Washington celebra la segunda Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África en lo que va de siglo; un encuentro para abordar la seguridad alimentaria tras la invasión de Ucrania y el desafío climático

Estados Unidos se esfuerza por contrarrestar la influencia rusa y china en África

PHOTO/TWITTER via ANTONY BLINKEN - El secretario de Estado de EE. UU. durante su intervención en la sala Benjamin Franklin durante la Cumbre de Líderes África y Estados Unidos

Ocho años han pasado desde que, en 2014, la Administración Obama recibiera a decenas de los principales líderes que dirigen el continente africano para tratar de profundizar las relaciones entre los dos vastos territorios. Este mes de diciembre, pocas semanas antes de que el ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergei Lavrov dé comienzo a su gira por varios países africanos –a comienzos de enero–, ha sido Biden quien ha encabezado un nuevo encuentro con sus homólogos africanos. El segundo encuentro de este tipo en lo que va de siglo. 

Así, la ciudad de Washington recibía este martes 13 de diciembre la visita de casi medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno africanos (entre los que destacaron las ausencias de Guinea-Conakri, Sudán, Mali y Burkina Faso, además de las de Eritrea y de representantes del Polisario), así como de importantes figuras de la Unión Africana, que permanecerán allí durante los tres días que dure la cumbre, y que abordarán cuestiones como la seguridad alimentaria –tras la invasión rusa de Ucrania y frente a los efectos del cambio climático–, los desafíos en materia de seguridad y defensa, la influencia china en África y las oportunidades de inversión mutua. 

Son tres las principales maneras en las que la Administración Biden trabaja para profundizar en las asociaciones que fomentan la innovación africana –decía el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, durante su intervención en la sala de conferencias Benjamin Franklin–: la inversión en infraestructuras para sentar las bases del espíritu empresarial africano, la inversión en líderes emergentes, y el fomento de una mayor participación de compañías estadounidenses en el continente. “África no necesita ayuda, necesita innovación”, subrayaba Blinken, “y ninguno de nosotros puede resolver los desafíos regionales que enfrentamos, a menos que trabajemos juntos”

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De este modo, la Cumbre de Líderes Estados Unidos y África ha dado comienzo con las miradas puestas en la sociedad civil, y en debates y mesas redondas a propósito de la sanidad, la seguridad, el cambio climático y la cooperación entre gobiernos. La jornada del miércoles girará en torno al foro africano-estadounidense y reunirá a más de 300 empresas, mientras que el jueves acogerá debates de alto nivel acerca de la seguridad alimentaria

Sin embargo, lejos de ser puramente diplomáticos en un sentido bidireccional, los esfuerzos estadounidenses por mejorar sus relaciones con África guardan segundas motivaciones: alejar al continente de la influencia política, económica y comercial de Moscú –en el marco de la guerra en Ucrania– y contrarrestar la presencia económica de China en el territorio

55.000 millones de dólares y el G20 para alejar al continente de Moscú

La movilización de una gran parte de Occidente en defensa de Ucrania ha sido uno de los mayores logros de la Casa Blanca durante el mandato de Biden, mas, parte de los países africanos que se consideran a sí mismos los principales afectados por las interrupciones en los suministros –por ser profundamente dependientes de las importaciones de grano y cereal ruso y ucraniano–, se han situado en el bloque de naciones que rechazan condenar el ataque ruso, afirmado que hay “pocos beneficios en enfadar a Moscú”. Todo ello pese a que la posición oficial de la Unión Africana sea la de condenar la invasión. 

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En este escenario, Estados Unidos anunció hace unos días –a través del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan– que, en el marco de la cumbre, Biden prometería una nueva ayuda de 55.000 millones de dólares para África. Un dinero que, pese a no depender de la aprobación del Gobierno, sino del Congreso estadounidense, pretende evidenciar el compromiso del país para con el continente africano, en materia económica, sanitaria y de seguridad, durante los próximos tres años. Igualmente, y para mostrar su intención de que el compromiso perdure en el tiempo, Sullivan afirmó que se creará también un puesto específico para conseguir que los acuerdos alcanzados durante esta cumbre se hagan realidad. Puesto que ocupará el que fuera máximo responsable de África en el Departamento de Estado entre 2009 y 2013, Johnie Carson. 

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Según Sullivan, el presidente demócrata también tendría planeado expresar su apoyo a la adhesión de la Unión Africana al G20 como un miembro permanente, así como reclamar al Consejo de Seguridad de la ONU una ampliación de sus miembros permanentes y no permanentes para que uno de los países africanos tenga un puesto fijo en el órgano. “Necesitamos más voces africanas en las conversaciones internacionales relativas a la economía mundial, la democracia y la gobernanza, el cambio climático, la salud y la seguridad”, era la premisa con que el asesor de la Casa Blanca, Judd Devermont, explicaba estos planes. 

China; un paso por delante en la vía económica 

En el otro flanco de Estados Unidos sobre África se encuentra la creciente influencia china. Sobre la base del foro de “Cooperación China-África” –celebrado cada tres años desde el inicio del milenio–, del apoyo de Pekín a los movimientos de liberación contra el dominio colonial, y de la enorme inversión comercial y económica china con el proyecto de “la Nueva Ruta de la Seda” (o “La Franja y la Ruta”), el gigante asiático se sitúa como el socio comercial más grande del continente. Algo que funciona en ambas direcciones, y que el pasado año 2021 superó los 254.000 millones de dólares. Cuatro veces el comercio entre Estados Unidos y África. 

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Ante este escenario, la Cumbre de Líderes Estados Unidos y África ha servido al subsecretario de Comercio norteamericano, Don Graves, para reconocer que Washington se ha quedado atrás en comparación con China, pero que continúa siendo “socio de elección” para los africanos. “Los inversores y las empresas estadounidenses tienen que ponerse al día”, decía Graves, según AP, en un evento organizado por el medio Semafor. Agregó: “Pero estamos trayendo las mejores tecnologías e innovaciones, los más altos estándares. EE. UU. ayuda a desarrollar la capacidad de sus países socios, no de explotarlos”. 

Coordinador América: José Antonio Sierra