El Gobierno de Unidad Nacional libio se aproxima a la órbita turca
La transición política avanza con serias dificultades en Libia a medida que el Gobierno interino se descose. Las críticas descargadas hacia la figura del primer ministro, Abdul Hamid Dbeibé, por parte de su segundo a bordo, Husein al-Gotrani, ahondaron la crisis de un Ejecutivo en funciones que tiene como meta llegar con vida al próximo 24 de diciembre, fecha prevista para las elecciones generales, consideradas como un bálsamo después de una década de conflicto y cuya celebración pende de un hilo.
La agenda del Gobierno de Unidad Nacional (GNU), con sede en Trípoli, no sólo pasa por unificar las instituciones –divididas desde la guerra civil de 2014–, también importa y mucho favorecer la recuperación económica tras 10 años en caída libre. La Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental (CESPAO) cifra en 148.450 millones de euros las pérdidas del país norteafricano después del derrocamiento en 2011 del autócrata Muamar Gadafi.
De ahí que, desde la toma de posesión del nuevo Gobierno en marzo de 2021, Trípoli no haya parado de firmar acuerdos comerciales con otros Estados. “Libia es conocida por su riqueza de recursos naturales. Nuestra prioridad es aprovechar al máximo todas estas oportunidades para servir a nuestra gente y enriquecer a nuestro país”, reconoció el ministro de Transportes en funciones, Mohamed Salim al-Shehubi, al diario Yeni Şafak.
Grecia y Turquía, actores en liza por los recursos energéticos en aguas del Mediterráneo oriental, han asumido el rol de pretendientes para una Libia ávida de socios. Si la semana pasada era el turno de Atenas con la firma de un memorando de entendimiento entre los empresariados griego y libio, Trípoli juega esta semana a equilibrar la balanza en favor de su aliado turco.
“Nuestra prioridad en los acuerdos energéticos de petróleo y gas siempre será Turquía”, reveló el ministro Al Shehubi. “Estamos abiertos a la cooperación con todos los países en materia de energía. Pero como dije, Turquía siempre será nuestra prioridad”, sentenció el ministro mostrando las cartas de Trípoli. Ankara como socio preferente, al menos en un ámbito en que Libia destaca por ser uno de los países con mayores reservas de ‘oro negro’.
“Como Gobierno de Unidad Nacional, nuestras sólidas relaciones con Turquía continúan en muchos campos y continuaremos al más alto nivel”, continuó Al-Shehubi. “Vemos a Turquía como un país cercano en todos los sentidos. Además, brindaremos todo tipo de comodidades para que las empresas turcas que trabajan en Libia continúen con sus proyectos”, explicó durante la entrevista con el rotativo turco.
La nación euroasiática ha invertido un total de 300.000 millones de liras –28.900 millones de euros– en Libia a través del programa ‘Vuelta a la vida’, según Al-Shehubi. Uno de los sectores más beneficiados por la inyección de efectivo turco ha sido precisamente el de transportes, cartera que dirige desde marzo, un motivo que explica sus afables declaraciones. Aunque las inversiones también han ido destinadas en parte a las áreas de salud y educación.
“Nuestro objetivo en la reconstrucción de Libia es trabajar con empresas turcas en proyectos nuevos y en curso. Creo que realizaremos trabajos conjuntos con Turquía en todos los trabajos en el ámbito de aeropuertos, carreteras, puentes y transporte”, subrayó Al-Shehubi. Sin duda, el montante facilitaría su labor al frente del Ministerio y serviría para reconstruir un país reducido a escombros.
El ministro añadió que el Gobierno de Unidad Nacional cuenta con un “comité con empresas turcas”, que los proyectos conjuntos “van bien” y que en los próximos meses se alcanzarán más acuerdos bilaterales. “En nuestros contactos, el mundo empresarial y político turco nos dio esperanzas para la continuación de los proyectos. Estos son muy importantes para que la vida en Libia vuelva a su antiguo ritmo”, afirmó Al-Shehubi.
En esta línea, el titular de Transportes dio a conocer que la aerolínea Turkish Airlines reanudará los vuelos sin escalas a Libia. “En la actualidad, hay siete vuelos diarios desde Libia a Estambul. También hay vuelos a Antalya, pero esto no es suficiente. Esperamos que los vuelos satisfagan la demanda de los empresarios y ciudadanos libios”, concluyó el ministro, después de reconocer a Turquía como “la puerta de entrada de Libia al mundo”.
Un mes después de la toma de posesión del Gobierno interino, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan se comprometió a ayudar a Trípoli en las labores de reconstrucción del país. Para ello, el líder otomano ha fortalecido el volumen de inversiones de los sectores público y privado con la máxima de no interferir en asuntos de soberanía, tal y como declaró en una comparecencia conjunta con Abdul Hamid Dbeibé.
Una promesa que no ha cumplido. Y es que Ankara ha mantenido efectivos en suelo libio pese a los continuos llamados de la comunidad internacional y del propio Ejecutivo en funciones a la retirada “de todas las tropas extranjeras”. Turquía no ha reconocido la existencia de mercenarios turcos en Libia, sin embargo, su permanencia responde a la presencia de fuerzas rusas del grupo Wagner en la parte oriental del país. Ambas facciones suponen un obstáculo para el reencuentro entre Trípoli y Bengasi.
A lo largo de la guerra fratricida, Turquía respaldó al Gobierno de Acuerdo Nacional, dominador de la parte occidental del país. Desde donde combatió al Gobierno de Tobruk, con sede en Bengasi y liderado por el general Jalifa Haftar, apoyado a su vez por Rusia, Egipto y Grecia. Estos últimos rivales por los recursos del Mediterráneo oriental.
“Durante mucho tiempo, las imágenes de la guerra de Libia aparecieron en los medios de comunicación. Estas imágenes están en el pasado. No hay ningún problema de seguridad en nuestro país. Nuestras conversaciones diplomáticas continúan y se han dado pasos importantes para fortalecer política y económicamente a Libia”, sentenció el ministro de Transportes, Al Shehubi.