidente somalí, A. M. Farmaajo, proponiendo la oportunidad de unir alianzas entre su país “rival” además de arremeter contra el mismo acusándole de “violaciones directas” contra la soberanía somalí ("el Gobierno de Kenia invirtió mucho tiempo y recursos en una campaña para aislarnos políticamente, pintando una imagen distorsionada" del país, que resultó ser "dañina e insultante"4 ) y de haber intervenido directamente en el proceso político de Somalia, movilizando a grupos políticos para propagar el caos y la inestabilidad política, con la finalidad de detener en caso5 . Por el lado contrario, el Gobierno keniata, adelantándose al resultado de la sentencia, declaraba que el fallo no iba a ser reconocido al considerarlo como la "culminación de un proceso judicial defectuoso frente al que Kenia ha tenido reservas y del que se ha retirado, no solo por su sesgo obvio y evidente sino también porque no es adecuado para resolver la disputa en cuestión"6 .

Teniendo a Somalia como la “ganadora”, según el CIJ, se plantea un escenario más favorecedor en lo relativo al terrorismo. De haber perdido el caso, la población quien principalmente se beneficia de la pesca tradicional en la zona disputada, habría perdido su fuente de ingresos, incrementando correlativamente la inestabilidad social, convirtiéndose en el caldo de cultivo y punto en la diana del yihadismo, en este caso de la mano de Al-Shabaab. Sin embargo, con la situación tan complicada que vive el país el escenario real no difiere relevantemente. 

El territorio somalí y el de los Estados circundantes se ven puestos en grave peligro tanto por el terrorismo como por la piratería, por lo que la ONU y la UA (Unión Africana) emprendieron la AMISOM (African Union Mission to Somalia), misión que finaliza el 31 de diciembre de este año, ante la cual el presidente somalí ha rechazado su prolongación, al querer asumir la responsabilidad principal de la seguridad de su país. Lo que se propone a la UA es una colaboración en la lucha antiterrorista y de seguridad nacional, pero que garantice la soberanía del país anfitrión en la toma de decisiones y medidas7 .

De manera directa, el fallo establecido por el CIJ afecta a la ayuda antiterrorista de Kenia a Somalia, quien a través del AMISOM mantiene desplegadas tropas en el territorio vecino. La pérdida del territorio marítimo podría derivar en la retirada de estas o en la reducción de efectivos, algo que no sería muy inteligente por su parte teniendo en cuenta que son un blanco más de la diana del terrorismo yihadista de Al-Shabaab, debiendo ser una lucha antiterrorista conjunta.
Sin ir muy lejos, el pasado 12 de octubre, se producía en Kenia un atentado contra un vehículo militar reivindicado por Al Shabaab, en el que murieron catorce soldados8 .

A ello se suma el auge de los nacionalismos en Kenia contra las minorías étnicas somalíes cercanas a la frontera. Como se mencionaba al principio del texto, en base a lo publicado en el artículo ‘África y sus problemas por resolver’, diversas etnias quedaron divididas entre varios Estados, dando por fruto conflictos étnicos y tribales. El auge del nacionalismo derivado de la frustración económica de los keniatas derivaría en acciones violentas contra la minoría de origen somalí que reside en Kenia.
Una vez más se puede comprobar cómo el colonialismo y su nefasto proceso descolonizador ha sumido en el caos al continente africano, el cual es incapaz de salir del bucle de inestabilidad multisectorial en el que se encuentra sumido. La Corte Internacional de Justicia podrá determinar de manera legal la pertenencia del territorio, pero es incapaz de controlar y contener la violencia que se derivará en la zona en base a ello.

Bibliografía

  1.  Gómez, A. P. (2021). África y sus problemas por resolver. Atalayar.
  2. LANKOANDE, B. (2015). Las fronteras marítimas en África: el 70 % no están claramente definidas. CIDAF UCM
  3. Canorea, A. L. (30 de Abril de 2021). Kenia y Somalia, a juicio por su frontera marítima. Descifrando la guerra.
  4. EUROPA PRESS. (2021 de Octubre de 12). La CIJ otorga a Somalia la mayor parte de la zona marítima reclamada por Kenia. EUROPA PRESS.
  5.  Ibidem.
  6. DW. (13 de Octubre de 2021). CIJ da a Somalia mayor parte de zona reivindicada por Kenia. DW
  7.  EFE. (12 de Octubre de 2021). Somalia rechaza la creación de una misión de paz conjunta de la UA y la ONU. El Diario; EFE.
  8. EUROPA PRESS. (12 de Octubre de 2021). Al menos cinco muertos en un atentado suicida en una cafetería de Mogadiscio. notimérica; EUROPA PRESS.