Una guerra fría inagotable

Estados Unidos, China y Rusia ejercen su poder en África para conseguir ventaja en la carrera por la dominación mundial  - PHOTO/PIXABAY
Estados Unidos, China y Rusia ejercen su poder en África para conseguir ventaja en la carrera por la dominación mundial
  1. El grupo Wagner y los gobiernos africanos
  2. Los hilos chinos
  3. El rechazo americano

El mundo se niega a darle nombre a la situación geopolítica actual. El temor al término Guerra Fría reprime la verdad, pero, los antiguos patrones de una guerra aparentemente concluida se están repitiendo. Esta vez, con la añadidura de un nuevo poder mundial que busca superar a los demás: China. Los restos de la antigua Guerra Fría vehiculan la lucha por territorio y poder. Se ha dividido el mundo por la mitad otra vez y todo el mundo corre para aliarse con un bando o con otro, con los aliados o con los enemigos, como si todo fuese tan simple.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de China, Xi Jinping, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, el primer ministro de la India, Narendra Modi, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, posan para una foto familiar de los BRICS durante la Cumbre BRICS de 2023 en el Centro de Convenciones Sandton en Johannesburgo, Sudáfrica, el 23 de agosto de 2023 - REUTERS/ GIANLUIGI GUERCIA

La colonización nunca ha dejado de existir. Pese al lavado de cara que han pretendido realizar algunos poderes, resulta difícil enmascarar las verdaderas intenciones de controlar territorios por intereses económicos o ideológicos. La ambición china de dominar el mundo ya no se esconde tras una pared de ambigüedades. La clave para su ascenso al poder es el continente africano, dónde los otros poderes se enfrentan para no perder su posición.

¿Por qué África? Porque, además de su inestabilidad interior, que facilita un control desde el exterior, este continente alberga un tercio de los recursos naturales del mundo. Quién controla los recursos naturales, controla el mundo.

El grupo Wagner y los gobiernos africanos

El Grupo Wagner, tras su incorporación en el Ministerio de Defensa ruso a finales de 2023, está enfocando sus estrategias en el continente africano. Tras su reestructuración tras la muerte del director de la organización, Yevgeny Prigozhin, muchos de sus miembros se han incorporado a la versión 2.0 del grupo, denominado Africa Corps. El control económico de muchos países africanos está dominado por China, algo que intenta combatir Estados Unidos, pero con el talón de Aquiles del resentimiento africano hacia sus antiguos colonizadores y hacia el mundo occidental en general. Por ello, Rusia ha entendido que queda un ámbito abierto: el militar.  

Esta fotografía sin fecha distribuida por el ejército francés muestra a tres mercenarios rusos, a la derecha, en el norte de Mali. Rusia ha participado en operaciones militares discretas en al menos media docena de países de África en los últimos cinco años utilizando una fuerza mercenaria - AP/ EJÉRCITO FRANCÉS

De acuerdo con un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, los recursos que más explota el Grupo Wagner son el oro, los diamantes y la madera. El Blood Gold Report de finales de 2023 explica que, como compensación a la ayuda que presta el Grupo Wagner a gobiernos africanos, los pagos están acompañados por los derechos de extracción de recursos naturales. La realidad es que tienen una estrategia simple pero efectiva; establecen relaciones con gobiernos africanos para proporcionar entrenamiento militar y escalan hasta llegar a la cima de la cadena militar del país. Apoyan a un candidato para asegurarse de que consiga el poder y, consecuentemente, no solo cimenta su posición en el país y aseguran su control sobre la extracción de recursos prometidos. Este mismo informe subrayó qué, aparte de ser una fuente de ingresos inmensa para Rusia, las actividades de este grupo sirven para desestabilizar la región. Esto causa un incremento en emigración hacia Europa, algo que desestabiliza el continente y que debilita su oposición a Rusia.  

Para comprender los conflictos entre diferentes poderes, hay que entender la lucha por los recursos naturales. No es ningún secreto que la mayoría de los países están impulsando la “marca verde” con el fin de fomentar la producción y uso energía renovable ante el agotamiento de combustibles no renovables. Paralelamente a esa disminución de recursos, está aumentando el valor de dichos recursos.

Vista aérea de camiones estacionados al costado de la carretera esperando acceder al puerto de Tincan en Apapa, Lagos - AFP/BENSON IBEABUCHI

En el centro de la búsqueda y la lucha del poder siempre reside el dinero. Un ejemplo es el intercambio de los derechos de extracción de oro del Grupo Wagner en República Centroafricana, a cambio de su apoyo al presidente. El resultado, según el Gold Mine Report, son unos ingresos anuales de 290 millones de dólares en oro. En Sudán, otro país bajo el control militar del Grupo Wagner sucede algo casi idéntico; se estima que al año se extraen y se exportan ilegalmente alrededor de 2 mil millones de dólares en oro.  

A parte del propio valor de los recursos naturales, la demanda de los minerales que forman parte de estos recursos se está multiplicando exponencialmente. El informe Minerales críticos: Datos Básicos del Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD) prevé que la demanda de los minerales necesarios en la producción de energía verde se va a multiplicar de manera acelerada (por ejemplo, la demanda de litio, usado en las baterías, se va a multiplicar por 13 en los próximos 20 años). Esta dependencia hace que quien controla sus repositorios, controla la fabricación de, no sólo todos los elementos que rigen el mercado verde, sino, además, controla el mercado mundial y sus respectivos países.  

