Marruecos: el actor clave que da estabilidad a la región del Sáhara-Sahel
Pese a las tentativas del régimen argelino de Abdelmadjid Tebboune de obstaculizar y frustrar el papel regional estabilizador de Marruecos, el país sigue obteniendo el reconocimiento y apoyo internacionales para avanzar en su defensa de la paz y la seguridad, y mantenerse como garantía de la estabilidad en la región.
Marruecos desempeña un importante papel como pilar estabilizador de la región euroafricana y en la conflictiva región del Sáhara-Sahel. Un papel que goza del reconocimiento de la comunidad internacional y que se tiene en cuenta en la lucha mundial contra el terrorismo.
Con su política de vecindad pacífica, su profundidad africana y su afán por el desarrollo y la prosperidad de todo el continente, Marruecos no sólo se presenta como garante de la paz y la estabilidad en la región, sino que también es un actor muy importante en la escena geopolítica actual.
Marruecos vs Argelia
En el marco de la nueva política de vecindad lanzada por Marruecos y que se basa en la sinceridad, la transparencia y el respeto mutuo, el país no ha dejado de tender la mano a Argelia hasta la actualidad. Su objetivo es construir un Magreb unido y próspero, lejos de las consideraciones geopolíticas que han obstaculizado, a lo largo de décadas, esta visión de unidad.
Siguiendo el modelo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (el primer mercado común europeo, creado en 1951, y origen de la Unión Europea), el rey Hassan II había previsto una cooperación económica común en torno al yacimiento de hierro en Gara Djebilet. Una iniciativa real que podría haber fundamentado las relaciones intramagrebíes y contribuido a la constitución del Gran Magreb.
Dadas las diferencias ideológicas fundamentales entre la Monarquía marroquí y la República argelina democrática y popular, la dinámica con Argelia, calificada siempre de “compleja”, se caracteriza históricamente por la reticencia, la desconfianza y la reserva; lo cual impide alcanzar una asociación igualitaria y fructífera entre ambas partes.
En este sentido, Marruecos ha demostrado, gracias a la iniciativa del rey Mohamed VI, su empeño en lograr la paz y la estabilidad del Magreb, garantizando una vecindad oriental pacificada, una democracia participativa y abogando por el desarrollo como factor necesario para la seguridad de la región euroafricana.
Por el contrario, las repercusiones de las posturas de Argelia ante las iniciativas exitosas de Marruecos han llegado hasta la India. El periódico de referencia de este país, The Times of India, ha dedicado un artículo a las maniobras desestabilizadoras del régimen de Argel que intentan sabotear los esfuerzos desplegados por Marruecos al servicio de la paz y la estabilidad de la región.
La comunidad internacional tiene claro el papel que está desempeñando Argelia, cuya obsesión es torpedear los pasos prometedores del Reino hacia el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida. En este panorama internacional, Argelia sigue contentándose con el rol no sólo de rival opositor gratuito sino también de factor perjudicial para toda la región.
Con la cuestión del Sáhara Occidental como filosofía esencial del régimen, Argelia busca hacerse un lugar en el tablero regional destruyendo lo construido y entorpeciendo los esfuerzos marroquíes para la unión y la defensa de los intereses comunes.
Otro ejemplo del intervencionismo argelino es el caso de Libia, país marcado por una prolongada guerra civil e inestabilidad política. Mientras que Marruecos ofrece su apoyo para que sea un país fuerte y democrático capaz de contribuir al avance de la integración magrebí, el apoyo de Argelia en materia de desestabilización podría complicar la paz y la cooperación regionales.
Argelia es un actor-aliado fiable de Rusia que ha comenzado, tras la caída del régimen sirio de Bashar Al-Assad, a evacuar sus bases militares en Siria para redesplegarlos en Libia, donde Moscú apoya desde hace años al general Khalifa Haftar, en el este del país. La fuerte presencia rusa en el país podría provocar un nuevo frente geopolítico entre Rusia y la OTAN.
El conflicto del Sáhara
Frente al apoyo internacional al plan de autonomía sugerido por Marruecos como solución definitiva para el conflicto del Sáhara Occidental, reconocido, en particular, por los Estados Unidos y por varios países europeos, surgen el entorpecimiento y los sabotajes de Argelia.
Así, el Gobierno de Tebboune no vaciló en imponer restricciones comerciales a sus socios europeos, empezando por España y Francia. Argel ve en Rabat un rival regional a quien se opone de manera incondicional y recurre al Frente Polisario para intentar reducir la vinculación de Marruecos con el África continental a través del Sáhara marroquí, habida cuenta del visto bueno internacional a la iniciativa real de la Fachada Atlántica.
No obstante, la posición de Marruecos en la política internacional está cada vez más presente y se toma en consideración para las decisiones de la política exterior de las principales potencias económicas del mundo. Más de 100 países consideran que la única solución y la mejor para ambas partes en el conflicto del Sáhara es el plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007.
En este contexto, y siguiendo el ejemplo de sus socios europeos y americanos, en particular de Estados Unidos, Francia y España, Bélgica ha expresado en estos días su apoyo al plan de autonomía marroquí del Sáhara Occidental. Y también recientemente, tras la apertura de su Consulado General en El Aaiún en enero de 2020, la posición de la República Democrática Santo Tomé y Príncipe ha sido reafirmada por la ministra a favor de la soberanía del Reino alauí sobre los Territorios del Sur.
Por lo que respecta a la política exterior marroquí, los medios africanos han reconocido la iniciativa del rey Mohamed VI para transformar Dajla en un centro continental, reforzando así la posición de Marruecos como catalizador de una África unida y prospera.
Socio de los defensores de la estabilidad
Marruecos se considera un pilar de estabilidad y un actor clave para Europa, frente a las complejas dinámicas y los cambios geopolíticos en el Mediterráneo y en el norte de África. La política exterior del país aboga, este sentido, por la seguridad y la paz desempeñando el papel de estabilizador de la región listo a cooperar con todos los socios defensores de esta estabilidad.
El país magrebí se distingue por su moderación y estabilidad política, lo que hace de él un miembro responsable y de confianza para la comunidad internacional. La iniciativa real de dar a los países del Sahel un acceso al océano Atlántico es una prueba de la intención de Marruecos de conseguir el desarrollo y la prosperidad de la región.
Asimismo, Marruecos trabaja sobre la promoción y puesta en marcha de proyectos de gran envergadura, como el gasoducto transafricano que une a Nigeria con. Un proyecto que contribuirá a la seguridad energética europea y africana.
Siendo líder de la cooperación Sur-Sur y del desarrollo en África, Marruecos se esfuerza, a nivel del Magreb Árabe, en convencer a las facciones rivales libias para llegar a un acuerdo político a fin de restablecer la estabilidad en ese país asolado por la guerra.
Comprometido permanente en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas, el país ha demostrado su saber hacer y su contribución significativa en esta guerra contra las redes terroristas regionales que se ha desplazado hacia la región del Sahel que sufre a merced del terrorismo, los tráficos mafiosos, las veleidades separatistas y las querellas de posicionamiento político y geoestratégico.