Marruecos prohíbe la entrada de parlamentarios europeos que apoyan la secesión en el Sáhara Occidental
Las autoridades de Marruecos han impedido la entrada en territorio nacional de parlamentarios europeos tendentes a apoyar la secesión en el territorio del Sáhara Occidental.
Las autoridades marroquíes decidieron así deportar a cuatro miembros del Parlamento Europeo y a dos de sus acompañantes después de considerar que intentaron entrar ilegalmente en la ciudad de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, en una medida calificada de “provocativa” por parte del reino marroquí. Se trata de Anna Katti Lemström y Jussi Saramo, europarlamentarios de partido finlandés Alianza de Izquierda, Isabel Serra, diputada del partido español Podemos, y Catarina Martins, diputada del partido socialista portugués Bloque de Izquierda, además de Pablo Quesada Martín, vicepresidente adjunto del Grupo de Izquierda en el Parlamento Europea, junto con otro responsable de comunicación que los acompañaba en el viaje.
Autoridades locales de El Aaiún intervinieron para evitar la bajada del avión y la posterior entrada de estos políticos europeos destacando que “el respeto de la soberanía nacional sigue siendo una línea roja que no puede cruzarse bajo ninguna justificación”, ya que desde el Estado marroquí se considera que este tipo de reivindicaciones y actitudes no respetan los controles legales que determinan la entrada ordenada de ciudadanos extranjeros en territorio nacional.
Según el punto de vista de Marruecos, estos políticos tratan de influir para apoyar las tesis separatistas, sin ninguna autorización oficial del Parlamento Europeo, lo que entra en conflicto con las leyes que regulan las visitas oficiales en el país norteafricano.
Precisamente, desde los postulados de izquierda a nivel internacional se defiende la celebración de un referéndum de independencia del pueblo saharaui, postulado que defiende el Frente Polisario y Argelia, grandes rivales políticos de Marruecos.
A pesar de su estatus parlamentario, los interesados intentaron acceder a las consideradas regiones del sur de Marruecos sin ninguna autorización oficial del Parlamento Europeo, aprovechando la condición de parlamentario para intentar imponer una agenda unilateral. Se entiende que este paso no refleja la posición oficial de la institución legislativa europea, que anteriormente había emitido directivas que impedían a sus miembros realizar visitas o misiones al extranjero sin autorización o coordinación previa.
Marruecos defiende que el Sáhara Occidental es parte de sus provincias del sur y propone un Plan de Autonomía para el territorio que dejaría este bajo soberanía marroquí, otorgando gran capacidad de autogobierno a las autoridades saharauis y respetando las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Esta propuesta de Marruecos tiene un amplio apoyo internacional, incluido el de importantes potencias como Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Alemania o Francia, que consideran la proposición marroquí como la más seria y realista para solventar el diferendo saharaui, que dura ya muchos años desde el fin de la etapa colonial. Mientras, la defensa de la celebración de un referéndum de independencia entre la población saharaui tiene menos respaldo a nivel internacional a pesar de los esfuerzos del Frente Polisario y Argelia.
Este incidente de prohibición de entrada llega en un momento en que las relaciones euro-marroquíes están experimentando una dinámica positiva, especialmente después de la reunión entre el presidente de la Cámara de Representantes marroquí, Rachid Talbi Alami, con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Mizzola, el pasado mes de diciembre, durante la cual se subrayó la importancia del diálogo y la cooperación entre las dos instituciones.
La decisión de deportación por parte de Marruecos tiene que ver con la defensa de su soberanía nacional al entender que el Sáhara Occidental es parte de sus provincias del sur y se circunscribe al rechazo de injerencia externa en los asuntos internos del Estado marroquí, sobre todo cuando se trata de algo que atenta contra las buenas relaciones entre el reino marroquí y la Unión Europea.