La situación en los campos de Tinduf roza el abismo
Las continuas violaciones de derechos humanos en los campamentos de Tinduf han terminado por desbordar la paciencia de los refugiados saharauis. El hartazgo de los que llevan años sufriendo el trato del Frente Polisario ha propiciado una situación que los observadores no dudan en calificar de insostenible. Y lo es en buena parte debido a una nueva agresión a manos de militantes del Polisario contra la familia del secretario general del Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), Hach Ahmed Bericalla, en Dajla, a 160 kilómetros de Tinduf. La agresión, denunciada por Bericalla ante el Representante Especial para el Sáhara Occidental, Alexander Ivanko, no hace que aumentar la tensión en los campamentos.
Desde el Polisario miran con recelo los avances logrados por el MSP, al mismo tiempo que ven cómo las familias que llenan los campamentos no soportan las reiteradas agresiones. De ahí que los incidentes se hayan convertido en una constante que está encontrando respuesta por parte de unos refugiados que, hartos del trato recibido, parecen haber alcanzado el límite. Hace unos días, miembros del Polisario llevaron a cabo una persecución tras un vehículo que violaba la ley que prohíbe la circulación tras la medianoche. Tras adentrarse en la zona de viviendas, los del Polisario asaltaron una, agrediendo a los residentes, que no eran más que un anciano y varias mujeres.
Este nuevo episodio de violencia protagonizado por el Frente Polisario terminó por acabar con la paciencia de algunos refugiados que optaron por atacar la sede de la Gendarmería del Polisario. Prendieron fuego tanto a la sede como a los vehículos de la gendarmería a modo de respuesta a las agresiones recibidas. Desde el Foro de Apoyo al Autogobierno en los Campamentos, argumentan que “la ira comenzó a escalar dentro de los campamentos, hasta llegar a un nivel intolerable, por lo que las masas comenzaron a desahogarse”.
Mohamed Salem Abdel Fattah, jefe del Observatorio Saharaui de Medios y Derechos Humanos, explicó en declaraciones al medio The Arab Weekly que las violaciones de derechos humanos sufridas por los refugiados han provocado un estado de “rebelión y división dentro de los campos de Tinduf”. Además, dice, uno de los principales detonantes han sido las “irrupciones (por parte del Frente Polisario) en hogares que aterrorizaron a los civiles”. Además, a través de la gendarmería, el Polisario lleva a cabo allanamientos en las casas de los opositores, llegando a agresiones físicas, especialmente contra las mujeres, según explica Salem Abdel Fattah.
Este tipo de acciones llevan años sucediendo en los campamentos, pero el problema fundamental es el aumento de la frecuencia con la que están teniendo lugar y, sobre todo, la gravedad de los ataques del Frente. Hach Ahmed Bericalla, tras el que sufrió su familia en Dajla, decía que “sin duda se trata de una agresión injustificada que pone de manifiesto el uso de la fuerza en actos represivos, de represalia o venganza por razones políticas en un campamento de refugiados civiles habitado mayoritariamente por mujeres y niños”. Y lo que más le preocupaba es que “no es la primera vez que se produce este tipo de agresiones”.
Todos estos elementos están alimentando una situación cada vez más delicada y que está provocando la respuesta de los refugiados. Desde la región se está alertando de que ahora mismo la estabilidad en Tinduf pende de un hilo y que, de no ver un cambio significativo, podría traer graves consecuencias para los saharauis que viven allí. Los esfuerzos deben aumentar porque esta tendencia viene creciendo desde tiempo atrás, como recordaba el propio Bericalla: “En septiembre del año pasado, mis familiares en ese mismo campamento fueron víctimas de acciones de hostigamiento a cargo de una turba manipulada por el discurso del odio y la intolerancia propagados por el Polisario”.