Los respectivos ministros de Exteriores, Wang Yi y Serguei Lavrov, han acusado a Washington de injerencia y de querer “crear nuevas alianzas cerradas”

La Guerra Fría del siglo XXI: China y Rusia forman un frente común ante las sanciones de Occidente

Atalayar_China y Rusia

Una nueva Guerra Fría al más puro estilo siglo XXI se está gestando. Los dos bloques están claramente marcados. Por un lado, Estados Unidos y su fiel aliado la Unión Europea, por otro lado, Rusia y China que han decidido aunar fuerzas para hacer frente a las sanciones occidentales. La nueva Administración Biden, que parecía ofrecer un horizonte de calma diplomática, no ha dado tregua y ha provocado todo un torbellino geopolítico.

Menos de tres meses ha tardado el presidente estadounidense Joe Biden en entrar en disputas con dos de las grandes potencias mundiales: China y Rusia. El primer encontronazo de la Administración Biden con el gigante asiático se producía durante la primera cumbre de alto nivel entre diplomáticos de ambos países que, desde el primer momento, se convirtió en un cruce de acusaciones sin precedentes.

Nada más iniciarse este encuentro, el primero desde que Joe Biden llegará a la Casa Blanca, el secretario de Estado de Estados Unidos, Tony Blinken, no perdió el tiempo y acusó abiertamente a Pekín de llevar a cabo ciberataques y de violar los derechos de la minoría musulmana de la provincia de Xinjiang, de la población de Tíbet y de los habitantes de la ciudad de Hong Kong y de Taiwán.

Los representantes chinos tampoco se dejaron avasallar y contestaron de forma categórica que "es importante que Estados Unidos deje de promover su democracia en el resto del mundo", asimismo subrayaron que "Estados Unidos no representa al mundo". Además, China sacó a relucir el movimiento de ‘Black Lives Matter’ y los disturbios raciales que tuvieron lugar el año pasado en Estados Unidos: "Mucha gente en Estados Unidos tiene poca confianza en la democracia del país”. "No creemos en las invasiones con el uso de la fuerza, el derrocamiento de otros regímenes y las masacres de personas de otros países", subrayó el miembro del Politburó del Partido Comunista Chino Wang Yi.

Previamente a esta reunión, Estados Unidos había protagonizado una gira por varios países asiáticos, como Japón o Corea del Sur, aliados habituales del país norteamericano, para promover la creación de un frente común contra China. A lo que hay que sumar la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos sobre 24 funcionarios chinos y hongkoneses debido a la represión de las libertades políticas en la región semiautónoma china por parte de Pekín.

A la imposición de sanciones a China también se ha sumado la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. La Unión Europea se ha amparado en la violación de los derechos humanos de los uigures, una minoría musulmana que habita en la región autónoma de Xinjiang. Las sanciones afectan a cuatro altos funcionarios y una entidad a los que se hace responsables de la vulneración de estos derechos fundamentales. “Las detenciones arbitrarias a gran escala” han sido uno de los motivos que han llevado al bloque comunitario a tomar esta decisión.

Pekín, también ha tomado represalias contra la Unión Europea y ha respondido con sanciones a 10 ciudadanos europeos, cinco de ellos legisladores, y cuatro instituciones. Además, ha convocado al embajador de la UE, Nicolas Chapuis, y a la embajadora británica, Caroline Wilson, para expresar su protesta contra lo que considera “mentiras” e “informaciones falsas” en torno a la situación en Xinjiang.

La rivalidad entre Rusia y Estados Unidos es histórica, pero nunca un presidente americano había acusado directamente de “asesino” al líder del Kremlin. Joe Biden, durante una entrevista, contestó sin apenas dudarlo que creía que Vladimir Putin era un asesino. A lo que el líder del Kremlin, como si un juego de niños se tratase, respondió: “Le deseo buena salud”. La Unión Europea tampoco pasa por su mejor momento en cuanto a su relación con el país ruso se refiere, y es que ha impuesto sanciones contra el Kremlin, debido al encarcelamiento del opositor ruso Alexei Navalny.

Estas sanciones consisten en prohibir la entrada al territorio comunitario y la congelación de activos y bienes que tengan en la zona a cuatro personas relacionadas directamente con la detención de Alexei Navalny. Siguiendo a Bruselas, Washington también decretó sanciones a Rusia por la persecución al opositor, la represión de sus partidarios y la violación a los derechos humanos. También añadió el envenenamiento que sufrió en agosto de 2020, detalle que la Unión Europea no mencionó expresamente.

Ante esta situación, tanto China como Rusia han decidido aunar fuerzas y formar un frente común contra las sanciones occidentales. En una rueda de prensa conjunta en la ciudad meridional de Guilin, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov y el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, han hecho pública una declaración conjunta donde exigen una cumbre de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para resolver los “problemas comunes de la humanidad”. Tras dos días de reuniones, y en un momento tan convulso para la diplomacia internacional, los respectivos ministros de Exteriores, Wang Yi y Serguei Lavrov, han acusado a Washington de injerencia y de querer “crear nuevas alianzas cerradas” similares a las de la era de la Guerra Fría.

El tono cada vez más duro del presidente estadounidense Joe Biden con Rusia y China también puede devenirse de las sospechas que aún planean sobre su hijo, Hunter Biden de haber realizado negocios oscuros tanto en Ucrania como en China cuando su padre era vicepresidente de los Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama. Hunter Biden obtuvo un puesto remunerado en Burisma Holdings en abril de 2014. El fundador de la compañía era un aliado político de Viktor Yanukovych, el presidente del momento en Ucrania, cercano a Rusia.

Donald Trump usó esta información durante la campaña electoral para manchar la imagen de su entonces rival, y pidió a su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, que abriese una investigación sobre los Biden. Por el momento no existen evidencias de irregularidades.

Las tensiones entre ambos bloques pueden afectar de manera determinante a la Unión Europea. Las discrepancias con China llegan menos de tres meses después de que ambos concluyeran siete años de negociaciones con la firma de un acuerdo de inversiones largamente anticipado y que se puede ver gravemente dañado por la imposición de sanciones al gigante asiático.

En cuanto a Rusia, la presión de Washington sobre los Gobiernos europeos afecta sobre todo a Alemania. Estados Unidos no permitirá el desarrollo del gasoducto Nord Stream 2, que transportará gas ruso hacia Europa. Pero Berlín se niega a abandonar el Nord Stream 2. El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, insiste en que el proyecto es un asunto privado y no político.

La imposición de sanciones por parte de Occidente ha provocado una mayor polarización entre los diferentes “bloques” que se prevé siga en aumento, conformado una nueva situación de Guerra Fría, a través de guerras comerciales, tecnológicas y sanciones económicas.