Buscadores de oro trabajan en una mina a cielo abierto en la mina de oro Ndassima, cerca de Djoubissi al norte de Bambari - REUTERS/SIEGFRIED MODOLA

La expansión del poder militar ruso por el continente africano no va a frenar. Uno de los lugares que puede experimentar un incremento en influencia militar rusa es la República Democrática del Congo. A pesar de las noticias en 2019 sobre un acuerdo entre el Kremlin y La República Democrática del Congo para mandar “especialistas militares” al país, no se ha oído nada desde entonces. Este país es de interés porque, según el informe El África de los Recursos Naturales del IISD, la República Democrática del Congo tiene suficientes minerales críticos para satisfacer la necesidad de la mitad del mundo, convirtiéndolo en un país clave para cualquier poder.  

El control militar de países africanos, junto con la explotación de recursos naturales, da a Rusia una ventaja económica importante. Además, el control militar solidifica su posición en futuros conflictos en el continente entre poderes occidentales, asiáticos e islámicos (hay que tener en cuenta que organizaciones terroristas como las ramas africanas de Al Qaeda tienen el objetivo, de acuerdo con la CIA, de establecer un estado islámico en el norte y oeste del continente africano).

Los hilos chinos

La influencia de China en África se extiende durante más tiempo de lo que parece. Desde el abandono de las antiguas colonias, China ha estado afianzando relaciones y su posición económica en África. Empezó con la creación y venta de productos lo suficientemente baratos para que los africanos pudieran permitírselos en situaciones de devastación económica, China ha estado altamente involucrado en la vida económica africana.  

El poder mundial asiático enmascara su interés en la alta concentración de recursos naturales en el continente, con la cooperación con el continente para mejorar la vida y las infraestructuras africanas. En su momento, China supo entender la ventaja estratégica que le daría el control del continente africano y estableció programas de inversiones y préstamos antes de sus competidores (Rusia y Estados Unidos), creando relaciones de confianza y asegurando cadenas de suministro. 

Fotografía de archivo, el presidente de China, Xi Jinping (izq.) y su homólogo de Tanzania, Jakaya Kikwete (der.), caminan entre mujeres que ondean banderas nacionales de China y Tanzania en la Casa de Gobierno en Dar es Salaam, el 24 de marzo de 2013 - REUTERS/THOMAS MUKOYA

Según un informe de Casa África, las inversiones chinas en África no tienen condiciones de gobernanza como las tiene las inversiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estas condiciones son muy disuasorias al escoger préstamos o inversiones, a parte del resentimiento africano mencionado. Aun así, recientemente, China se ha estado involucrando más en las políticas de países individuales, por ejemplo, en el conflicto de Sudán.  

Pese a la ausencia aplastante de información sobre las actividades de China en África (el Instituto para Estudios de Seguridad estima que más de la mitad de las inversiones en África subsahariana no están registradas), la comparación de algunas cifras pone en duda las intenciones chinas en el continente. De acuerdo con Informe Mundial, los países con mayores exportaciones a China en los últimos años han sido la República del Congo (con suficientes minerales críticos para cubrir la demanda de medio mundo), Angola (rico en minerales), Zambia (productor de cobre y de cobalto según Water Aid) y Sudán (abundantes cantidades de petróleo). Estos países son algunos de los principales destinatarios de inversiones chinas; la correlación entre recursos naturales y “ayudas” es obvia.

Vista general de la refinería de petróleo de Dangote Petrochemicals en Lagos - AFP/ PIUS UTOMI EKPEI

El rechazo americano

Estados Unidos, a diferencia de los otros poderes mundiales, se ha quedado atrás en el continente africano y muchos le han acusado de emplear estrategias excesivamente cortoplacistas. Estas estrategias no anticipaban una guerra fría en un marco geopolítico que incluyera jugadores con planes mucho más complejos.

China empezó a establecer relaciones con países africanos hace más de 60 años; Wagner Group ha tenido protagonismo en el continente desde 2017 (oficialmente) y Estados Unidos esperó a 2022 a crear una estrategia para África-subsahariana. Parece que Estados Unidos se ha dado cuenta de que la presente y futura batalla por su posición como superpotencia está y estará centrada en África. En 2022, tras la cumbre de líderes africanos y americanos, Joe Biden anunció una inversión de 55 mil millones de dólares en el continente para “invertir en la gente de África, en la infraestructura de África, en la agricultura de África, en el sistema sanitario de África, en la seguridad de África, y más.”  

Joe Biden, y los líderes africanos posan para una foto familiar durante la Cumbre de Líderes Estados Unidos-África en Washington, el jueves 15 de diciembre de 2022 - AP/SUSAN WALSH

En esa cumbre, Biden propuso prestar 21 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) para asistir en la recuperación de países africanos. Incluso con este incremento de fondos, muchos países africanos prefieren préstamos chinos. ¿Por qué? Los préstamos occidentales casi siempre conllevan requerimientos políticos. Además de que su implementación es muy dificultosa, muchos gobiernos africanos rechazan la imposición occidental. El FMI, por ejemplo, obliga a reformas en las políticas económicas y financieras, algo que ha probado ser muy complicado para algunos países (un ejemplo es la República Centroafricana cuya carta de intención remarca las dificultades a las que se enfrenta debido a inseguridad y crisis humanitarias). Paralelamente, China ofrece préstamos a países africanos con condiciones económicas (desconocidas por la falta de transparencia), no políticas, algo que resulta más atractivo para muchos gobiernos africanos.  

La estrategia de Estados Unidos llega tarde en un continente que es el epicentro de las actuaciones chinas y rusas. China apela a la necesidad de financiación de un continente con una carencia abrumadora de capital. Rusia apela a los gobiernos corruptos que quieren conseguir y mantener el poder. A Estados Unidos le queda poco trozo de la tarta; su intención de apoyar al continente a través de medios lícitos y transparentes ha aterrizado con retraso y sin la fuerza o el entendimiento suficiente para que, no sólo resulte atractivo para países africanos, sino que además ayude a que África deje ser el campo de batalla por el poder.