Estados Unidos estudia retirar sus tropas de la península del Sinaí
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha anunciado al Congreso “la posibilidad de cancelar o reducir su participación militar en las fuerzas internacionales que operan en la península del Sinaí”, según ha desvelado el exoficial israelí del Servicio de Inteligencia Militar, Yoni Ben Menachem, en NewsOne. En esta línea, el secretario de Defensa estadounidense, Mark T. Esper, ha comunicado a un comité militar de la Cámara de Representantes que la Administración Trump está estudiando “hasta qué punto mantener a las fuerzas estadounidenses en la península del Sinaí puede ser creíble y alcanzable”, de acuerdo con Middle East Monitor.
Actualmente, el gigante norteamericano tiene desplegados a 450 soldados en la zona, una cifra que se ha reducido significativamente tras una misión inicial de 1.200 efectivos. El objetivo con el que Washington envió a sus fuerzas allí fue para supervisar la implementación del acuerdo de paz de 1979, el cual fue rubricado en la capital estadounidense entre Israel y Egipto tras 30 años de hostilidades y cinco guerras. El documento contempló la culminación del estado de guerra abierto tras el conflicto árabe-israelí de 1948, el fin de los actos hostiles, la libre circulación en el canal de Suez y la retirada de las tropas israelíes de la península del Sinaí. También derivó en la restauración de las relaciones diplomáticas entre Tel Aviv y El Cairo.
Por lo tanto, una posible salida de los efectivos estadounidenses de la región después de 38 años de trabajo conjunto con Israel y Egipto es “preocupante” para los dos países, de acuerdo con los medios locales, pues para evitar caer en nuevos enfrentamientos y en nuevas brechas de seguridad, tendrán que mantener el statu quo sin la ayuda de una potencia extranjera.
En este sentido, cabe destacar que ambas naciones ya han expresado “su preocupación mutua por la esperada evacuación de las fuerzas estadounidenses en el Sinaí, porque podría ser el preludio para otros países. Eso podría reforzar la presencia de las organizaciones armadas en la zona”, según ha revelado Menachem. Por ello, de acuerdo con el experto, las autoridades israelíes y las egipcias habrían solicitado formalmente a EEUU que se “abstenga de tomar cualquier medida que conduzca a evacuar o reducir el número de sus soldados en la península del Sinaí”.
Los 450 efectivos estadounidenses forman parte de la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores (MFO, por sus siglas en inglés), que comenzó su despliegue en el mes de enero de 1980. Desde entonces, a ella ha contribuido personal de Australia, Canadá, Colombia, Fiyi, Francia, Hungría, Italia, Nueva Zelanda, Noruega, Uruguay, Países Bajos, República Checa y Reino Unido.
Los motivos que se encontrarían detrás del estudio de la retirada de tropas serían fundamentalmente tres: en primer lugar, de cara a una estrategia para reducir la presencia militar estadounidense en todo el mundo, “en previsión de futuros enfrentamientos con China y con Rusia”, según ha desvelado Esper, que podrían ocurrir en la próxima década.
En el primer caso, la principal tensión entre Pekín y Washington se sitúa en el terreno económico, con la guerra comercial, marcada por la sucesiva imposición de aranceles por ambas partes, que ha generado pérdidas billonarias para las dos economías. Pero las dos potencias también tienen frentes abiertos en otras materias: por ejemplo, en el mar del Sur de China, el pasado 2 de marzo se vivió otro episodio de tensión: el Pentágono acusó a Pekín de disparar un láser de grado militar contra el avión de vigilancia P-8 de la Armada estadounidense, que podría haber causado “graves daños a la tripulación aérea y los marineros, así como a los sistemas de barcos y aviones”. En dicha región, “hay indicios de que Washington está cada vez más preocupado por el creciente poderío militar de China y el rápido aumento del coste de contrarrestar y contener sus ambiciones marítimas”, según explican desde Asia Times.
En el segundo caso, cabe destacar que las relaciones entre Washington y Moscú siempre han sido problemáticas. En 2020, los desafíos que vertebran el vínculo entre las dos superpotencias son las negociaciones abiertas sobre el control de armas nucleares, las acusaciones de injerencia rusa en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses del mes de noviembre, las amenazas que supone la política del Kremlin para la OTAN y los conflictos en Oriente Medio, como el de Siria, donde cada país apoya a una facción. También los escenarios de Ucrania y Georgia han supuesto tensiones entre EEUU y Rusia.
La segunda razón para examinar la presencia militar estadounidense en la península del Sinaí hace referencia, según funcionarios israelíes citados por Middle East Monitor, al “aumento del alcance de Daesh en la zona, en un momento en el que el Ejército egipcio se enfrenta a dificultades para eliminar a los grupos armados que atacan diariamente sus posiciones”. Además, El Cairo estaría sufriendo para “garantizar la seguridad de su frontera con Israel”, de acuerdo con las mismas fuentes.
De hecho, el exoficial israelí del Servicio de Inteligencia Militar, Yoni Ben Menachem, ha asegurado en la publicación que “la decisión de evacuar o reducir la presencia de las fuerzas estadounidenses es la razón de la reciente decisión del Ejército egipcio de establecer una barrera de seguridad de 14 kilómetros a lo largo de la frontera con la Franja de Gaza, para frustrar el paso de militantes de Daesh, un fenómeno que ha aumentado en los últimos meses”.
Uno de los últimos ataques más sonados perpetrados por la organización yihadista tuvo lugar el pasado mes de junio, cuando ocho soldados egipcios murieron en un puesto de control al sur de Arish, en la provincia de Sinaí del norte. En respuesta, las fuerzas de seguridad de El Cairo lanzaron una ofensiva que acabó con la vida de 14 presuntos militantes involucrados.
Más recientemente, concretamente el 2 de febrero, la filial de Daesh en Sinaí, Wilayat Sina, llevó a cabo un ataque contra un gasoducto ubicado entre Egipto e Israel, en una aldea cerca de la ciudad de Bi’r Al-‘Abd.
La tercera y última razón de la posible nueva estrategia de EEUU sería por motivos de presupuesto, de acuerdo con medios locales. La MFO se nutre de un presupuesto anual de 75 millones de dólares, que se reparte a partes iguales entre El Cairo, Tel Aviv y Washington. Sin embargo, este último también contribuye con 5 millones de dólares adicionales anuales.