El líder del Istiqlal marroquí se enfrenta a su destitución

Paco Soto

Pie de foto: Hamid Chabat, secretario general del Partido Istiqlal (PI) de Marruecos.

Las declaraciones cuestionando la integridad nacional de Mauritania del secretario general del nacionalista Partido Istiqlal (PI) de Marruecos, Hamid Chabat, le están pasando factura. El pasado sábado, el Consejo Nacional extraordinario del PI planteó la posibilidad de que Chabat, que ha sido criticado incluso por el Rey de Marruecos, Mohamed VI, y el Ministerio de Asuntos Exteriores, sea destituido. Los enemigos políticos de Chabat en la dirección del partido son varios y poderosos, y han aprovechado la crisis entre Rabat y Nuakchot para lanzar una ofensiva contra el secretario general. Si se confirman algunas predicciones, el líder del PI podría ser relevado de sus funciones antes de que el histórico partido marroquí celebre su 17º congreso, en abril de 2017. Pero nada está escrito de antemano.

Las desafortunadas declaraciones de Chabat sobre la soberanía de Mauritania, además de las tensiones diplomáticas entre este país norteafricano y Marruecos, han comprometido aún más la presencia del PI en el próximo gobierno, que el primer ministro en funciones, el islamista Abdelilah Benkirane, lleva semanas negociando con varias fuerzas políticas. Por esto mismo, figuras históricas del Istiqlal, como M´hamed Boucetta y Abbas el-Fasi y unos 40 miembros y exmiembros de la Ejecutiva han rechazado las declaraciones de Chabat y las han calificado de “irresponsables”.

Ofensiva de los críticos

Los críticos consideran que los propósitos de Chabat “no implican en absoluto al partido y no tienen ninguna relación con sus orientaciones y sus principios”. Además, en la ciudad de Fes, donde Chabat fue alcalde de 2003 a 2015, un sector del PI hostil al secretario general  pasó al ataque y reactivó una denuncia puesta en 2013 que cuestionaba su elección al máximo puesto de dirección del partido nacionalista. Esta corriente crítica, denominada ‘Bila Hawada’, aseguró que la elección de Chabat estuvo plagada de “irregularidades”. Dirigentes del partido, como Boucetta y Karim Ghellab, exministro de Transportes durante el Gobierno de Abbas el-Fasi (2007-2011), tuvieron que mediar en el conflicto para evitar males mayores. El tribunal de casación de Fes tendría que examinar la denuncia este mes de enero.  Por parte de otras fuerzas parlamentarias, Aziz Akhannouch, líder del partido centrista Agrupación Nacional de Independientes (RNI), el Istiqlal no está capacitado para formar parte del futuro ejecutivo de coalición.

Pie de foto: M´hamed Boucetta, histórico dirigente y una de las voces críticas contra Chabat en el Istiqlal.

Las maniobras del secretario general

Chabat maniobró y mucho durante el Consejo Nacional, y propuso que tres cuadros del partido fueran los encargados de negociar con el primer ministro Benkirane la formación del nuevo gabinete. Asimismo, afirmó que el PI hará todo lo posible por evitar que la falta de gobierno provoque una crisis política en Marruecos. Según Chabat, el PI tampoco quiere ser un mero partido opositor, función que en la actualidad desempeña bastante bien el Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM), que cuenta con la simpatía del soberano marroquí. Al revés, el PI estaría dispuesto a apoyar el futuro gobierno, aunque no haga parte del mismo. El RNI se opone frontalmente a la presencia del PI en el gobierno, y es probable que Benkirane acabe aceptando esta petición.

Nuevo gobierno

Así las cosas, según diversos analistas políticos, la aceptación por parte de Chabat de que una troika negocie en nombre del PI con Benkirane la formación del ejecutivo, no significa que el secretario general haya tirado la toalla. Tiene enemigos en la cúpula y en las bases del partido, pero también sólidos apoyos, y su temperamento populista gusta a muchos militantes y simpatizantes. La semana pasada, Chabat dejó claro que en el PI manda él. Como señala un medio marroquí, “el antiguo alcalde de Fes plantea retirarse de la escena mediática, y no de la política. Es una maniobra que le permitirá consagrarse enteramente a la preparación” del congreso de abril. Su objetivo es ser elegido de nuevo secretario general del histórico partido de Allal el-Fasi. Chabat designó a los tres miembros de la troika que tendrán que reunirse con Benkirane: Mohamed Essoussi, Hamdi Ould Erchid et Bouâmar Taghouane. Mientras, controla el aparato del partido. El futuro político de Chabat está comprometido. Pero esto no significa que el líder del PI esté acabado y no tenga más de un as en la manga. 

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