“Hamás es un brazo de Irán y el objetivo de los ataques fue impedir el acuerdo entre Israel y Arabia Saudí”
Henrique Cymerman ha sido corresponsal en Oriente Medio de La Vanguardia, Antena 3 y, desde 2014, de Mediaset España. Lleva más de 25 años cubriendo la actualidad: ha sido el último periodista en entrevistar al primer ministro israelí Isaac Rabin, 24 horas antes de su asesinato, y ha sido el primer periodista israelí en emitir desde Dubai, Abu Dabi, Qatar y Arabia Saudí.
Miembro de Aldeas Infantiles, condecorado en Portugal (Comendador de la Orden del Infante don Enrique) y España (Orden del Mérito Civil), fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 2015.
Usted describió el ataque de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre como “el día más sangriento de la historia judía desde el Holocausto” y ha apuntado la crisis del Gobierno israelí como un signo de debilidad aprovechado por los radicales palestinos y sus patrones. Sin duda, estamos en el momento más crítico en el conflicto palestino-israelí desde la segunda intifada…
Sí, sin duda. Yo creo que lo que ocurre aquí es algo distinto de todo lo que hemos visto. Si miramos la historia de Israel, cuando dije que era el día más sangriento desde Auschwitz, desde la Segunda Guerra Mundial, creo que puedo decir que ha sido el más sangriento desde los inicios del sionismo moderno, en 1882. No ha habido un día con más de 1.200 muertos y 250 secuestrados. Es algo que no había ocurrido jamás y creo que ha tenido un efecto tan grande sobre la sociedad israelí que el Israel que nacerá después de esta guerra será un ‘re-start’ israelí, un Israel 2.0
Aparte de la fórmula de los dos estados, Israel y Palestina, ¿qué más reformas cree que son necesarias para acabar con el dominio de Hamás sobre los palestinos?
Es muy difícil, porque si hubiese elecciones ahora mismo, Hamás las ganaría. El grado de popularidad de Hamás es enorme, sobre todo en Cisjordania más que en Gaza, porque los de Gaza conocen a Hamás, saben lo que son. Creo que hay que desmilitalizar Gaza, ése es el objetivo principal. Yo no creo que Hamás vaya a desaparecer: seguirá estando, quizás de otra forma. Pero lo que no se puede permitir es que sigan dedicando miles de millones a atacar.
Ellos mismos dicen que su objetivo es más atrocidades y destruir el estado de Israel que, según ellos, no tiene que existir. Pero tampoco quieren un estado palestino: lo que quieren es un Estado islámico, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, al estilo Daesh. Y eso es algo que nadie puede aceptar, Israel no se va a suicidar ni va a permitir que lo destruyan. Si sigue Hamás, nos está condenando a una guerra crónica, eterna. Por lo tanto, Hamás tendrá que cambiar y probablemente volver a ser lo que era hasta su fundación en 1987: un movimiento que educa, que hagan lo que quieran en el marco de los Hermanos Musulmanes, pero no que estén amenazando a sus vecinos a 800 metros de distancia en los kibutz del sur de Israel.
En los últimos años, antes de este ataque de Hamás, las perspectivas de solución al conflicto parecían mucho más optimistas, con hitos como la firma de los Acuerdos de Abraham, en 2020, o el encuentro en 2019 en Abu Dabi entre el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, que originó el Documento sobre la Fraternidad Humana. ¿Cómo hemos pasado de esta prometedora situación a una nueva oleada de pesimismo e inquietud por el futuro de la región?
Hamás es un brazo, pero quien manda es Irán. Hamás es un ‘proxy’ de Irán y, además, no muy respetado por los iraníes, pero utilizado por ellos. Irán lleva 250 años sin tener guerras externas; tuvieron una guerra en Irak en los años 80, pero no más que eso. Nunca combatieron de forma directa, siempre tuvieron brazos en su guerra por la hegemonía en Oriente Medio. Eso es lo que Irán quiere y utiliza a Hamás contra Israel, que es su enemigo número uno, paralelamente a Estados Unidos. Los iraníes vieron avanzar los Acuerdos de Abraham. Le puedo decir, como alguien que tuvo un pequeño papel en ello, que hay varios países que están en la cola esperando para unirse a estos acuerdos, y la inteligencia iraní lo sabe. Y saben algo que les preocupa aún más: que Arabia Saudí e Israel estaban a punto de firmar un acuerdo de normalización.
