Iowa: entre la incertidumbre y el ridículo
“Fraude”, “amaño”, “pucherazo”… Comentarios de este calibre podían leerse en las redes sociales a medida que avanzaba la noche electoral en el estado de Iowa. En teoría, los resultados de las primarias del Partido Demócrata debían conocerse en torno a las 9 o las 10 de la noche, hora de la Costa Este (las 3 o las 4 de la madrugada en España). Sin embargo, iban pasando las horas y el anhelado escrutinio no avanzaba de ninguna manera. Apenas se había contabilizado un 2%, que daba ventaja a Bernie Sanders y hundía a Joe Biden hasta un ignominioso quinto puesto.
El sistema de caucus por el que se rige Iowa, entre otros estados, ya es, de por sí, complejo. Un caucus, a grandes rasgos, es una reunión donde los simpatizantes registrados eligen a su candidato preferido. Se organiza en dos rondas de votaciones. La primera elimina a aquellos candidatos que no llegan a un determinado umbral (15%). En la segunda, los votantes deben recolocarse según las candidaturas que siguen en pie. Posteriormente, los datos de esa ronda final se envían al registro del partido.
En las últimas horas de la tarde del lunes, este largo proceso se había puesto en marcha. En un momento dado, la delegación estatal del partido anunció que el recuento estaba siendo sometido a un control de calidad. Primeras alarmas y la polémica, servida. Por una parte, estaban los simpatizantes de Sanders, que acusaban al aparato de poder de retener deliberadamente los resultados para perjudicar el progreso de Sanders. Por otra, usuarios más conservadores cercanos a Trump vertían referencias a la corrupción estructural de los demócratas. Por medio, los denominados ‘capitanes’, encargados de transmitir el recuento de los precintos, se quejaban de fallos en la aplicación diseñada ‘ad hoc’ para la tarea.
Un rato después, una comunicación oficial del partido explicaba, sin aportar demasiados datos, que se estaba procediendo a un recuento manual de los precintos para evitar “inconsistencias”. Las escasas explicaciones ofrecidas contrastaban con los crecientes rumores de un posible hackeo masivo y de una caída del sistema de transmisión del recuento al registro central, hipótesis desmentidas escuetamente desde instancias oficiales. Mientras tanto, la etiqueta #MayorCheat (algo así como ‘Gran engaño’ o ‘Gran amaño’) escalaba posiciones hasta convertirse en ‘trending topic’ mundial. A última hora, las delegaciones de algunos candidatos, cansadas de esperar, comenzaron a ofrecer sus propios resultados a falta de los definitivos. Varios se adjudicaron a sí mismos la victoria.
Mucha confusión y pocas cosas que sacar en claro. Por el momento, la gran noticia es que no ha habido noticia, más allá del bochorno que ha supuesto para la formación política el desarrollo de los acontecimientos, todavía pendiente de desenlace. Además de estas incidencias, lo más reseñable ha sido la incontestable victoria de Donald Trump en el bando republicano. No se esperaba, desde luego, un resultado distinto. Sus dos competidores, el exgobernador de Massachusetts Bill Weld y el excongresista por Illinois Joe Walsh, no alcanzaron ni el 1,5% del voto. Con el escrutinio cerca de completarse, se prevé que el presidente consiga hacerse con los 40 delegados de Iowa.
En las filas demócratas, sin embargo, tendrán que esperar. La publicación de los resultados está prevista a lo largo de este martes en el portal oficial de los caucus de Iowa. No obstante, no se ha ofrecido información concreta sobre el horario planeado. La primera aproximación que ofrecieron los pocos datos que entraron en el recuento oficial del lunes -apenas un 2% del escrutinio- colocaba a Bernie Sanders en primer lugar. Por detrás de él, a poca distancia, estaban Pete Buttigieg y Elizabeth Warren. La cuarta posición era para la senadora por Minnesota Amy Klobuchar. Más lejos todavía, quedaba el exvicepresidente Joe Biden. Los datos que, en teoría, deben hacerse públicos hoy confirmarán o desmentirán estas tendencias, apuntaladas por previsiones de varios medios.
Lo que muchos opinadores coinciden en señalar, tiendan hacia un partido o hacia el otro, es que el caucus de Iowa ha sido un pinchazo en toda regla. Debido a la gran cantidad de candidatos que se presentaban y a las pocas diferencias entre ellos, este inicio de las primarias estaba cargado de emociones. Por supuesto, los simpatizantes demócratas esperaban el inicio del proceso con mucho entusiasmo. Además, periodistas y ciudadanos curiosos observaban el acontecimiento con gran interés.
Por unos u otros motivos, todos los ojos estaban puestos en Des Moines, la capital de Iowa, y los territorios adyacentes. Sin embargo, la decepción ha sido el sentimiento generalizado esta mañana. “Esto es un desastre total. Respeto a la gente de Iowa, han estado genial- pero ha quedado muy claro que nuestra democracia ha sido perjudicada por un sistema roto”, ha lamentado en Twitter el excandidato Julián Castro.
El imprevisto altera igualmente la agenda de los candidatos. El próximo martes, 11 de febrero, se celebran las elecciones en Nuevo Hampshire. En principio, los candidatos tenían pensado partir hacia este territorio tan pronto como fuera posible. Sin embargo, muchos han tenido que modificar sus compromisos. Además, esta noche está previsto que Trump se dirija a los ciudadanos en el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión y este miércoles, se celebra la sesión definitiva en el Senado sobre el impeachment, donde es altamente probable que el presidente sea absuelto.
En todo caso, la atención de la opinión pública empezará pronto a desviarse de Iowa, lo que beneficiará a Trump, que, ahora sí, tendrá un buen motivo para dedicar burlas a sus rivales políticos en Twitter. De hecho, ya ha empezado: “¿Cuándo empezarán los demócratas a culpar a RUSIA, RUSIA, RUSIA, en lugar de a su propia incompetencia por el desastre electoral que acaba de ocurrir en el gran estado de Iowa?”.