Irán advierte que la seguridad en el golfo Pérsico es “una línea roja”
El estrecho de Ormuz sigue siendo un foco de tensiones importantes. Un accidente geográfico clave, por sus características físicas deja en una posición de extrema vulnerabilidad a quienes deben atravesarlo. Un promedio de 14 buques petroleros por día sale rumbo a distintos mercados, a estas embarcaciones se suman los militares, de distintos países, que también surcan esas aguas para preservar los intereses estratégicos de sus respectivas naciones, muchas de ellas enfrentadas entre sí.
Los 280 kilómetros más vigilados del mundo situado entre Irán, Omán y Emiratos Árabes Unidos separan el golfo Pérsico del golfo de Omán. El conocido estrecho de Ormuz es uno de los pasos marítimos más importantes y estratégicos del mundo por donde circula una quinta parte de las exportaciones mundiales de petróleo, lo que le confiere un gran valor a escala regional y global a esta zona. Todo este trasiego de petróleo y gas natural tiene un motivo: alrededor de ese estrecho se sitúan varios de los principales productores de petróleo del mundo, y en total los países con aguas en esta zona bombean cerca de un tercio de los barriles que se producen en el mundo. Como es evidente, todos esos hidrocarburos tienen que ser exportados por algún sitio, y la salida natural del golfo Pérsico es, precisamente, el estrecho de Ormuz.
La tensión entre Irán e Israel se ha incrementado de forma exponencial. El incidente, contra un buque cisterna, llamado Mercer Street y de propiedad japonesa operado por la empresa Zodiac Maritime, del multimillonario israelí Eyal Ofer, despertó las alarmas entre las autoridades israelíes. Según medios, altos cargos gubernamentales y del aparato de Defensa se reunieron de urgencia para tratar el asunto, y ahora intentan poner en alerta de nuevo a los países occidentales para denunciar el alcance de las presuntas actividades iraníes en Oriente Medio. Israel ve a Teherán como su principal enemigo en la región y una amenaza existencial. Este incidente parece marcar un nuevo capítulo de las tensiones entre Israel y la República Islámica, tras otras agresiones y sabotajes contra barcos en los últimos dos años en el Golfo, una dinámica que se ha intensificado en los últimos meses.
El Gobierno de Estados Unidos declaró estar "seguro" de que Irán fue el responsable del ataque a el buque cisterna, frente a la costa de Omán, que causó dos muertos. El propio secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha prometido que su país responderá a la agresión de forma "colectiva" junto al Reino Unido, Israel, Rumanía y otros países. Por su parte, El país hebreo ha anunciado que está preparado para atacar a Irán, según anunció el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz.
"Irán es un problema internacional y regional", apuntaló Gantz. “El mundo fue testigo de un ejemplo el viernes”, en referencia al ataque contra el carguero Mercer Street que Israel atribuye a la República Islámica. El ministro de Defensa ha asegurado que la República Islámica estaría a 10 semanas de conseguir un arma nuclear. “Irán ha violado todas las pautas establecidas en el JCPOA (acuerdo nuclear) y está a solo 10 semanas de adquirir materiales de calidad para armas necesarios para un arma nuclear”, advirtió Gantz a los diplomáticos de los Estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
El Grupo de los Siete (G7) también ha responsabilizado al país persa del ataque contra el Mercer Street. Los ministros de Asuntos Exteriores de los siete países han expresado que “todas las pruebas disponibles apuntan claramente a Irán”. En una declaración conjunta el G7 ha recriminado el comportamiento del país persa, y mantiene que la República Islámica “junto con su apoyo a las fuerzas proxy y a los actores armados no estatales, amenaza la paz y la seguridad internacionales”. El Grupo de los Siete ha exigido al país persa que ponga fin a “todas las actividades incompatibles con las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU”.
Irán, sin embargo, continúa rechazando todas las acusaciones y desde Teherán han recalcado que la seguridad en el golfo Pérsico es una “línea roja”. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Saeed Khatibzadeh, ha acusado al Gobierno británico de promover "acusaciones infundadas". Khatibzadeh ha declarado que Teherán "hecho todo lo posible" para proteger la vía fluvial de "inseguridades orquestadas por países como el Reino Unido”. En un comunicado la semana pasada, Khatibzadeh señaló que los incidentes relacionados con los buques en el golfo Pérsico y el mar de Omán eran "completamente sospechosos", advirtiendo contra lo que calificó como "falsa propaganda" contra Irán.