Irán anuncia la retirada de 27 cámaras del OIEA, dificultando la monitorización de su programa nuclear
Este jueves, Irán comunicó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que retiraría hasta 27 cámaras y otros equipos de vigilancia que opera la agencia para monitorizar los emplazamientos nucleares de la República Islámica, de acuerdo con los términos del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), más conocido como Acuerdo Nuclear iraní.
Este movimiento imposibilitaría al OIEA monitorizar las actividades nucleares iraníes, de acuerdo con su director general, Rafael Grossi. Restando estos dispositivos, la OIEA seguiría contando con “unas 40 cámaras”, pero “básicamente” todas las cámaras extra instaladas bajo el PAIC serían desconectadas, según el director general.
Calificando las acciones del país persa como un “serio desafío”, Grossi afirmó que las posibilidades de regresar al PAIC se verían reducidas como consecuencia. “Esto sería un golpe fatal para las negociaciones”, afirmó el director general. Anteriormente, Grossi había advertido que “en tan solo unas pocas semanas” Teherán podría obtener el uranio necesario para fabricar un arma nuclear.
El anuncio se produce un día después de que Teherán desconectara otras dos cámaras, en un movimiento anticipatorio ante una resolución del OIEA aprobada poco después. Esta, redactada por los países del E3 (Francia, Reino Unido y Alemania) y Estados Unidos, es la primera en criticar a Irán desde junio de 2020, citando sus actividades de enriquecimiento de uranio. La resolución fue adoptada por la Junta de Gobernadores del grupo de control, con 30 votos a favor, 3 abstenciones y los 2 votos en contra de Rusia y China.
En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, Teherán condenó la resolución, considerándola “política, no constructiva e incorrecta”. “La adopción de la resolución, que está basada en el informe apresurado y desequilibrado del director del OIEA [Rafael Grossi] y en una información falsa y fabricada del régimen sionista [Israel], solo debilitará el proceso de cooperación e interacción entre la República Islámica de Irán y la agencia”, continuó el comunicado.
Poco después, el OIEA comunicó que Irán había informado a la agencia de sus planes de instalación de nuevas centrifugadoras avanzadas IR-6, las cuales permiten enriquecer uranio mucho más rápido que sus homólogas permitidas por el PAIC. Estas se ubicarían en Natanz, uno de los emplazamientos afectados por el retiro de dispositivos de monitoreo por parte del país persa.
“¿Pensáis que nos retiraremos de nuestras posiciones por adoptar una resolución en la Junta de Gobernadores? En el nombre de Dios y de la gran nación de Irán, no retrocederemos un solo paso de nuestras posiciones”, añadió el presidente iraní, Ebrahim Raisi, en un discurso.
Los países del E3 emitieron un comunicado conjunto, en el que condenaron las acciones de Teherán, resaltando que se producen en un contexto de creciente incumplimiento iraní de las condiciones. “Estas acciones solo agravan la situación y complican nuestros esfuerzos de restaurar la implementación previa del PAIC”, continúa el comunicado.
No obstante, Londres, París y Berlín no cierran la puerta al acuerdo. “Lamentamos que Irán no haya aprovechado la oportunidad diplomática para concluir el acuerdo. Le instamos a que lo haga ahora. Estamos listos para cerrar el acuerdo”, añade el comunicado.
Por su parte, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, emitió un comunicado de prensa en el que advirtió que las acciones iraníes solo llevarían a una “crisis nuclear cada vez más profunda y un mayor aislamiento económico y político de Irán” y afirmó que complicarían los esfuerzos de Washington de “volver a la implementación total del PAIC”, pero no llegó a condenar la actuación de la República Islámica. “Continuamos presionando a Irán para que elija la diplomacia y la desescalada en su lugar”, concluyó el comunicado.
El Acuerdo Nuclear iraní fue firmado en 2015 por los países del E3, la UE, China, Rusia, Estados Unidos e Irán, con el objetivo de limitar el programa nuclear iraní a tecnología de uso civil a cambio de la retirada de sanciones internacionales, poniendo fin a una crisis arrastrada desde 2003.
Aunque Teherán siempre defendió que su programa tenía fines pacíficos y que nunca estuvo destinado a la adquisición de armamento nuclear, tanto los expertos de Naciones Unidas como los países occidentales acusaron a la República Islámica de estar impulsando un programa militar.
El Gobierno de tendencia moderada de Hassan Rouhani y la Administración Obama llegaron a un acuerdo que puso temporalmente fin a la crisis, y que fue respetado por todas las partes hasta 2018. Entonces, con Donald Trump en la Casa Blanca, Washington se retiró unilateralmente del tratado y reimpuso las sanciones a Irán, exigiéndole concesiones en su política interna y exterior bajo una campaña de “máxima presión”.
Irán continuó cumpliendo con el tratado durante un año, pero ante la inviabilidad por el abandono estadounidense finalmente Teherán también comenzó a abandonar sus obligaciones gradualmente, aumentando sus capacidades de enriquecimiento de uranio y reduciendo su cooperación con el OIEA.
La llegada a la Casa Blanca de Joe Biden pareció significar un potencial regreso al PAIC, y desde entonces las partes han mantenido sucesivas rondas de negociación en Viena, en las que aún no se ha logrado llegar a un acuerdo.
En las últimas semanas, Irán, con un Gobierno de corte radical desde el año pasado, lanzó un ultimátum a EE. UU., exigiendo la retirada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, el principal cuerpo de élite militar del país, de la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado. Pero hace unas semanas, la Administración Biden rechazó esta exigencia y, poco después, anunció nuevas sanciones contra una red de contrabando de petróleo iraní y blanqueo de dinero que afirmó estar dirigida por las IRGC.
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, advirtió el pasado fin de semana en su cuenta de Twitter que las negociaciones no estaban yendo en la dirección correcta. “Las posibilidades de lograr un acuerdo y regresar al PAIC se están reduciendo”, afirmó el comisario español, quien, no obstante, afirmó que aún era posible “con un esfuerzo extra”. Pero ahora existe temor a que estas nuevas acciones iranís sean el punto final a las negociaciones.
El enriquecimiento de uranio iraní ya habría alcanzado el 60% de pureza, muy por encima de las necesidades habituales de la tecnología nuclear de uso civil, y ya próximo al 90% normalmente utilizado en el armamento nuclear. Aunque a la República Islámica todavía le quedarían resolver muchos aspectos tecnológicos, de desearlo, cada vez estaría más cerca de poder unirse al club de potencias nucleares.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.