El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva mantiene su ventaja sobre el presidente saliente Jair Bolsonaro en intención de voto, manteniendo sus esperanzas de ganar la primera vuelta

Elecciones en Brasil: Lula y Bolsonaro en busca del voto útil

photo_camera AFP/SERGIO LIMA - El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva

Más de 156 millones de personas decidirán el futuro de Brasil este domingo, según el Tribunal Superior Electoral (TSE), en unas elecciones en las que se elegirá al presidente, al gobernador, al senador y a los diputados federales, estatales o de distrito.  

El acto de votar en Brasil es obligatorio desde los 18 hasta los 70 años, salvo justificación expresa. Mientras, para los jóvenes de 16 a 18 y mayores de 70 años el voto es opcional. Hay gran expectación en la sociedad brasileña ante los próximos resultados electorales.  

Según las últimas encuestas realizadas el jueves por el Instituto Data Folha, Lula recibiría el 48% de intención de voto frente al 34% del ultraderechista Jair Bolsonaro, lo cual le haría vencedor de la primera vuelta. Lula que lidera desde hace varios meses todas las encuestas, con cerca del 47% de la intención de voto, llama al “voto útil” para intentar definir el pleito en la primera vuelta. Mientras que Bolsonaro, con alrededor del 31%, lucha por reducir esa diferencia para intentar forzar la segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre en caso de que ningún candidato obtenga más de la mitad de los votos el domingo. Para garantizar que las elecciones se celebraran en un ambiente seguro el jueves el TSE decidió prohibir el porte de armas y municiones en todo el país entre el sábado y el lunes. 

La lucha por el voto útil, el cual se calcula es un 14% del total, está siendo el foco principal de ambos candidatos pues, según encuestas de la investigadora de la Universidad de Rio de Janeiro, Carolina Almeida de Paula, la población refleja rechazo por ambos candidatos pues mientras que el 50% de los encuestados aseguran nunca votarían a Bolsonaro, el 38% dice lo mismo de Lula. Tal y como contó Carolina Almeida a la agencia Efe, “creo que son las elecciones más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia (1985). Es sin duda la elección con dos fuerzas más concentradas”. Aclaró que la polarización no significa que ambos candidatos sean extremistas. 

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Una de las claves de la victoria será el voto de la población afrodescendiente que, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), es de un 9,1%. Por primera vez el problema del racismo es una clave electoral en el país pues nunca se había abordado con tanta persistencia en la campaña electoral de los principales candidatos. 

En la búsqueda de captar el voto racial, Lula pretende implementar una Ley de Cuotas, aprobada en 2012 donde se establece un número de plazas mínimas para la población afrodescendientes. La ley tuvo el mérito de reconocer y dar oportunidades a la población negra de Brasil, país que fue el último de América en abolir la esclavitud, en 1888. Sin embargo, también ha sido criticado por no formar parte de un proyecto más amplio de reforma de la enseñanza primaria pública. Para el Movimiento Democrático Brasileño (MBD) también es necesaria una política social fuerte para evitar que sigan estando en un estado de vulnerabilidad. Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), también asocia a su programa la relación entre la violencia y el tema racial. Según el Anuario de Seguridad Pública, el 84% de los muertos a manos de las fuerzas de seguridad del Estado son negros. Bolsonaro en contraposición al resto de candidatos a la Presidencia del país guarda silencio en cuanto a la cuestión racial. 

El último debate entre candidatos presidenciales antes de la primera vuelta, en TV Globo, estuvo marcado por el duro intercambio de acusaciones entre los dos candidatos que polarizan la carrera electoral y por una serie de solicitudes de derecho de réplica, donde el presidente Jair Bolsonaro (PL), con una postura muy agresiva, basó sus acusaciones contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) en las denuncias de corrupción que marcaron los Gobiernos del Partido de los Trabajadores. Lula también fue incisivo en sus alusiones sobre su oponente. 

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Según Bloomberg, Lula evocó a la época dorada de Brasil, cuando las políticas gubernamentales lograron erradicar el hambre, reducir la pobreza y fortalecer las filas de la clase media, una hermosa época que prometió revivir. Lula es también la única alternativa viable a Bolsonaro por parte de quienes acusan al presidente de turno de no hacer frente a la pandemia y socavar las instituciones democráticas y los derechos civiles. 

Lula se comprometió a trabajar para cambiar las reglas que limitan el gasto público, reformar el sistema tributario para que los ricos paguen más y los pobres menos, asegurar que Brasil sea autosuficiente en petróleo y combustible y proteger la selva amazónica. El estado de la economía es, en general, la principal preocupación de los votantes brasileños, y la economía ha mostrado signos de mejora en los últimos meses. El crecimiento superó las expectativas en el segundo trimestre y el desempleo se encuentra en su nivel más bajo en casi 7 años, aunque todavía está por encima del 9%. 

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Lula habló del orgullo que siente por haber sido presidente y recordó los logros de su Gobierno. Bolsonaro cerró el debate repitiendo su lema de campaña “Dios, patria, familia y libertad” y enumeró, por primera vez, su agenda de costumbres contra el aborto y la “ideología de género”. 

Coordinador de América: José Antonio Sierra. 

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