Washington y Pekín han conseguido encontrar un terreno común en la lucha contra el cambio climático. En un comunicado emitido ambos países acordaron "mejorar sus respectivas acciones" contra el cambio climático y "cooperar en los procesos multilaterales" para combatir la crisis climática, que "debe ser abordada con la seriedad y urgencia que requiere". El anuncio, después de tres días de conversaciones entre el enviado estadounidense para el clima, John Kerry, y su homólogo chino, Xie Zhenhua en Shanghái, llega mientras China y Estados Unidos permanecen enfrentados por cuestiones como los derechos humanos en la región de Xinjiang y Hong Kong, las presiones de Pekín sobre Taiwán o su guerra tecnológica.
En su primer día en el Despacho Oval, Joe Biden decretó el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, revirtiendo la decisión de su predecesor Donald Trump, que había retirado a su país del Acuerdo de París con el argumento de que perjudicaba a las empresas estadounidenses. El acuerdo, negociado por John Kerry, entonces secretario de Estado del presidente Barack Obama, compromete a las naciones firmantes a tomar medidas para mantener el aumento de la temperatura en no más de dos grados centígrados (3,6 Fahrenheit) por encima de los niveles preindustriales. En este sentido, Kerry y su homólogo chino, Xie Zhenhua, han prometido en el comunicado que sus dos países, los mayores emisores de gases invernadero del mundo, adoptarán medidas específicas y más ambiciosas a lo largo de la década para reducir las emisiones según los objetivos del acuerdo de París de 2015, aspirando a “perseguir esos esfuerzos”, incluyendo la adopción de acciones climáticas mejoradas” con el objetivo de mantener “ al alcance” ese límite de aumento de la temperatura mundial y cooperar para “identificar y abordar los desafíos y oportunidades” en este terreno.

Aunque el mundo no está en condiciones de cumplir el objetivo, Biden espera que su cumbre convocada para los días 22 y 23 de abril un encuentro de 40 líderes donde es preciso que una mayoría de países se comprometan a elevar sus objetivos de reducción de emisiones contaminantes para poder cumplir con el Acuerdo de París, dé lugar a compromisos más firmes antes de las conversaciones sobre el clima que se celebrarán en Glasgow a finales de este año bajo la dirección de la ONU. Según la declaración de, Washington y Pekín "tienen la intención de desarrollar" sus estrategias a largo plazo para lograr la neutralidad del carbono antes de la cumbre de la COP 26 en Escocia. Además, afirman que pretenden adoptar acciones apropiadas para “maximizar la inversión internacional y la financiación para apoyar la transición de la energía intensiva en carbono basada en combustible fósiles en otra verde, baja en carbono y renovable en los países en desarrollo”.

La UE ha jugado desde hace años a liderar en la lucha contra el cambio climático, aunque precisa de la complicidad del resto de los grandes contaminantes, mientras en Shanghái se reunían Kerry y los representantes de Pekín, el presidente chino, Xi Jinping, mantuvo una reunión por videoconferencia con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, para tratar también la crisis climática. Xi, por su parte, ha reiterado en varias ocasiones que tal acuerdo es "un proceso irreversible" y una "brújula" para una "acción fuerte" sobre el clima, y que su país tiene la intención de "realizar esfuerzos sin precedentes para asegurar el futuro de las nuevas generaciones" e "intensificar los esfuerzos internacionales" en lucha contra el cambio climático.

En ausencia de Estados Unidos durante la presidencia de Trump, China ha asumido un papel importante junto a la Unión Europea en la lucha contra el cambio climático, y el presidente Xi se comprometió especialmente el año pasado a lograr la neutralidad del carbono para 2060. La diplomacia china se burló esta semana del nuevo tono de Washington, diciendo que más que un "regreso glorioso" era "un mal estudiante que vuelve a la escuela después de saltarse las clases".
En la primera cumbre de alto nivel entre los responsables de la política exterior y de seguridad de Estados Unidos y China, el país norteamericano ha acusado al gigante asiático de "amenazar el orden (mundial) basado en normas, que mantiene la estabilidad global". Esta primera cumbre de alto nivel se convirtió en una batalla diplomática entre ambas potencias que, en vez de acercar posturas, ha provocado un distanciamiento aún mayor entre ambas partes.