Etiopía: una paz con heridas por curar
Etiopía ya tiene un acuerdo de paz. Olusegun Obasasio, el mediador de la Unión Africana en las conversaciones de paz celebradas en Pretoria, ha sido el encargado de anunciar el cese de hostilidades entre el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) y el Gobierno de Etiopía.
El acuerdo, que incluye el alto al fuego, el reinicio del acceso humanitario, y “la sanación y la reconciliación”, ha recibido ya el apoyo de la comunidad internacional. “Es un paso importante. Supone un pilar sólido para preservar la soberanía y la integridad territorial”, ha publicado la Unión Africana, principal promotora del acuerdo.
Una valoración similar ha hecho el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al definir el acuerdo como “un paso audaz” por las dos partes y ha aprovechado para instar a las partes involucradas a dar paso a la ayuda humanitaria a las zonas más afectadas por el conflicto. “El secretario general insta a continuar las negociaciones con un espíritu de reconciliación a fin de llegar a un arreglo político duradero, silenciar las armas y devolver al camino de la paz y la estabilidad”, decía el portavoz de la Secretaría General, Stéphane Dujarric.
El Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, se ha congratulado también del acuerdo, pero ha incidido un poco más en las resoluciones del conflicto. Borrell ha instado a las dos partes a que no se limiten a este acuerdo y ha abogado porque se realicen más negociaciones para lograr un alto al fuego permanente e impulsar conversaciones políticas del más alto nivel.
El acuerdo de paz se ha firmado entre el viceministro etíope de Asuntos Exteriores y el asesor de Seguridad Nacional del primer ministro etíope Abiy Ahmed, Redwan Hussien, y el representante del del TPLF, Getachew Reda. Y aunque Hussein sí ha celebrado este cese de hostilidades, no lo ha hecho, por el momento, Getachew Reda.
El TPLF sigue acusando al Gobierno etíope de perpetrar un genocidio en Tigray con los últimos ataques en la región. “No sólo las palabras son las que pueden ayudar a la gente de Tigray”, denuncia uno de los portavoces de la autodenominada Oficina de Exteriores de Tigray, Kindeya Gebrehiwot, al mostrar vídeos con supuestos ataques de las fuerzas etíopes y eritreas en Tigray mientras se negocia la paz en Sudáfrica.
Y es que, si en Pretoria se celebra la paz, en Adís Abeba se vive todavía en guerra. Los medios de comunicación favorables al Gobierno etíope conmemoran a todos los soldados que han muerto durante estos dos años de conflicto. Medios digitales como The Ethiopian Herald, Addis Heraldo o Borkena homenajean a las víctimas del 3 de noviembre cuando el TPLF atacó la base del Ejército en Mekelle, el paso que dio comienzo a las hostilidades.
Unos medios que redoblan ahora, alcanzados los acuerdos, el sentimiento antioccidental que venía sacudiendo al país de manera especial desde la manifestación del pasado 22 de octubre. “Occidente, especialmente Estados Unidos ha apoyado política, diplomática y narrativamente al TPLF a lo largo de la guerra, y ahora se tambalea”, se publica en uno de estos artículos, al considerar que las conversaciones de paz se han alcanzado antes de una rendición del TPLF.
Caricaturas con banderas y personajes estadounidenses entrometiéndose en la política etíope son las que publican en las portadas de muchos de estos medios aclamando una de las principales motivaciones etíopes: la no intervención exterior en la política de la vieja Abisinia.
Estas publicaciones son las que copan por el momento la agenda etíope, a pesar de que el Gobierno y el TPLF se hayan comprometido en Pretoria a “poner fin a todas las formas de conflicto y de propaganda hostil”, un propósito en el que tendrán que trabajar para rebajar la tensión en la opinión pública etíope, muy lejos de las reacciones internacionales.