Marruecos diseña su nueva generación de inteligencia para el año 2030
- Nueva generación 2030
- Coordinación para un modelo internacional
- Arquitectura adaptada a los desafíos de hoy
El informe publicado por el Instituto de Estudios Geopolíticos y de Seguridad ROCK, en colaboración con el grupo Quantinel, sitúa a Marruecos como referencia regional y mundial en materia de seguridad e inteligencia, capaz de construir la nueva generación de 2030, apostando por la coordinación entre sus agencias tanto a nivel interno como externo.
Los servicios de inteligencia marroquíes son un mero instrumento de seguridad interna del estado moderno, sino que son una palanca estratégica para proteger la soberanía nacional y la estabilidad del país.
A lo largo de décadas, estos servicios han demostrado, especialmente desde 2003, una rápida y eficaz evolución, por medio de las diferentes agencias de seguridad del país: la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN), la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED) y la Dirección de Vigilancia del Territorio (DVT) y la Dirección de Inteligencia Militar (DRM).
La coordinación eficiente entre las diferentes agencias, así como la actualización constante de su marco legal y tecnológico permite a Marruecos armarse de manera adecuada para enfrentar y saber gestionar las crisis y las amenazas del nuevo milenio.
Nueva generación 2030
La inteligencia marroquí, que vela desde siempre por preservar la integridad territorial y la seguridad interna, ha experimentado durante el reinado de Mohamed VI una profunda transformación jurídica y operativa.
En un mundo interconectado, lleno de amenazas que exigen una gran capacidad de adaptación como factor determinante de la soberanía, esta modernización no responde solamente a imperativos técnicos o diplomáticos, sino que constituye una inversión estratégica en la legitimidad, la credibilidad, la seguridad y la resistencia de Marruecos.
El reto en el horizonte de 2030 no será solo proteger el territorio, sino anticipar las amenazas en un entorno tecnológico incierto, donde los datos se convierten tanto en materia prima como en armas de guerra. Ello requiere de la capacidad de movilizar el poder de la inteligencia como palanca de poder global en el contexto de un marco normativo ágil y una cultura de innovación soberana.
Marruecos ha demostrado, durante las dos últimas décadas, su capacidad para conjugar seguridad y respeto de las libertades. El próximo desafío será demostrar que, en la era de la IA y la cuántica, puede mantenerse a la cabeza de la prevención, el control de la información y la defensa de los intereses nacionales, mientras sigue inspirando confianza entre sus ciudadanos y sus socios.
El objetivo es mantener un alto nivel de eficiencia operacional teniendo un marco jurídico en evolución que garantice los derechos fundamentales y la confianza nacional e internacional. En este sentido, Marruecos está consciente de la relevancia de su alineación con los estándares internacionales: el Convenio de Budapest, el Convenio 108+ o las cooperaciones específicas con socios regionales y estratégicos, con el fin de reforzar la posición de Marruecos como actor fiable e influyente en la seguridad global.
Coordinación para un modelo internacional
Mientras que el liderazgo de Abdellatif Hammouchi al frente de la Dirección General de Seguridad Nacional y la Dirección General de Vigilancia del Territorio ha fortalecido la coordinación operativa entre las agencias, la Dirección General de Estudios y Documentación, dirigida por Mohamed Yassine Mansouri, ha desempeñado un papel central en la diplomacia de seguridad.
Esta coordinación a nivel de las agencias junto con la diplomacia de defensa ha desplegado esfuerzos para consolidar la confianza de Marruecos entre sus socios regionales e internacionales, tanto en la lucha contra el terrorismo como en la seguridad estratégica en las fronteras magrebíes y europeas.
El modelo que Marruecos está desarrollando ha sido destacado por el informe ROCK como un referente regional en la gestión de amenazas híbridas. Cabe recordar que el modelo integral de inteligencia es una aplicación directa de las directrices y la coordinación estratégica del Rey Mohamed VI, jefe Supremo y jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Reales.
