Emulando a los islamistas sirios, el JNIM, vinculado a Al-Qaeda, busca el poder en el Sahel africano

Un combatiente del Marco Estratégico Permanente para la Defensa del Pueblo de Azawad (CSP-DPA) asegura el perímetro durante una reunión de líderes del ejército rebelde tuareg en Tinzaouaten, norte de Mali, el 27 de noviembre de 2024 - REUTERS/ABDOLAH AG MOHAMED
El JNIM no tiene capacidad para gobernar grandes ciudades como las capitales del Sahel

En la agitada región del Sahel en África, el grupo terrorista JNIM, asociado a Al-Qaeda, está aumentando su influencia a través de matanzas, distribución de alimentos y la formación de acuerdos con las autoridades locales para convertirse en un actor político relevante.  

El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) ha manifestado su interés en gobernar territorios y ha denunciado los ataques que atribuye a mercenarios de la empresa privada rusa Wagner y a sus adversarios yihadistas.  

El JNIM se ha consolidado como el grupo yihadista más poderoso y, de acuerdo con las Naciones Unidas, representa la principal amenaza en el Sahel, usando la fuerza y la política para socavar a los Estados y posicionarse como una opción viable. 

Un ataque coordinado contra varias instalaciones militares en el oeste de Malí durante los últimos días lleva el sello del grupo. El JNIM reivindicó la autoría de los ataques en siete localidades. 

El grupo ha "orientado su propaganda hacia la defensa de las poblaciones marginadas y las víctimas de la violencia, publicando con frecuencia vídeos que muestran actos de violencia cometidos por las fuerzas de seguridad y sus auxiliares para legitimar su narrativa", según un informe de la ONU publicado en febrero.  

El JNIM, por ejemplo, denunció la "masacre de más de 130 civiles fulani" por parte del Ejército burkinés y sus auxiliares civiles en marzo cerca de Solenzo, en el oeste del país, según Human Rights Watch. 

En un vídeo propagandístico, distribuyó alimentos a los supervivientes. 

"En represalia, el JNIM lanzó un importante ataque contra un campamento militar en Diapaga (este), matando a más de 30 soldados" y auxiliares civiles del Ejército, "reivindicando este acto como el comienzo de la venganza de Solenzo", según un análisis reciente de Nina Wilen, directora del programa África del Instituto Egmont para las Relaciones Internacionales.  

"En otras zonas, el JNIM podría masacrar a civiles de forma punitiva o matarlos de hambre mediante un asedio para obligar a estas comunidades a aceptar acuerdos", afirmó Liam Karr, analista del American Enterprise Institute. 

El JNIM no tiene capacidad para gobernar grandes ciudades como las capitales del Sahel. Sin embargo, gobierna las aldeas de forma indirecta mediante acuerdos locales adaptados a la zona.  

Estos acuerdos permiten al grupo imponer la ley islámica a las comunidades locales, prohibirles cooperar con los Ejércitos nacionales y generar ingresos mediante la imposición de impuestos islámicos. 

"Las poblaciones locales suelen estar abiertas a algún tipo de compromiso con el JNIM porque el Estado no ha sido capaz de protegerlas", afirma Karr. 

"Estos acuerdos llevan al JNIM a levantar los asedios, cesar los ataques o aceptar proteger a la población, lo que contribuye a restablecer la normalidad y la paz".

En Malí, el JNIM puso fin en marzo a un bloqueo de dos años sobre la ciudad central de Boni, así como a la carretera que la une con las ciudades clave de Douentza y Gao, tras firmar un acuerdo con los líderes locales autorizados por el Gobierno maliense. 

El Estado Islámico en el Sahel (ISIS), rival del JNIM, tiene una estrategia política mucho más brutal que le permite gobernar mediante el terror.  

En el suroeste de Níger, el ISIS-Sahel asesinó a 71 civiles en Manda en junio y a otros 44 en Fambita en marzo. 

"La estrategia del JNIM le permite ser mucho más flexible y echar raíces más duraderas entre las poblaciones que gobierna, mientras que el ISIS-Sahel es más centralizado, con un mayor grado de control directo" y su Gobierno es más brutal, afirmó Karr.  

"Estas diferencias son emblemáticas de las diferencias doctrinales más amplias entre Al-Qaeda y los afiliados al ISIS en todo el mundo".  

La estrategia política del JNIM ha llevado recientemente al grupo a unir fuerzas con los rebeldes tuaregs malienses del Frente de Liberación de Azawad (FLA), según los observadores.  

Afirman que el JNIM se inspiró en el HTS, o Hayat Tahrir al-Sham, una organización política islamista radical y grupo paramilitar que tomó el poder en Siria el pasado mes de diciembre y que, desde entonces, ha ganado cierta legitimidad internacional. 

"El JNIM considera la experiencia del HTS como un modelo potencial. El JNIM podría hacer lo mismo en el norte de Malí junto con el FLA, como ya hizo en 2012", dijo Karr.  

No obstante, señaló los retos que limitan las ambiciones del grupo. 

El HTS se había separado de Al-Qaeda y contaba con una base de apoyo popular y un patrocinador externo, Turquía, mientras que el JNIM, aún afiliado a Al-Qaeda, depende de su propia recaudación de fondos y de las armas que adquiere de los Ejércitos del Sahel, dijo.  

"El JNIM sigue siendo una filial de Al-Qaeda, que no es popular entre una gran parte de la población, que considera al grupo como terrorista", afirmó Karr.  

"En segundo lugar, el JNIM está vinculado a grupos minoritarios, en las periferias geográficas y políticas de los Estados del Sahel, como los fulani y los tuaregs. Esto significa que otros grupos étnicos ven al grupo como una amenaza".  

Daniele Garofalo, especialista en movimientos yihadistas, afirmó: "En este momento, su idea se acerca mucho más a la estrategia de los talibanes". 

"Las estrategias de los talibanes y del HTS podrían funcionar. Pero tendrían que pasar por una separación total de Al-Qaeda, un cambio en el tipo de ataques, un tipo diferente de creación de poder y un trabajo de estabilización. Esto podría llevar años". Emulando a los islamistas sirios, el JNIM, vinculado a Al-Qaeda, busca el poder en el Sahel Africano.