El G20 hace un llamamiento a la paz en Oriente Medio y Ucrania
- Impuestos para los más ricos y medidas para luchar contra el hambre
- El G20 se compromete a trabajar por una reforma del Consejo de Seguridad
La cumbre del G20 de Rio de Janeiro ha concluido con una declaración conjunta que, si bien no ha sido respaldada por todos los países miembros, ha logrado abordar la mayoría de las cuestiones que Brasil había priorizado en la agenda del encuentro.
Entre estos temas destacan las dos grandes guerras actuales -Oriente Medio y Ucrania-, la lucha contra el hambre, los impuestos a las personas más ricas del mundo y los cambios en la gobernanza global.
Respecto a los conflictos en Oriente Medio, la declaración del G20 subraya la “catastrófica situación humanitaria en Gaza y la escalada en el Líbano”, destacando la urgente necesidad de ampliar la asistencia humanitaria y reforzar la protección de los civiles.
"Al afirmar el derecho palestino a la libre determinación, reiteramos nuestro compromiso inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados donde Israel y un Estado palestino vivan uno al lado del otro en paz", señala la declaración, donde no se menciona a los más de 100 rehenes israelíes que todavía continúan secuestrados en Gaza.
En este sentido, durante una reunión con los líderes del G20 antes de que se hiciera pública la declaración, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quiso recalcar que Hamás es el único responsable de la guerra, instando a los demás líderes a “aumentar la presión” sobre el grupo terrorista para que acepte un acuerdo de alto el fuego que ponga fin a los combates y permita el regreso de los rehenes a Israel.
Respecto a la otra gran guerra, la de Ucrania, Biden reiteró su apoyo firme a la soberanía e integridad territorial del país europeo. “En mi opinión, todos los que están sentados en esta mesa deberían hacer lo mismo”, afirmó Biden durante la cumbre, según recoge AP.
Estas declaraciones se producen poco después de que Washington decidiese rebajar las restricciones al uso de misiles estadounidenses de largo alcance por parte de Ucrania para permitir más ataques contra el interior de Rusia.
Igualmente, este encuentro se ha celebrado días después de que Rusia lanzase uno de sus mayores ataques de misiles y drones contra infraestructura ucraniana, destruyendo la mitad de la capacidad de producción energética del país.
La declaración final del G20 -donde participó el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, en lugar del presidente Vladimir Putin- destacó el sufrimiento humano en Ucrania y pidió paz, pero sin nombrar a Rusia.
Los líderes de las principales economías mundiales indicaron que “esa paz debe ser coherente con los principios de las Naciones Unidas y promover relaciones pacíficas, amistosas y buenas entre los países vecinos”. Asimismo, resaltaron la necesidad de diseñar “iniciativas relevantes y constructivas que apoyen una paz integral, justa y duradera en Ucrania”.
Impuestos para los más ricos y medidas para luchar contra el hambre
La otra gran cuestión de la cumbre del G20 fue el impuesto para los ricos, una de las prioridades del presidente brasileño, Lula da Silva, quien propuso gravar con un 2% los ingresos de los multimillonarios. Según explica a AP el economista francés Gabriel Zucman, que trabajó como consultor del gobierno de Lula en el tema, esta medida afectaría a unas 3.000 personas en todo el mundo, de las cuales 100 están en América Latina.
Al final de la cumbre, los líderes del G20 acordaron “cooperar para garantizar una tributación efectiva de los multimillonarios del mundo” y anunciaron planes para idear “mecanismos para combatir la evasión fiscal”.
Otra de las prioridades de Lula fue avanzar y tomar medidas efectivas en la lucha contra el hambre a nivel global, así como contra el cambio climático. No obstante, esta última cuestión quedó estancada debido a la falta de compromiso relacionado con los fondos que las Naciones Unidas buscan proporcionar para ayudar a los países en desarrollo a enfrentar el calentamiento global.
No obstante, en la declaración, los líderes sí coincidieron en que el mundo necesita llegar a un acuerdo antes del final de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Azerbaiyán sobre un nuevo objetivo fiscal para la cantidad de dinero que los países ricos deberían dar a los países en desarrollo más pobres.
El G20 se compromete a trabajar por una reforma del Consejo de Seguridad
Lula ha pedido en varias ocasiones reformas dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, organismo encargado de mantener la paz y la seguridad a nivel internacional. Sin embargo, este poderoso órgano no ha cambiado su configuración original desde su creación en 1945. Los cinco países que salieron victoriosos de la Segunda Guerra Mundial -Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia- tienen poder de veto, mientras que diez países de diferentes regiones cumplen mandatos de dos años.
En este punto, los líderes se comprometieron a trabajar por una “reforma transformadora" del Consejo de Seguridad de la ONU acorde “con las realidades y demandas del siglo XXI, lo haga más representativo, inclusivo, eficiente, eficaz, democrático y responsable”.
Casi todas las naciones coinciden en que, casi ocho décadas después de la creación de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad debería ampliarse e incluir más voces. No obstante, el principal desacuerdo sigue siendo como hacerlo más inclusivo.
“Hacemos un llamamiento en favor de una composición ampliada del Consejo de Seguridad que mejore la representación de las regiones y grupos subrepresentados y no representados, como África, Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe", señala la declaración.
Poco antes de la pasada cumbre de la ONU en septiembre, Estados Unidos anunció que apoya la creación de dos nuevos puestos permanentes para países africanos sin poder de veto y la creación, por primera vez, de un puesto no permanente para un pequeño país insular en desarrollo.
Por su parte, el Grupo de los Cuatro (Brasil, Alemania, India y Japón) apoya la candidatura de cada uno de los otros países para obtener puestos permanentes, mientras que el grupo más grande, Uniting for Consensus, integrado por una docena de países, entre ellos Pakistán, Italia, Turquía y México, quiere puestos no permanentes adicionales con mandatos más largos.