Marruecos ha adoptado, además, un enfoque centrado en riesgos internos hacia un modelo integral capaz de abordar guerras híbridas, ciberdelitos, espionaje económico y desafíos digitales avanzados, reflejando la capacidad del país para adaptarse a un entorno de seguridad complejo y en constante transformación.
Después de la independencia en 1956 hasta la actualidad, la historia de Marruecos en materia de seguridad e inteligencia pasa por tres momentos clave. El primero, cuando recuperó una parte de las estructuras de seguridad e inteligencia del protectorado francés y la adaptó a sus necesidades.
El segundo es el punto de inflexión estratégico del 16 de mayo de 2003, cuando Casablanca fue afectada por atentados que dejaron 45 muertos y cientos de heridos. Ha sido un choque nacional que hizo que Marruecos adoptara con urgencia la Ley 03-03 sobre la lucha contra el terrorismo.
En cuanto al tercer momento, es la adopción de la Constitución de 2011 que ha anclado la inteligencia en el estado de derecho, introduciendo los artículos clave 24 y 27 para enmarcar las actividades de inteligencia para la protección de la vida privada y del secreto de las comunicaciones y el derecho de acceso a la información, con excepciones para la seguridad y la defensa respectivamente.
En esta línea, no se trata de la prevención del delito o el terrorismo: es un instrumento de soberanía nacional y proyección de influencia. En un mundo globalizado y en perpetuo cambio, donde la información viaja más rápido que la ley, los servicios de inteligencia son esenciales para anticipar las amenazas, reducir la incertidumbre y preservar la estabilidad interna.
Actualmente, la inteligencia marroquí y el servicio de defensa de la integridad territorial y del mantenimiento del orden social deben enfrentar un doble imperativo: seguir siendo eficaz respetando el derecho nacional e internacional (derechos humanos, protección de datos).
Arquitectura adaptada a los desafíos de hoy
La inteligencia marroquí se apoya en un ecosistema rico, variado e históricamente integrado a las estructuras del estado. Cada servicio tiene misiones propias, a veces complementarias, en ámbitos que van desde el contraespionaje hasta la ciberseguridad, pasando por la inteligencia exterior, la inteligencia financiera y la vigilancia del territorio.
Marruecos goza de una gama mucho más amplia de organismos de inteligencia de los cuales algunos trabajan en campos muy especializados o clasificados, y cuyas misiones son poco conocidas por razones obvias de seguridad nacional.
En el marco de un entorno interconectado y de crisis múltiple, el país ha visto cómo, desde la década de 2000, las amenazas se han vuelto más complejas, rápidas y transnacionales.
Por esta razón, han actualizado la adaptación de su estructura institucional según una arquitectura que responde a los estándares internacionales para poder enfrentarse a varias amenazas:
- El terrorismo globalizado: tras el ascenso del EI y de Al-Qaeda en el Magreb islámico (AQMI), Marruecos tuvo que reforzar su capacidad para desmantelar células antes de pasar a la acción.
- La guerra híbrida: bajo forma de campañas de desinformación dirigidas a la reputación del Reino, junto con ciberataques contra instituciones públicas e infraestructuras vitales.
- La ciberdelincuencia avanzada: a través de ataques a operadores de telecomunicaciones.
- El espionaje económico e industrial: robando datos estratégicos relacionados con la energía, las telecomunicaciones y la investigación científica.
- La delincuencia transfronteriza 2.0: incluidos el tráfico de migrantes, el blanqueo de capitales y la explotación ilícita de los recursos marítimos.
Además de estos retos, surgen amenazas emergentes como la IA generativa para la desinformación, tecnologías cuánticas que amenazan el cifrado y los deepfakes utilizados para la influencia política.
En este contexto, las amenazas tecnológicas evolucionan más rápido que los ciclos legislativos, de hecho, Marruecos ha de desarrollar un marco ético y legal para gestionar la inteligencia artificial a fin de llegar a enmarcar la vigilancia algorítmica y evitar sesgos; así como enfrentar el avance de la tecnología cuántica que impone una migración hacia algoritmos post-cuánticos para evitar, finalmente, el riesgo "harvest now, decrypt later".