Marruecos tiene que ser la apuesta de Francia, España y Europa
El periodista Pedro González, fundador de Euronews, Canal 24 Horas y colaborador de Atalayar, analizó en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid el recibimiento de Macron en Marruecos tras la remodelación del Gobierno del primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch, para impulsar decisiones sobre las reformas que necesita el país.
Además, consideró la anulación del Tribunal de Justicia Europeo sobre los acuerdos comerciales entre Marruecos y la Unión Europea.
Por tu condición como corresponsal en París durante muchos años, conoces bien la política francesa y el transcurso de lo que han sido las relaciones con Marruecos. Francia fue potencia colonial allí. Durante casi tres años han estado absolutamente distanciados, rotas las relaciones por una serie de problemas en asuntos delicados. Pero la realidad es la realidad. Todos nos comemos el orgullo muchas veces. En este caso, los franceses, a diferencia, por ejemplo, de los españoles, cuando apuestan por Marruecos, apuestan de verdad.
Y en este caso es una muestra evidente de que se imponen naturalmente las necesidades de Estado por encima de otras opiniones. Es evidente que en eso todos los franceses están de acuerdo, me refiero al espectro político, sea tanto del Gobierno como de la oposición, están de acuerdo en esa apuesta, justamente por el norte de África y más en concreto por Marruecos. Sobre todo, porque la pérdida de Francia en el resto de África en sus dominios en el África occidental no solo ha disminuido, sino que en algunos casos ha desaparecido de forma absolutamente ostensible.
En este caso, Marruecos cobra un valor redoblado, sobre todo para Francia, para Europa absolutamente, y naturalmente para España, y eso tiene que traducirse en una cooperación en muchísimos campos. Cierto es que el avance de Marruecos ha sido importantísimo en los últimos años, pero como es obvio, el país norteafricano y Mohamed VI aspira mucho más, y naturalmente es el momento de que los países europeos, en concreto sus vecinos más inmediatos, como son España y Francia, apuesten por ello. En este aspecto, a mí me parece que Francia antepone naturalmente su visión de Estado, que la tiene y está muy consolidada, con ese manojo de dinero, de inversiones que se apresta a derramar sobre la que fuera su antigua colonia.
Esta semana he estado en Marruecos, el miércoles de la semana pasada estuvimos en la jornada de la industria, con medio Gobierno y las principales empresas marroquíes, porque en contra de lo que está haciendo Europa, Marruecos está apostando por la industrialización del país, algo que le va a permitir tener unas estructuras, por supuesto que le queda tiempo para desarrollarlo, etc. Donde todos están hartos de la arrogancia, de lo que es la grandeza francesa y, en ese caso, los empresarios españoles entraron desde hace 4, 5 o 6 años perfectamente, porque la forma de ser es diferente, porque el expertise y el know-how ya se asemejan mucho. España políticamente, por aquello de que en el Gobierno tenemos 5 ministros que son favorables al Frente Polisario, y son anti marroquíes, el Gobierno toma la decisión de apoyar la propuesta del Plan de Autonomía marroquí del Sáhara. Un dictamen que es correcto, pero no que no gestiona, y tampoco pone el músculo financiero para que empresarios españoles puedan hacer buenos negocios en Marruecos.
El caso es verdaderamente insólito y lamentable. No ya de que no haya una política de Estado coordinada con la oposición, es que no la hay ni dentro del propio Gobierno, como acabas de señalar. Es una anomalía y da una tristeza absolutamente insólita. Y volviendo a lo que decías de Francia, evidentemente da “una cierta envidia” esa política de Estado, que no solamente la practica Francia, Estados Unidos, Reino Unido… países que son serios en su conformación y en su visión, no solamente interior, sino en especial del exterior.
En el caso de Marruecos está claro. El neocolonialismo que ha practicado Francia ha sido bastante ostensible, que, a raíz de las independencias de los años 50 y 60 en los países africanos prácticamente sí, se marchaban, pero después dejaban instituciones, como era justamente la del Franco CFA, que prácticamente era un mantenimiento del poder colonial.
En el tema económico-comercial de sus materias primas, que en lugar de que estos países puedan manufacturarlas ellos, Francia, y Reino Unido también lo hace, se beneficia de esas materias primas, manufacturan en Francia o en el Reino Unido, y luego las venden. Es una de las salidas para el desarrollo. El tema de la inmigración es que estos países puedan ser capaces de manufacturar sus propios productos.
Eso implica un know-how, y eso significa formación. Algo que las potencias que fueron realmente coloniales, y ahí me enorgullezco de nuestro país, de España, que nunca practicó esa política.
Eso sería otro tema muy largo, el caso de Iberoamérica, la cantidad de legado que dejamos de universidades, colegios, y que no ha sido lo mismo en el caso, digámoslo claramente, ni de Francia, ni de Reino Unido. A las pruebas me remito, y es que todo eso resurge ahora en esa reivindicación de que nosotros también por otras vías hemos alcanzado nuestra propia madurez y queremos tratarlos en igualdad de condiciones.
El Tribunal de Justicia Europeo anuló, rechazando el recurso de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, la sentencia original, anulando los acuerdos comerciales entre Marruecos y la Unión Europea porque incluían productos cultivados y producidos en suelo marroquí y en la pesca. Llevamos más de un año sin poder pescar en aguas saharianas porque no se ha consultado al pueblo saharaui. Lo primero es acatar las sentencias de los tribunales, me pueden gustar más o menos, pero sí se pueden analizar a la hora de que hay un problema y muy grave y es: ¿qué es el pueblo saharaui?
Eso es evidente porque a la hora de la verdad, los tribunales, y volvemos a decirlo, sobre todo entre demócratas y liberales, naturalmente las sentencias se acatan siempre y además hay que confiar en los tribunales por muchas razones, pero sobre todo por una fundamental, ellos aplican la ley.
La ley siempre la construyen los políticos como representantes de los países y de los pueblos. Es evidente que el Tribunal de la Unión Europea ha aplicado la ley tal y como está, pero la realidad es diferente sobre el terreno. Corresponde naturalmente a los políticos el testar esa realidad, y, si se corresponde justamente, ver cuáles son las vías de solución y tratar de arreglarlo, es decir, conformar esa nueva legalidad que debía de darse, aceptada internacionalmente.
Es verdad que se han dado muchísimos pasos en ese reconocimiento, es decir, aunque ha costado muchísimas incomprensiones, pero todo eso se tiene que plasmar en un reconocimiento internacional pleno y eso es automáticamente labor de los políticos. Después serán los tribunales los que aplicarán los diferendos.
Si es evidente que en el entretanto nosotros somos de los peores perjudicados porque evidentemente ese acuerdo de pesca sobre 92 licencias, 80 corresponden en términos concretos a la región de Andalucía y las otras 12 que vienen de Galicia, etc. Y evidentemente es un roto bastante importante en una industria y sobre todo en una actividad que es muy tradicional e importante para España.