Para ellos eso es un golpe de gracia, porque Arabia Saudí custodia los santos lugares de La Meca y Medina, los más sagrados para el islam, y por lo tanto tienen la autoridad no solo económica sino moral. En el momento en que Arabia Saudí dé un paso así, eso abre el portal del mundo musulmán y árabe hacia Israel, es como una luz verde. Los iraníes lo sabían, así que para ellos su gran objetivo era evitar que esto pudiera ocurrir. Pero les ha salido el tiro por la culata: la semana que viene viajaré a Arabia Saudí, invitado por los saudíes, para hablar precisamente sobre el día después en Gaza y en toda la región. Mi impresión es que Arabia Saudí y otros países del Golfo piensan ya en la próxima etapa y que la normalización con Israel es parte de la Visión 2030 del príncipe heredero saudí.
Usted tiene una especial relación con el papa Francico, a quien invitó a que visitara Israel poco después de su elección, y quien ha protagonizado pasos importantes a favor de la fraternidad y el diálogo interreligioso. ¿Qué papel debe desempeñar la Iglesia Católica como mediadora?
No voy a hablar del Vaticano como tal, sino de la figura del papa Francisco. Yo me defino como un judío bergogliano: comparto sus valores en relación al mundo. Es, probablemente, la persona más impresionante que me he encontrado en toda mi carrera, y yo he entrevistado a muchos líderes; es extraordinario. Creo que el papa Francisco utiliza quizás el hecho de que es el papa y que está a la cabeza de 2.000 millones de personas, pero en realidad puede acercar posiciones de forma muy seria por su empatía. Contrariamente a Naciones Unidas o a Borrell, que se ponen de un lado, el papa Francisco sabe tener empatía: recibió a las 12 familias de los rehenes que le traje, llorar con ellos y, minutos después, reunirse con la población palestina de Gaza, no de Hamás, que sufren y que perdieron parientes en la represalia israelí contra Hamás.
Solo alguien como el papa Francisco, que tiene empatía con las dos partes, a quien realmente le duele cada muerto de las dos partes, puede contribuir al diálogo y a acercar posiciones, que para mí es algo necesario. Y añadirá algo más: el papa Francisco entendió un tema más y es que el mundo árabe en el Golfo, y por eso va mucho a Abu Dabi, es el único que hoy por hoy puede llegar a acercar las posiciones de palestinos e israelíes. Hemos visto un fracaso desde la Conferencia de Paz de Madrid y no es casual. Si Arabia Saudí, Egipto, Emiratos, Jordania y Marruecos intervienen, pueden llevar de la mano a los palestinos e israelíes, empujados por Estados Unidos y quizás por la Unión Europea, para llegar a algún tipo de acuerdo que es muy necesario y que espero que ocurra en los próximos años.
¿Qué tienen Hamás y los radicales palestinos para dominar el relato y convertir un ataque despiadado, con asesinatos y secuestros, en una oleada de simpatía internacional, con movilizaciones masivas en muchos países occidentales? ¿Qué tiene que hacer Israel para contrarrestar este relato?
La culpa es en parte de Israel, que nunca invirtió los suficientes esfuerzos en el tema de la diplomacia pública, que es vista como un lujo. Eso es un error, porque vivimos en una era en la que esto es un arma. Creo que hay que explicar las cosas y que cada uno saque sus conclusiones. Lo que no se puede permitir es la ignorancia y los estereotipos. Como dijo el premier británico, aquellos que gritan ‘entre el río y el mar’, no entienden lo que están diciendo: están pidiendo la eliminación de Israel. Él les llamó “idiotas útiles”. Creo que hay mucha ignorancia, muchos estereotipos hacia los judíos. En estos momentos estamos viviendo la ola de antisemitismo más fuerte desde la Segunda Guerra Mundial y eso es muy peligroso para Europa y para Occidente, no solamente para Israel y los judíos.