Ucrania recupera 2.000 km hacia el este y fuerza la retirada de las tropas rusas justo cuando se cumplen 200 días de invasión

La contraofensiva ucraniana somete a Rusia y asesta un golpe de efecto a la guerra

AFP/UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERVICE - El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, mira un mapa durante una visita a la posición del Ejército ucraniano

Ucrania ha dado un golpe sobre la mesa justo cuando se cumplen 200 días de invasión rusa. La ofensiva relámpago hacia el este, incubada por el Ejército ucraniano desde principios de septiembre con la ayuda de la información de inteligencia estadounidense y los envíos de armamento occidental, ha servido para recuperar al menos una treintena de plazas en la región de Járkov y desplazar a las tropas rusas, que se baten ahora en retirada. Una nueva “reorganización” táctica de fuerzas, según el cuestionado Ministerio de Defensa ruso. 

La realidad es que el contragolpe ucraniano es demoledor. En apenas unos días, las fuerzas de Kiev han embolsado un territorio de 2.000 km de extensión, de acuerdo con la versión del presidente Volodímir Zelenski. Entre las localidades recuperadas se cuentan las de Kupiansk e Izium, dos enclaves estratégicos que han servido a Rusia como centro logístico para abastecer a sus fuerzas. En Izum, de hecho, los rusos contaban con su base principal de operaciones, ahora en manos ucranianas. 

“La contraofensiva ucraniana en el óblast de Járkov está desbordando a las fuerzas rusas y colapsando el eje ruso del norte del Donbás”, certifica el análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), el centro de investigación militar norteamericano que monitoriza la invasión rusa de Ucrania desde el pasado 24 de febrero, cuando dieran comienzo las hostilidades. Las imágenes satelitales y aquellas difundidas por las redes, así como las versiones que se conocen a cuenta gotas de la población local, confirman sin reservas los últimos movimientos. 

Lo conseguido en las últimas horas por las fuerzas ucranianas tiene escasos precedentes históricos. La magnitud del avance, a la espera de nuevos resultados, propicia un giro de 180º grados en el transcurso del conflicto. Las tropas ucranianas han confirmado que, manteniendo el fluido respaldo occidental en materia armamentística y militar, cuentan con la capacidad de expulsar a las fuerzas invasoras. Los hechos indican, además, que el Ejército ruso está mermado. Aunque el escenario sea impredecible y pueda cambiar en cuestión de días o semanas, las opciones de victoria para el bando ucraniano se han disparado. 

La estrategia de Kiev se basó en la desinformación. Con la intención de distraer a Moscú, vendió a bombo y platillo que sus fuerzas estaban preparando una contraofensiva en la región sureña de Jersón –cuya capital homónima fue la primera ciudad en caer en manos rusas–. Los soldados rusos apostados allí, sin embargo, no vieron nada que hiciera indicar que una nueva contraofensiva iba a producirse. En realidad, el Ejército ucraniano atacó por el norte, un movimiento inesperado. 

Hasta el Ministerio de Defensa ruso confirmó la retirada, pero con otras palabras. “Se ha llevado a cabo una operación de tres días de repliegue y traslado organizado del grupo de tropas de Izum al territorio de la República Popular de Donetsk”, trasladó el portavoz del Ministerio que dirige Serguéi Shoigú, Igor Konashenkov. Por su parte, el jefe de la autodenominada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, ha reconocido este domingo en declaraciones recogidas por la agencia estatal rusa TASS que “la situación de la línea de combate es tensa pero está bajo control”. 

“La incapacidad del Ministerio de Defensa ruso para admitir los fracasos en el óblast de Járkov y establecer eficazmente las condiciones de información está colapsando el espacio informativo ruso”, subraya el ISW. Los acontecimientos han pillado a contrapié a un Kremlin que sigue sin tener una justificación medianamente creíble. La derrota sin paliativos ha erosionado el liderazgo de Vladímir Putin, que empieza a ser cuestionado a nivel interno. Su exposición como principal arquitecto de la “operación militar especial” en suelo ucraniano, que ha dirigido desde el minuto uno, le impide repartir culpabilidades. 

La presión sobre el Kremlin aumenta, además, con las declaraciones del líder checheno Ramzán Kadírov. En su cuenta de Telegram, el jefe de la República de Chechenia cargó con especial dureza contra el Ejército ruso, al que acusó de cometer graves errores. “Si hoy o mañana no se producen cambios en la estrategia de la operación militar especial, tendría que hablar con la dirección del Ministerio de Defensa y con la dirección del país para explicarles la situación real sobre el terreno”, sentenció. 

La gesta ucraniana obliga al Kremlin a mover ficha rápido. Los medios rusos sostienen que ya se están enviando refuerzos a Járkov para revertir los avances. En cualquier caso, las tropas rusas mantienen su ocupación sobre una quinta parte de Ucrania, sobre el Donbás, desde donde pretenden hacerse fuertes. Las próximas semanas serán determinantes.